La tendencia climática que reporta la Comarca Lagunera, se ha mantenido desde inicios de agosto entre los 37 y 40 grados centígrados, situación que afecta en múltiples aspectos el estado anímico de los habitantes.
El psicólogo y catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Coahuila, Roberto López Franco, establece que la ola de calor está generando una sensación de fatiga muy fuerte en la mayoría de las personas.
"Es fatiga luego se traduce en estrés ante las inclemencias del medio ambiente. Como no ceden estas temperaturas, la gente no puede manejar mucho tiempo los niveles de estrés sino que tienen que ser canalizados a través de cierta sintomatología, hay gente que genera trastornos del sueño, otra que genera trastornos alimenticios y otras más que se siente triste, deprimida y se aísla, que por el calor intenso que sentimos prefiere no salir de casa".
Estableció que esto no sólo es un acto de evasión física sino como una fuga psicológica.
Estos síntomas pueden experimentarse al mismo tiempo en una persona producto de una prolongada, es decir, diaria exposición, deshidratando y fatigando paulatinamente.
"Cuando hay deshidratación la gente puede llegar a tener crisis de ansiedad que pueden derivar en ataques de pánico, violentos. Hay gente que incluso pudiera optar por dormir permanentemente ante la imposibilidad de mantener una relación social con este calor, pero lo común que encontramos en el plano social es una irritabilidad manifiesta".
Esto se refleja en conductas agresivas en el plano laboral, al momento de conducir. Son que los afectados entiendan que las emociones se descontrola ante el calor intenso.
Si bien las disputas se pueden presentar en casa, el psicólogo no descarta que para que exista conflicto producto por la ola de calor, está no sería más que la consecuencia de una mala relación.
Aunque se piensa que el cambio climático no discrimina, la población más vulnerable es la de escasos recursos.
Esto se agrava en una ciudad como Torreón que adolece de carpeta verde, es decir, hay múltiples colonias que no cuentan con plazas o jardines, e incluso sufren de desabasto de agua potable, lo que incrementa la sensación térmica y exacerba el sentimiento de irritabilidad y la sensación de inseguridad.
Lopez Franco concluye que el clima afecta a todos pero con mayor medida al habitante en pobreza que tiene condiciones socioeconómicas y culturales específicas que les impide sobrellevar el calor sofocante que se mantiene en el ambiente.
Por ello y aunque dijo que el agua sale caliente en la regadera, se recomiendan las duchas y de inmediato, colocarse frente a un ventilador para mitigar la sensación térmica, así como ingerir alimentos frescos e hidratarse constantemente.