La apertura y operación de los grandes centros comerciales, ha dejado como consecuencia el cierre paulatino de las tradicionales carnicerías de barrio e incluso en el centro de la zona urbana, de ahí que el sacrificio en el Rastro en Lerdo se ha reducido hasta en un 70 por ciento, debido a que estos centros adquieren su carne en los rastro Tipo Inspección Federal.
Lo anterior lo dio a conocer Hugo Guillen Martínez, director de este centro de sacrificio municipal, quien sostuvo como ejemplo que en la actualidad la “matada” es de apenas 12 a 13 reses por día, mientras que hace no muchos años la operación la hacían de 30 a 40 animales diarios, de ahí el desplome.
No descartó que a eso se agrega la aparición y funcionamiento de nuevos rastros de alta tecnología de empresas privadas, por lo que muchos introductores acuden con ellos, de ahí que se tiene un proyecto ambicioso que busca la modernización del equipamiento como de las instalaciones del Rastro Municipal a fin de mantenerlo en buenas condiciones de operación, el cual fue enviado a la Ciudad de México a una dependencia para su revisión y autorización.
Al tiempo, dijo que esto no significa que el Rastro incumpla con las normas sanitarias, ya que en ello se tiene cada mes la visita de inspectores de la Comisión de Prevención de Riesgos Sanitarios del Estado de Durango (Coprised), los cuales revisan las instalaciones, flujo y calidad de agua, instalaciones en general y en todas se ha tenido una aprobación.
Guillen Martinez expuso que el problema puede estar radicando en que muchas de las familias de hoy ya dejaron de acudir a la carnicería de la esquina, del barrio e incluso del mercado a comprar su carne como antaño y ahora lo hacen directamente en los grandes centros comerciales que se tienen en Lerdo, como son Aurrera, Al Súper y Mercado Soriana e incluso Sams que también verde carne selecta de primera calidad.
Mucha gente compra su carne en esto centros comerciales, pues es carne de primera, de animales de agostadero, toretes se les llama y la gente va a estos, pues incluso gente que se dedica a la venta de carne asada ahí acude y eso implica la desaparición de muchas carnicerías pequeñas que eran negocios familiares, de ahí que quedan pocas las que aún se resisten al cierre de sus cortinas de manera definitiva, algo que también le pega a los rastros públicos municipales.
EGO