Un cigarro es pequeño, económico y de fácil acceso para la personas, pero es una droga legal que puede traer grandes problemas de salud, empobrecimiento social e incluso la muerte.
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Al grado que cada año, más de 8 millones de personas en el mundo fallecen a causa del alto consumo de tabaco, por lo que la Organización Mundial de la Salud decretó cada 31 de mayo como el Día Mundial Sin Tabaco.
El especialista en Neumología del Hospital Civil de Tampico “Carlos Canseco”, Joaquín Andrés Eraña Díaz, señaló que la lucha legal para tratar de crear conciencia social y que las personas dejaran de fumar y cuidaran su salud inició férreamente en los años noventas, cuando se buscó que las compañías tabacaleras modificaran una palabra en sus cajetillas de cigarros.
Para que en lugar de decir: “fumar puede causar cáncer”, dijera “fumar causa cáncer”, pero no se logró dicho cambio.
Por lo que la Organización Mundial de la Salud reconoció oficialmente el Día Internacional Sin Tabaco en 1987, por lo que desde ese entonces se busca que no caigan tantas personas en la adicción al tabaco.
Padecimientos
En la lista de padecimientos destaca la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar, asma, cáncer de pulmón y otros tipos, hipertensión arterial, gastritis crónica, enfermedades coronarias, así como accidentes cerebrovasculares, entre otros perjuicios.
Expuso que hay personas que fuman una cajetilla diaria de cigarros, pero otras consumen dos o más, lo cual es verdaderamente grave, ya que el consumir más de 20 cigarrillos habla de una adicción delicada que tiene que atenderse de inmediato, ya que daña severamente la salud, genera enormes costos económicos a las personas, afecta a sus familias y puede llevarlos a la pobreza, ya que una adicción difícil de controlar y sobre todo dejar, que sería lo ideal para su bienestar y el de sus familias.
“El fumar de forma constante perjudica al cuerpo, pero también a todas aquellas personas que no fuman pero están cerca de un fumador, los cuales son denominados como fumadores pasivos.
“Al inhalar el humo del tabaco, el fumador promedio absorbe de 1 a 2 miligramos de nicotina por cigarro, la nicotina alcanza rápidamente los niveles máximos en el flujo sanguíneo e ingresa al cerebro, lo que ha generado que actualmente se convierta el consumo del tabaco en la tercera causa de muerte a nivel mundial.
“Por eso los esfuerzos que hace la Secretaría de Salud Federal para que los adolescentes y adultos jóvenes no inicien con el consumo del tabaco y no caigan en una adicción”.
Voluntad y decisión
El director del Centro de Atención Psicológica “Freedom” en el sur de Tamaulipas, Gabriel Rubio Badillo, señaló que la clave más importante para dejar el consumo del cigarro o la adicción al mismo, es la voluntad y decisión del fumador, por el deseo de vivir y llevar una vida más saludable y el amor a su familia.
Recalcó que si una persona fuma una cajetilla de cigarros al día puede ser por una cuestión psicológica, pero si sobrepasa los 20 cigarrillos e incluso el consumo de las dos cajetillas se trata de una adicción y requiere el apoyo de uno o varios especialistas, dependiendo el grado de adicción, así como el tiempo que se ha consumido está droga legal.
“Sí efectivamente, cuando hay una situación en donde no se ha generado una dependencia química profunda, la persona todavía tiene el poder de decisión y voluntad, y de ahí partimos para que deje el cigarrillo, pero lo tiene que desear, ese es el primer paso.
“El segundo es someterse a una terapia para encontrar la raíz del porqué de esa conducta autodestructiva, todas las adicciones se catalogan como conducta autodestructiva o autolesiva.
“Puede haber diversas razones, pero te puedo decir que el común denominador es que hay un deseo inconsciente o parcialmente consciente de hacerse daño, y eso lo podemos arreglar a nivel emocional y psicológico.
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“Pero cuando hay una dependencia físico química se requiere la ayuda de un psiquiatra para que apoye con el suministro de fármacos y una terapia” recalcó el especialista.
Expresó que, una vez que un paciente toma la decisión de someterse a una terapia en seis meses y no más de un año puede superar la dependencia al cigarro y la adicción.
Esto dependiendo de los recursos psicológicos de la persona, su motivación para dejar el cigarro, así como el apoyo de sus familiares y amigos.
Pero una vez dejando el cigarro requiere encontrar otros intereses o actividades que suplan lo que el consumo de tabaco cubría para no recaer.
Manifestó que lo que más le preocupa son los adolescentes, ya que en diversas terapias ha detectado que empiezan a fumar entre los 11 y 12 años de edad; es decir, entre sexto de primaria y primer grado de secundaria.
Y lo hacen para evadir problemas en su realidad, controlar cierta ansiedad, buscar la aceptación social de cierto grupo de amigos y sentirse incluidos, o para sentirse grandes.