Desde las seis de la mañana dio inicio la celebración del templo de San Francisco de Asís, santo patrono de Pachuca, con la celebración de la misa para después entonar algunas melodías religiosas con mariachi, momento que disfrutaron los feligreses.
Pese a que fueron dos años sin celebración derivado de la pandemia, esta mañana no se presentaron tantas personas como solía ocurrir antes de la pandemia.
“¡Uy no!, antes se llenaba el atrio, las escaleras, no se podía ni pasar, pero me imagino que la gente aún está temerosa de enfermarse”, indicó una mujer que se colocó a un costado de las escaleras y vendió tamales y atole desde temprana hora.
Dulces tradicionales, tortas y velas fueron parte de los productos que se ofrecieron en el lugar, ya que a esa hora de la mañana, los demás negocios que forman parte de la feria, permanecían cerrados, aunque es este martes el último día que tienen para poder vender dentro de este festejo.
Mientras se realizaba la vendimia de alimentos afuera de este recinto religioso, dentro del templo se ofrecía la lectura de algunos milagros que San Francisco de Asís realizó en vida, como el haber tranquilizado a un lobo que había atemorizado a un poblado por algún tiempo, al que pidió dar de comer al animal y tras la envidia de atención que sintieron los pobladores, éste volvió a atacar, pero con las palabras del santo, la fiera fue liberada y vivió con tranquilidad lejos de la sociedad.
En punto de las 8:00 de la mañana, la música de la mandolina comenzó a sonar para así continuar con la celebración, que culminó con la repartición de tamales y atole que ofreció la presidencia municipal para continuar con la tradición.
Para muchos vendedores, este fue un día “bendecido, porque ya llevamos meses tratando de agarrar el mismo ritmo que antes de pandemia y sí, ahí va, pero aún no alcanzamos lo que antes vendíamos, pero poco a poco.
“La gente sale de sus casas, pero no compra, yo también creo que es porque la situación económica no es la mejor en este momento”, indicó otra mujer.