Joaquina Del Valle Ortiz sonríe y muestra la variedad de ropa que realiza con el telar de cintura, desde chales, zarapes y colchas, cada uno con el toque especial que le inyecta la mujer mientras lo realiza.
Originaria de Acaxochitlán, Joaquina recuerda que hace 27 años aún su esposo Juventino Martínez Pérez la acompañaba a colocar el puesto dentro de la Feria de Pachuca, pero es el mismo tiempo en el que ahora tiene que hacerlo sola.
“A mi esposo me lo mataron. Él era muy bueno, muy buena persona, pero lo mataron”, recuerda con nostalgia, para proseguir explicando que desde hace 27 años tuvo que continuar haciendo su vida y vivir de lo que sabía hacer: bordar y tejer con telar de cintura.
“No me dedicaba a vender estos productos, pero después de que mataron a mi esposo, un grupo de artesanos me animó a realizar mis propios productos, así comencé a trabajar para sacar adelante a mis hijos”, explica.
Los bordados formaron parte de su vida “porque tenía que sacar adelante a mi hijo que estaba en ese entonces en la Prepa 2 de Tulancingo, ahora tiene 56 años pero fue un orgullo sacar adelante a todos mis hijos, porque me mataron a mi marido y él no era un hombre de pleito”, refiere.
Indica que cuando no había Feria de Pachuca se iba a Puebla, en tren y en la estación podía vender sus productos porque llegaba mucha gente de la Ciudad de México que apreciaba su trabajo y adquirían sus productos.
“Pero antes las prendas las pintaba con añil, a la antigua, porque ahora ya no lo hacen, por lo que mis manos quedaron afectadas, quedaron con manchas oscuras y ya no se me quitó el color”, dice, mientras frotas sus manos.
“A mi esposo le decían ‘El Hermano’ porque era bueno y ahora que estoy en este Pabellón Artesanal, me acuerdo más de él, lo extraño porque nos llevábamos bien y ahora ya no está”, expone.
En estos recuerdos, Joaquina muestra una foto con su nieta, y platica que pese a que fue muy difícil trabajar teniendo a sus hijos, hoy se siente orgullosa de ella misma y el trabajo que realiza, porque la lleva a tener sus propios recursos para mantener sus gastos.
“Mi hija Rebeca sacó la maestría y mi hijo Néstor es fotógrafo, la de Querétaro, Esther, es diseñadora de arreglos florales y le va muy bien, aunque Rebeca me dio susto porque ella vive en Colima y desde que tembló, no sabía nada de ella, hasta estaba en duda de que viniera a la Feria de Pachuca porque iba a ir para allá, pero ya recibí su llamada y me siento más tranquila”, indicó.
Es así como en cada una de sus piezas bordadas las apila en su puesto que le tocó dentro del Pabellón Artesanal de la Feria de Pachuca, e invita a la sociedad a que sea parte del impulso de las y los artesanos que dan precios justos y requiere del apoyo de la sociedad para seguir adelante y que no se pierda esta tradición, “porque mi esposo y yo siempre luchamos para ofrecer lo mejor, pero ahora que no está lo extraño”, concluyó.
Para esta edición de la feria se habían registrado 131 personas en la convocatoria emitida en agosto, sin embargo, se ha buscado la forma de apoyar a más artesanas y artesanos, esto a través de espacios compartidos, en los cuales habrá temas diferentes, así como variedad de personas, quienes podrán vender de manera itinerante sus productos, tanto en la zona artesanal como la gastronómica del pabellón.