La prematuridad presenta una alta incidencia en México. Anualmente, más de 200 mil nacimientos se registran entre las 21 y 36 semanas de gestación con un peso menor a los 2,500 kilogramos, lo que representa un riesgo a la morbilidad y mortalidad del menor, de acuerdo con el Instituto Nacional de Perinatología. En promedio, la tasa de prematurez contribuye con 38.4 por ciento de decesos neonatales, siendo la enfermedad de membrana hialina, sepsis, neumonía y asfixia, las principales complicaciones.
A nivel mundial, el panorama no es diferente. Más de un millón de menores fallecen por complicaciones asociadas al nacimiento antes de las 37 semanas. La atención oportuna, capacitación del personal médico y educación de cuidado, serán claves para el correcto desarrollo del recién nacido.
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Al registrar, en promedio, 15 bebés prematuros hospitalizados al mes en el Centro Médico Dalinde, los esfuerzos del equipo médico nunca se detienen para privilegiar la vida con calidad y calidez, tal como dicta la misión del Grupo Hospitalario Dalinde San Ángel Inn. Por ello, Centro Médico Dalinde ha trabajado en reforzar la Unidad Materno Infantil que ha permitido atender a más de 2,500 neonatos prematuros.
Celebrar la vida
Desde que Guadalupe supo que estaba embarazada, la alegría e ilusión la rodeaba a cada instante, aunque no imaginó que ese bello momento se convertiría en un desafío. Con menos de 37 semanas, Guadalupe llegó al Centro Médico Dalinde para dar a luz, su bebé se había adelantado y su vida estaba en peligro, sobre todo porque se le detectó hipertensión pulmonar. Sin embargo, relató, la atención que recibió por parte del personal médico y de enfermería jugó un papel fundamental para que hoy su hijo se encuentre bien.
“Mi bebé nació de 36 semanas y estuvo casi un mes hospitalizado enfrentando hipertensión pulmonar. Fue muy difícil, pero en el hospital nos atendieron muy bien y sacaron a mi hijo adelante. Hoy estamos muy felices de estar aquí celebrando por segundo año, el Día del Prematuro”, expresó durante la conmemoración del Día de la Prematuridad en el Centro Médico Dalinde.
Al igual que Guadalupe, Emanuel llegó al Centro Médico Dalinde cuando le indicaron que su bebé llegaría antes de las 37 semanas. Una recomendación sobre el trato que se brinda en el lugar y la experiencia por parte del equipo médico, lo hizo decidirse por el hospital donde su esposa e hija fueron gratamente atendidas.
“Estábamos preparados para muchas cosas, pero no para algo así. No entras pensando en lo peor, pero nos anticipamos cuando iba a nacer mi hija. Mi bebé estuvo internada 15 días por taquipnea transitoria y aunque fueron tiempos muy difíciles y angustiosos, lo pudimos llevar muy bien. En el inter pasaron muchas cosas, pero hoy nuestra hija está aquí celebrando”, dijo.
Educación integral
Cuidar y tratar a un bebé prematuro no es tarea sencilla. Se requiere de una capacitación integral a la fuerza médica, pero sobre todo de las competencias de cuidado de los padres durante la intervención hospitalaria y cuando se marchan a casa.
Una vez dados de alta, los bebés requieren, por lo menos, de dos a dos años y medio en manejo de rehabilitación e impulso del neurodesarrollo, dependiendo de la condición de cada menor. Aunado a ello, muchos padres suelen experimentar sentimientos de culpa, ansiedad y miedo frente al futuro de sus hijos, muchas veces porque se sienten solos, algo que Centro Médico Dalinde busca cambiar desde que los padres llegan al hospital.
“En ese tiempo que mi hijo estuvo hospitalizado, aprendí mucho sobre los cuidados de los prematuros. Ni siquiera sabía que había un día para ellos, pero ahora lo festejaremos siempre y se lo inculcaré a mi hijo. Algún día le contaré cómo llegó a nuestras vidas”, dijo Guadalupe.
Conocer esas historias y saber que se hizo la diferencia, es para el Grupo la mayor satisfacción y motivación. Ante ello, desde hace tres años, Centro Médico Dalinde realiza un festejo por el Día de la Prematuridad para aplaudir la lucha de cada persona gestante y su bebé. Con disfraces de personajes animados, los bebés que por semanas o meses permanecieron en incubadoras, festejaron en compañía de sus madres, padres y equipo médico.
“Este es el segundo año que vengo con mi hijo. El acercamiento con médicos y papis es muy bonito. Me llena de alegría ver tan felices a los pequeñitos que estuvieron al borde de no estar con nosotros, es tan bonito verlos crecer”, finalizó Guadalupe.
RDR