Familiares exigen justicia por muerte de Daniel; culpan al ISSSTE

Después de cinco días, Juana ha podido hablar de ese jueves 20 de octubre que ha marcado su vida

La señora Juana exige justicia tras el fallecimiento de su esposo en el ISSSTE (Jorge Sánchez)
Elizabeth Hernández
Pachuca; Hidalgo /

Daniel Santamaría Andrade tenía 61 años, era vigilante y vivía junto a su esposa Juana Gómez Montiel, con quien estaba casado desde hace 16 años, pero su vida concluyó sin ser atendido a tiempo, y los minutos antes de su fallecimiento quedaron grabados en un video que se hizo viral en redes sociales, y que ahora es prueba de la falta de aplicación de protocolos para la atención de pacientes en el hospital Columba Rivera de Osorio, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), en Pachuca.

Después de cinco días, Juana ha podido pararse de su cama para hablar de ese jueves 20 de octubre que ha marcado su vida, en el que acompañó a su esposo con quien vivía en un fraccionamiento en Tizayuca desde hace más de una década, lugar que dejará atrás, junto a una pequeña papelería que habían impulsado desde hace dos meses, porque se irá a vivir con sus hijos, a la Ciudad de México, después de este suceso.

“¡A él me lo mataron en el hospital y solo quiero justicia porque estaría vivo si lo hubieran atendido a tiempo, si me hubieran hecho caso, porque ahí estuve pidiendo que lo atendieran!”, expone Juana en su casa, allá en una colonia del municipio.

Su rostro muestra tristeza, cansancio y dolor, sobre todo cuando recuerda esos momentos, “porque, desde que llegamos al hospital para que le hicieran un ultrasonido, que le había solicitado el médico de su clínica familiar, todo estuvo mal, le dieron cita hasta el 3 de marzo del próximo año, y Daniel al ver la fecha, rompió el papel y les dijo que él se sentía mal, así que decidimos salirnos de ahí.


“Yo lo veía mal y él se quejó de un dolor de cabeza que intuí era de hambre porque no había comido, así que salimos a comer, se fumó un cigarro y queríamos subir el puente para regresarnos a casa y ahí, le dolió el pecho y mejor nos regresamos al hospital, en donde no nos dejaban pasar a urgencias si no es que dábamos toda la vuelta, por lo que mi esposo iba mal, y fue mejor una señora que pasaba por ahí que me ayudó porque ya se desmayaba y así, ingresamos a urgencias donde pedí que atendieran a mi esposo.


 Toqué la puerta del consultorio del doctor para pedirles que lo revisaran, y solo me dijo que me esperara porque había 10 personas antes que mi esposo, pero yo lo seguía viendo mal, así que toqué de nuevo, y solo me regresaban y seguía viéndolo mal, así que casi tumbo su puerta para que lo atendieran y fue en ese momento cuando escuché los gritos de las personas que esperaban en la sala porque a él le estaba dando un infarto y fueron las y los derechohabientes quienes auxiliaron a mi esposo, fue solo así cuando salió el doctor y solo le gritaba que, si le pasaba algo, lo iba a responsabilizar por su falta de atención”, narra Juana, mientras se aferra a la urna donde ahora están las cenizas de Daniel.

Después de pasarlo a una camilla y ser revisado a destiempo por los doctores, Daniel murió y Juana no soportó la noticia, le faltó el aire y la internaron porque su presión y los niveles de azúcar, estaban a su máximo.

Sus hijos llegaron al hospital, uno se quedó a cuidar a su mamá, los otros a realizar los trámites para recibir el certificado de defunción y sacar el cuerpo de Daniel, “porque en el hospital nos decían que ya no podían tenerlo ahí, tampoco le hicieron válido el derecho que tiene mi mamá para un velorio, y solo me llenaron de tarjetas de servicios funerarios.

“El cuerpo llegó a la funeraria y ahí me dijeron que el certificado de fallecimiento estaba mal y no podrían incinerarlo, así que tuvimos que regresar al hospital a que cambiaran el certificado porque la causa de muerte estaba mal, finalmente nos dieron otro certificado, y recibimos ‘atenciones’ de las autoridades del hospital cuando dimos una entrevista a otro medio, pero todo fue irregular”, indica Emmanuel Ruiz Gómez, hijo de Juana.

Después de cinco días, las cenizas de Daniel están con Juana, sus hijos se están asesorando para proseguir con una denuncia, “porque no queremos que vuelva a pasar esto con ningún paciente más”, concluyó Juana.

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