Las primeras horas del día del 2023 están acompañadas de silencio

A las diez de la mañana eran los autos que circulan alrededor del Reloj. La Plaza Independencia estaba vacía

Reloj Monumental de Pachuca. (Jorge Sánchez)
Alejandro Reyes
Pachuca; Hidalgo /

La ciudad está en calma. El viento ha dado tregua en año nuevo pero no el frío, muerde la piel. Las primeras horas del día del 2023 están acompañadas de silencio en la ciudad de Pachuca. El canto de las aves lo rompe en el Jardín de los Hombres Ilustres. Surcan el cielo para detenerse en el follaje de los árboles.

El quiosco y las bancas del jardín están vacías. No se asoma ni un alma por acá. Ningún despistado que lo cruce la mañana que recibe al nuevo año. Solo se escuchan las campanas del Reloj Monumental. Si uno se detiene frente a los escalones del quiosco, los que dan hacia el Palacio de Gobierno, el Reloj alcanza a asomarse al fondo en el centro histórico.

El sol se asoma pero las nubes le impiden el paso. En Plaza Juárez se levanta en lo alto el árbol de Navidad, con sus esferas guindas y doradas rematado en la punta con una estrella.

Plaza Juárez está desierta, flanqueada por el Teatro Bartolomé de Medina y el monumento de Benito Juárez. De la nada aparece un policía estatal, con gorro en la cabeza y su arma en la pierna izquierda. Camina despacio con las manos entre las bolsas de su chamarra azul. De su boca salen dos palabras: "todo cerrado".

El silencio de la mañana lo interrumpe ahora un auto rojo. Lo conduce un hombre. Rodea la Plaza y se sigue sobre avenida Juárez. Es el primero que circula sobre la carretera, este 1 de enero parece abandonada. La bandera, frente al Teatro, cuelga a lo largo del asta, el símbolo nacional no se despliega con el viento que hoy se ha tomado un descanso.

Los semáforos frente al asta bandera marcan el rojo, anaranjado y verde, siga y stop una y otra vez sin que regulen el tráfico de los automovilistas. No hay uno solo. Los negocios de comida, zapaterías y comida que rodean los arcos están cerrados.

Es día feriado. No hay la fila de siempre de taxis frente a los arcos, la señora de los tamales no se puso y el señor del periódico no abrió. Un camión blanco con verde aparece sobre la carretera. Es el Tuzobús. Lo conduce un chofer sin pasajeros.

La calle Guerrero está desértica. No circulan autos, ni los negocios están abiertos por la mañana. No sé ofrecen pastes, ropa, zapatos, comida, herramientas, electrónicos, helados, telas, joyas, lonas, videojuegos, medicamentos, periódicos, revistas ni lentes. Las cortinas de los negocios lo cubren todo. Cortinas blancas, grises, anaranjadas, verdes, rojas, negras, cafés, azules. De todos colores.

La puerta del mercado Barreteros está cerrada por la mañana. Las dos águilas que se yerguen sobre el inmueble parecen dos vigilantes silenciosos del mercado y de la ciudad.

Los dos semáforos salpicados sobre la calle Guerrero también pasan del verde, al amarillo y al rojo sin que ningún auto se detenga a su paso. De pronto un perro negro aparece en la acera y ladra en dos ocasiones. Al otro lado de la banqueta camina un joven de pantalón y chamarra verdes, cubrebocas blanco y zapatos cafés. Camina rápido y cubre sus manos del frío en las bolsas de la chamarra.

Al Reloj Monumental lo rodean una carpa y cuatro puestos, estos tapados con lonas, costales y telas. Hay seis puestos más de madera sin abrir. La imagen acá es la misma: los establecimientos que rodean al emblema de la ciudad están cerrados, excepto los dos hoteles y los tres cajeros automáticos.

Son pocos los autos que circulan alrededor del Reloj. La Plaza Independencia está vacía. El silencio se ahoga con el sonido del semáforo que da el paso a los peatones que hoy están en casa tras el año nuevo. Se escuchan las campanas del Reloj Monumental. Son las primeras diez horas del 2023.

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