Negocio de tres generaciones: sus productos de lana han llegado a la India

Sus productos los han comprado personas originarias de diversos puntos de México, pero sabe que han llegado a países como Chile, Argentina, Brasil, República Checa, Bosnia, España, Canadá e incluso India

Eduardo Trejo y su familia trabajan la lana y elaboran prendas con ese material. (Alejandro Evaristo);
Alejandro Evaristo
Pachuca /

Eduardo Trejo Soto, originario de Tulancingo, se dedica a elaborar prendas de lana cien por ciento pura, dice con todo orgullo.

Se trata de un negocio familiar y tienen su propio taller en el que trabajan ocho personas en total.

Ellos son responsables de casi todo el proceso y ese “casi” es porque lo único que no hacen es obtener la lana directamente de los animales, ya que los borregos los trasquilan personas que se dedican a ello, la recolectan, la lavan y luego se las venden ya limpia. Esa es la condición que les ponen a los vendedores luego proceden a cardar, a hilar y ya después elaboran las prendas.

Eduardo y su familia se han dedicado a elaborar y vender prendas de lana desde hace al menos tres generaciones, aunque apenas llevan 25 años saliendo a otros puntos a comercializar sus productos, lo que antes no hacían porque los procesos de elaboración eran más tardados. 

Recuerda que hace cuatro años le invitaron a Mexicali y acudió, por supuesto; sus prendas fueron muy bien recibidas y tuvieron gran aceptación durante todo el mes que estuvieron allá.

Todas las prendas que producen las hacen tanto en telar como en máquina en su taller, allá en Tulancingo, y acuden a los eventos que les invitan en la región, como ferias artesanales en diferentes partes del estado.

Nunca llevan la misma cantidad de prendas a los lugares a los que acuden a comercializar: “todo depende del tipo de feria que sea; por decir algo, Zempoala es una feria de cuatro días, hay otras que son de ocho días, así que de acuerdo con el evento es la cantidad de prendas que elaboramos y llevamos”.

Prendas de temporada

La lana es lo más calientito, es lo más indicado para el frío, dice Eduardo, y es en estas fechas cuando venden todo: “en temporada de calor nos dedicamos a elaborar para cuando llegue la temporada de frío y así ofrecemos a la gente diferentes tejidos y bordados”.

En su taller hacen cobijas, cotorinas, suéteres, chamarras, bufandas, gorras, guantes, calcetas, botas, calentadores, algunas incluso con hermosos y atractivos diseños. 

El tejido de las prendas puede ser sencillo o doble, en este último usan dos hebras para elaborarlos “son tejidos diferentes, uno va con solo una hebra pero aun así es una prenda de gran calidad, hecha con lana de primera, sin basura y que no pica”.

Para hacer una chamarra de lana, por ejemplo, pueden tardar hasta dos días, pero todo dependerá del diseño porque algunas prendas de este tipo requieren un poco más de tiempo, sobre todo si van combinadas. Las más económicas cuestan 400 pesos, sencillas, y las de 500 tienen gorro y cuello.

Además, sus productos los han comprado personas originarias de diversos puntos de nuestro país, pero sabe que han llegado a países como Chile, Argentina, Brasil, Checoslovaquia, Bosnia, España, Canadá e incluso India.

Garantías

Don Eduardo afirma que la lana y el poliéster son materiales muy calientitos, pero hay características muy particulares de la lana, es impermeable e inflamable: “si usted lleva una prenda de lana puesta y le agarra un aguacero, si es lana cien por ciento pura no se pasa el agua y si usted le quita un pedazo o hilos de lana y les acerca un cerillo no se enciende, esas son las cualidades de la lana”.

Muchas personas consideran que la lana encoge, pero nuestro entrevistado rechaza tal afirmación: “cuando la gente nos compra una prenda nosotros les decimos cómo lavarla para evitarlo y no puedo revelarlo porque es un secreto de la empresa. Los revendedores no dicen cómo lavar las prendas, pero yo me comprometo a que si me compran una prenda y algo le pasa aun siguiendo el tratamiento que yo les digo, yo se las repongo donde estén; esto lo iniciaron nuestros abuelos y hasta ahorita nunca hemos repuesto ninguna prenda porque todo sale bien… es secreto de familia”.      

Otras personas involucradas en la misma actividad, agrega, solo se dedican a revender y nunca le van a decir cómo lavarla porque no les importa, “a nosotros nos importa porque si una clienta nos compra un suéter tal vez ya no nos compre otro, pero cuando menos me va a recomendar”. 

Tanta confianza tiene en su método para evitar que la prenda hecha con tal material encoja que lo garantiza y reitera que a cada cliente le da su tarjeta con su número telefónico para que tenga la certeza de que si la prenda se les echa a perder se la pueden llevar y él se las repondrá.

Además hay otra situación con las prendas de lana: se calienta mucho cuando está doblada, “toda prenda de lana se tiene que sacar al aire cuando menos dos veces al año. Si usted la mantiene todo el año doblada le va a pasar eso por el calor que produce la misma lana, en el doblez es en donde se hace polvo”.

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