Para Rosalía, esta mañana de lunes fue toda una aventura al tener que alistarse para sus clases presenciales, después de 703 días de no visitar las instalaciones de su universidad. Se despertó entusiasta, desayunó y salió corriendo para tomar la combi que la llevaría a la Central de Autobuses en Pachuca, proveniente de Zempoala, y de ahí tomar otro transporte para llegar a tiempo a la Ciudad del Conocimiento, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), “pero sí fue pesado volverá retomar mi trayecto, me hice casi dos horas y sólo vengo por una materia”.
A pesar de la prisa que llevaba por entrar a las aulas, una fila de estudiantes aguardaba desde poco antes de las 9:00 de la mañana, ya que las autoridades universitarias activaron el protocolo sanitario que se estará aplicando desde este regreso, a cada uno de las y los alumnos, así como personal docente y administrativo, quienes tendrán que pasar por el filtro sanitario.
Temperatura: 35.5, marcó en Rosalía, quien después se tuvo que colocar un poco de gel antibacterial y lograr llegar a tiempo a su primera clase, “sí, me siento entusiasta, tenía ganas de regresar a la escuela, de conocer a mis compañeros y de de poner atención a mi maestra”, dijo la joven.
Algunas madres y padres de familia acompañaron a sus hijos a este retorno a clases presenciales, algunos les daban la bendición, a otros los abrazaban para desearles un buen día, y otros observaban la entrada a las instalaciones, en donde se formarán profesionalmente muchos jóvenes universitarios.
“Estaba preocupado porque mi hija no estaba estudiando, encerrados, les afecta el cerebro por lo que aplaudo el regreso a clases presenciales. Vine a dejar a mi hija porque nosotros venimos a Huehuetoca y nos hicimos tres horas de camino, y casi 300 pesos de trasporte, pero vale la pena para que ella siga estudiando”, indicó Martín Velázquez Olvera.
Y así, entraron a las aulas, “la universidad volvió a tener vida”, expuso un trabajador de limpieza, mientras las y los maestros daban las indicaciones a sus alumnos: “no se sienten en las butacas marcadas para que sigamos los protocolos”, dijo una de ellas, quien se decidió a proseguir con su clase de inglés a las y los jóvenes que han iniciado sus actividades presenciales en la escuela.
“Me siento contento, ya extrañaba esto, pero el saber que fueron poco más de 700 días de no pisar un aula, fue complicado, pero ahora continuaremos con nuestros estudios”, expuso Jorge, quien escribía en su libreta las indicaciones de su profesora, mientras continuaba la explicación de su materia, “y ya se extrañaba estar así, ofreciendo el conocimiento”, refirió una docente.