Cada año nacen hasta 16 mil bebés con afecciones cardíacas por razones de tipo genético, consumo de drogas, alcohol, mal manejo de la diabetes y otras enfermedades durante el embarazo, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud.
“Lo fundamental es que haya una detección del problema a tiempo. Es importante que se realicen pruebas diagnósticas oportunas y continuas, para que se puedan elaborar estrategias de atención adecuadas; particularmente, con miras a que un bebé pueda desarrollar una infancia plena, incluso bajo situaciones complejas como la que implican las cardiopatías”, explicó Roberto Santos, director Médico de Kabla, empresa encargada en la distribución de pruebas diagnósticas.
En el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas que se conmemora el 14 de febrero, Santos detalló que las malformaciones cardiacas forman parte de los principales padecimientos congénitos del país que requieren medidas desde el embarazo, como controlar enfermedades crónicas, la diabetes, evitar el abuso de sustancias como alcohol, drogas y medicamentos; la aplicación de la vacuna contra la rubéola y consumir ácido fólico.
Las principales cardiopatías congénitas son las alteraciones de las paredes que dividen el lado izquierdo y derecho del corazón. Otra alteración frecuente es el conducto arterioso persistente, en el que dicha estructura -que generalmente se cierra poco después del nacimiento-, sigue abierta lo que provoca insuficiencia cardíaca.
Existe otra cardiopatía congénita presente en la población del país que es la tetralogía de Fallot, la cual implica cuatro defectos del corazón y de sus vasos sanguíneos, “lo que perturba el flujo sanguíneo y fundamentalmente la oxigenación; para su corrección requiere cirugía cardiaca con excelentes resultados en nuestro medio”, de acuerdo con el especialistas.
“En el momento que se identifiquen síntomas de una cardiopatía en un bebé o infante es indispensable que se lleven a cabo todas las pruebas diagnósticas posibles para descartar o confirmar el padecimiento. Un diagnóstico temprano hace toda la diferencia del mundo para la calidad de vida de un niño en esa situación. Asimismo, es necesario hacer un seguimiento constante a los niveles de salud del infante”, añadió.
Los menores con síndrome de Down tienen una alta prevalencia de estas enfermedades, se calcula que cerca del 60 por ciento tienen una cardiopatía subyacente, por lo que las valoraciones periódicas son clave para su diagnóstico oportuno y tratamiento.
Algunos de los principales síntomas de las diversas malformaciones cardiacas de bebés e infantes son arritmias; cambio en la coloración de la piel, labios y uñas, sobre todo en tonos azulados; cansancio rápido y problemas para respirar; por último, edemas constantes, ya sea en tejido corporal u órganos.
La mayoría de las cardiopatías congénitas tienen una hemodinamia específica, incluyendo volumen y sobrecarga de presión, así como cianosis e hipertensión pulmonar, asociadas con anormalidades anatómicas que pueden conducir a la activación de una serie de mecanismos homeostáticos como liberación de neurohormonas, citoquinas inflamatorias, fibroblastos y activación de las células del endotelio vascular.
Por ello Kabla, empresa de dispositivos y de diagnósticos, resaltó la importancia de medir biomarcadores específicos.
DM