Fernando siente adrenalina en cada emergencia, cuando lo llaman, cuando le dicen lo que está sucediendo, cuando va al volante, cuando va de copiloto, cuando escucha la sirena. La adrenalina, dice, es como si tuviera mariposas en el estómago y en los brazos.
En su labor atiende a hombres que chocan en sus motocicletas, accidentes de vehículos, a electrocutados, a personas que caen de cuatro metros de altura, a personas prensadas, atropelladas, personas enfermas y gente convulsionando en las calles.
Fernando Sánchez, de 36 años de edad, originario de la Ciudad de México, vive en Hidalgo desde hace ocho años y en un turno de 24 horas atiende entre 15 y 20 servicios de emergencia. Es paramédico de la Cruz Roja Pachuca Sur.
El accidente que cambió su vida
En 2003 cuando Fernando tenía 21 años y realizaba prácticas de su carrera en Derecho en la Universidad ETAC (Estudios Tecnológicos y Avanzados para la Comunidad), en Coacalco, Estado de México, tuvo un accidente en motocicleta.
Aquella ocasión iba a los juzgados, al dar la vuelta en una avenida una camioneta le pegó a la moto Yamaha, tipo cargo, en la que iba y salió volando de ella, se fracturó la clavícula izquierda y se le desgarró el bazo, tuvo sangrado interno y el dolor se le instaló en el cuerpo.
Paramédicos de la Cruz Roja lo llevaron a sus instalaciones en Cuautitlán Izcalli, al no tener ahí especialidad en traumatología por el sangrado del bazo lo trasladaron al Hospital de Lomas Verdes. Fue ahí cuando llamaron su atención los paramédicos de la Cruz Roja.
-¿Qué fue lo que llamó tu atención?
-Primero que nada ver cómo llegan, cómo te atienden, cómo lo hacen y el ver cómo llegas al hospital, ahí me entró la intriga de querer ser paramédico.
Le interesó el tema, investigó y como sus papás, Guillermo Sánchez y Belén Mayorga vivían en Pachuca, entró a la Delegación de la Cruz Roja Hidalgo, estudió un año para Técnico en Urgencias Médicas (TUM), fue parte de la generación número 25 y se mudó al estado. Llegó a la capital hidalguense a los 28 años.
Su labor
Su primer trabajo como paramédico fue en la Cruz Roja de Ciudad Sahagún, en el municipio de Tepeapulco. De ahí se cambió a unas ambulancias particulares para después regresar a la Cruz Roja Pachuca Sur, primero recibía las llamadas de emergencia y luego pasó a atenderlas.
-¿Te acuerdas cuál fue tu primer servicio?
Fernando resopla.
-Uf, eso ya tiene rato en Ciudad Sahagún, fue un accidente automovilístico sobre la carretera hacia Pachuca, fue en diciembre, una persona salió de su trabajo, volcó su auto y salió eyectado, tuvo heridas en las piernas, después supimos que se las habían amputado.
Cuando trabajaba en la Cruz Roja de Tizayuca, Fernando atendió un parto en la ambulancia. La mujer que trasladaban no alcanzó a llegar al hospital y ayudó a la madre a traer a su bebé a este mundo. Fue una niña.
A mediados del 2024, Fernando y su compañero de ambulancia, recibieron una llamada de emergencia para atender a un policía herido en la colonia Cipreses, en Mineral de la Reforma. No recuerda si era policía estatal o municipal.
Al llegar al lugar los policías les indicaron que pasaran, fue entonces que, a una distancia de cinco metros, escucharon disparos de arma de fuego. Fernando y su compañero bajaron de la ambulancia, corrieron con todas sus fuerzas y se resguardaron en el patio de una casa. Salvaron su vida.
-¿Qué sentiste en ese momento?
-Nervios, te pones a pensar en tu familia.
De los seis años que Fernando lleva en la Cruz Roja una emergencia ha marcado su vida: el asesinato de una mujer y sus dos hijos a manos de su pareja, en la colonia La Palma, en Pachuca.
Fernando recuerda bien el lugar, cerca de la Casa de la Tercera Edad, ahí un hombre privó de la vida a su pareja, una mujer de unos 35 años y a los hijos de ella de seis y siete años, los apuñaló.
Ese día Fernando llegó al volante de la ambulancia junto con su compañero, el lugar estaba acordonado, había policías y bomberos. Llamaron a la Cruz Roja porque supuestamente había personas inconscientes. Los paramédicos entraron a la casa, los cuerpos estaban en la sala, sobre charcos de sangre.
Fernando valoró a uno de los niños, no tenía signos vitales y sí varias puñaladas en el cuerpo, contó al menos 14. La sangre rodeaba su cuerpo. No había nada por hacer. Llamaron a los peritos. Fernando dice que el hombre que asesinó a la mujer y a sus hijos lo hizo con saña.
-¿Cómo te sentiste ese día?
-La verdad quedé en shock, no se me olvida, es de los servicios más impactantes que me han tocado porque tengo hijos.
Momentos gratificantes
Fernando apoyó en la inundación en Tula de Allende, también auxilió a los damnificados en Guerrero por el huracán Otis. Los momentos gratificantes para él como paramédico son aquellos en que las personas le agradecen su labor.
-¿Qué es lo que más te gusta de ser paramédico?
-Atender a las personas, me encanta lo que hago.
-Estudiaste Derecho ¿pero tu familia qué te dijo que optaste por ser paramédico?
-Mis papás están orgullosos de la persona que soy ahora, me gusta el Derecho, pero por azares del destino me agradó esto, me metí a estudiar y ellos felices.
-¿Qué significa para ti la Cruz Roja?
-Significa poder ayudar a la gente.
Fernando tiene dos hijos, Aranza y Ángel. Dulce González es su esposa. Al otro día, después de atender el servicio de emergencia de la mujer y los dos menores asesinados en La Palma, Fernando llegó a su casa, abrazó a sus hijos, a su esposa y se soltó a llorar.