Tacos de canasta para enfrentar el día a día: “No estamos atenidas a los que nos quieran dar”

Historia

Doña Carlota recuerda haber iniciado con la venta de tacos de canasta hace unos tres lustros al menos. Entonces empezaron en el fraccionamiento Colosio, cerca de casa

Venden tacos de canasta en Pachuca desde hace 15 años. (Alejandro Evaristo)
Alejandro Evaristo
Pachuca /

Hay salsita verde y roja, también chiles verdes cortados en rodajas con cebolla y un toquecito de limón y hasta pedacitos de habanero para los paladares que no temen al peligro; definitivamente no puede haber mejor combinación para enfrentar el hambre con unos ricos tacos de canasta, ya sea de frijol, de papa, de chicharrón prensado, de huevo con pasilla o picadillo. Y créame, son riquísimos.

Carlota Villedas García fue quien inició el negocio hace más de 15 años y es ahora su hija quien ha heredado la responsabilidad de ofrecer a su acreditada clientela los sabores y texturas de estas delicias. Ella no quiso hablar porque todo el mérito, afirma, es de su madre.

Venden tacos de canasta en Pachuca desde hace 15 años. (Alejandro Evaristo)

Además de los tacos, hay refrescos, café y también tortas de jamón o queso de puerco que son una ricura. No por nada hay una empleada en el Poder Ejecutivo que se traslada desde esa sede en el Centro Histórico de Pachuca para poder saborearlas. La experiencia, dice, es inmejorable.

La historia

En la actualidad es la hija quien prepara los tacos. Carlota recuerda que tuvo que aprender porque la situación estaba y sigue estando muy difícil, especialmente para las personas adultas mayores para quienes resulta una verdadera proeza encontrar trabajo, entonces buscó la forma de cómo tener un ingreso y de esa manera empezaron a hacer los tacos de canasta. Aprendieron poco a poco y de esa manera lleva ya más de 15 años vendiéndolos.

Doña Carlota recuerda haber iniciado con la venta de tacos de canasta hace unos tres lustros al menos. Entonces empezaron en el fraccionamiento Colosio, cerca de casa, donde vivía con su esposo y tres hijos, pero asumió la responsabilidad económica del hogar cuando su pareja tuvo que enfrentar una mala racha.

Y no fue fácil. Hubo muchos problemas por el asunto de los permisos y padecieron para contar con la autorización y poder vender ahora acá, en el bulevar Colosio, a un costado de la gasolinera que a su vez se encuentra adelantito de la delegación estatal del IMSS.

Más que facilitarles su actividad, la autoridad municipal estaba empeñada en truncar su afán por salir adelante, recuerda. De hecho, en varias oportunidades le llegaron a recoger su canasta con todo y tacos y refrescos que después recuperaba vacía porque los amables servidores públicos del municipio ya se habían encargado de no desperdiciarlos y todavía tenía que pagar multa: “no se daban cuenta del sacrificio que uno tiene que hacer para poder tener un ingreso y poder comer, ellos no lo ven de esa manera”.

Incluso les intentaron extorsionar para dejarles vender, porque había alguien que le exigía 10 mil pesos para poder hacerlo, pero ya falleció, así que ni la pena vale recordar el nombre del sujeto en cuestión.

Autosuficiencia

Antes, cuando inició el negocio, las ventas eran grandiosas. Preparaba hasta 12 o 13 kilos de tortillas diario y todo lo vendía; a veces incluso se le terminaban y tenía que regresar a casa para preparar más y la gente esperaba su regreso para poder comer sus deliciosos tacos de canasta. Casi tres canastas por día, cuando la venta era buena. Hoy, ha bajado porque hay mucho comercio y competencia, “además la situación hace que la gente se dedique a buscar la forma de hacer dinero, solo ahí en la esquina de la gasolinera hay tres tamaleras”.

Luego de 15 años ya tiene sus clientes, ahorita porque hay vacaciones, “pero hay estudiantes de la UAEH que vienen diario y se comen seis u ocho tacos, o un señor que viene diario ya ni le preguntamos, se come cuatro de chicharrón dos de frijoles y su café”.

La hija se hace cargo desde hace unos siete años del negocio, pero se casó y ya no la querían dejar trabajar, pero “como mujeres somos personas que no estamos atenidas a lo que nos quieran dar, nos gusta trabajar y tener nuestro dinero, somos dependientes de nosotras mismas, lo que hacemos es apoyar en la economía familiar para poder salir adelante”.

La vía en la que se encuentran es quizá la más transitada de la ciudad, junto con la salida a la Ciudad de México, y por supuesto hay riesgos, como hace unos meses, cuando hubo un accidente porque un sujeto conducía en malas condiciones y chocó ahí ocasionando severas heridas a una pequeña: “nos arriesgamos todos los días, es muy peligroso pero a fin de cuentas hay que buscar la forma de cómo sobrevivir”.

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