Los devotos de la Santa Muerte en Pachuca acuden al templo que maneja Óscar Pelcastre, mejor conocido como “El Obispo Negro”, quien afirma que hay rituales para dinero, protección, abre caminos, que es lo más demandado para este fin de año.
“Viene la gente a pedirle bendiciones, protección y para el trabajo”, señala el también líder de comerciantes ambulantes en la capital hidalguense.
Entre los creyentes que acudieron en estos últimos días de 2023, hubo quienes pidieron por su salud, otros por su ingreso a trabajos, por sus estudios, algunos más para simplemente venerar y otros para conseguir amor.
Culto no es reconocido como actividad religiosa
Sin embargo, el culto a la Santa Muerte sigue sin ser una práctica reconocida como actividad religiosa, por parte de las autoridades del gobierno, ni de las distintas iglesias cristianas, evangélicas o católicas.
Durante este 2023, elementos de la Policía de Hidalgo, la Policía investigadora, el Ejército y la Guardia Nacional detuvieron a 27 personas, de ellas 21 hombres y seis mujeres, a quienes les aseguraron drogas, armas, celulares, automóviles, motocicletas, combustible robado y revelaron sus cultos a la Santa Muerte y el Diablo.
Las autoridades desarticularon, entre mayo y agosto, cinco bandas dedicadas a la venta de drogas, extorsión y robo de hidrocarburo en Cuautepec, Pachuca, Mineral de la Reforma, Tula y Tizayuca en donde se encontraron altares de la Niña Blanca y Belcebú.
Para algunos investigadores universitarios, el culto a la Santa Muerte está relacionado con tradiciones ancestrales que se remontan a la época prehispánica, en donde la población veneraba como una deidad el paso de la vida a la muerte.
Con el paso de los años, la idea se transformó tras la Conquista y se reemplazó con figuras ligadas a la Iglesia católica que se admiraban como santos, que al morir se idolatraban hasta creer que sus restos eran milagrosos.