Jaime Maussan sabe quién es. Un médico militar cuya especialidad es la medicina forense. Se comunican y agendan una cita. El encuentro no es menor. El periodista sabe de su currículum y su larga lista de estudios: inteligencia para la seguridad nacional, criminalística, dactiloscopia, genética forense, medicina aeroespacial, entre otros. Además, ha ostentado cargos como director del servicio forense de la Marina. No es casualidad que Maussan y José de Jesús Zalce Benítez estén reunidos.
¿Qué tan cerca está el misterioso doctor del fenómeno ovni? Casi nada porque hasta ese momento era escéptico. Aunque dice ser ‘fan’ de Superman y eso es lo más cerca que lo pone de la vida extraterrestre. En una mente que se permite la ficción, Jor-El viene del planeta Kriptón y fue puesto por sus padres en una nave cuando era pequeño antes de la destrucción de su planeta para llegar a la Tierra. Con una vida humana, Clark Kent se convierte en periodista, periodista igual que Jaime Maussan.
José de Jesús Zalce Benítez acude a esta reunión. El doctor forense era un escéptico firme y justo eso era lo que necesitaba Maussan.
–Acepto la probabilidad de que exista vida fuera y que estas vidas pudieran tener una capacidad o una inteligencia más avanzada que la nuestra. Pero justo por esa capacidad avanzada se me hacía poco probable que vinieran a visitar un planeta tan retrógrado como el que tenemos –dice y con estas palabras vuelve al pasado.
La hostilidad con la que se vive en el planeta y nuestra relación con el medio ambiente sería suficiente razón para evitar el contacto del tercer tipo, dice el forense.
La trayectoria de su vida, aunque sin planeación, piensa que ha sido dirigida. Su educación comenzó en colegios católicos del Opus Dei hasta que terminó en la Escuela Médico Naval para estudiar Medicina; ahí dice, orgulloso, fue abanderado y número uno. Se alegra de haber servido a la nación y piensa que todo ese camino de experiencia y formación tiene una razón, quizá secreta, que lo llevó a terminar haciendo un análisis forense de cuerpos no humanos.
Maussan es el responsable de que se le vincule al tema extraterrestre y de que sus ojos hayan visto cosas para comenzar a creer. El médico es un personaje fanático de Spielberg y la ciencia ficción, puede enumerar extraterrestres famosos, como E.T. o Alf, pero hasta su edad adulta el vínculo con el tema estaba sólo en el entretenimiento.
Jamás se hubiera imaginado revisar supuestos cuerpos no humanos a detalle para llegar a conclusiones extraordinarias desde su ‘expertise’. Maussan lo involucró en dos distintos análisis que involucraban la veracidad de unas fotografías de Roswell y los supuestos restos encontrados en Perú, “las momias de Nazca”, que serían desmentidas por académicos y especialistas. Un escándalo con muchos pies.
Actualmente, Maussan sostiene una demanda contra el gobierno de Perú por 300 millones de dólares por el delito de difamación. La historia de la demanda es que ese país, a través del ministerio de Cultura, incautó dos muñecos y salió a decir que eran “las momias de Nazca”, pero eran muñecos réplica que se encuentran hasta como souvenir turísticos. Eso tiraba su palabra por los suelos.
De ganar la demanda, el dinero se destinará a la generación de un fideicomiso para la Universidad San Luis Gonzaga de Ica y la Ciudad de Palpa para crear el “Museo de los cuerpos no humanos de Nazca”.
El forense dice que dichas “artesanías” no fueron las que analizaron ellos in situ, asegura. ¿La cercanía con un personaje como Jaime Maussan le quitó lo escéptico? Puede ser.
Maussan le pidió que analizara fotografías del caso Roswell
El encuentro entre el periodista y el médico forense sucedió en octubre de 2014. El reconocido ufólogo le pidió que analizara dos fotografías de unas diapositivas de 1947 relacionadas con el accidente de Roswell, en Nuevo México, Estados Unidos. El caso es conocido porque en julio de ese año Mac Bazel, propietario de un rancho en la zona, encontró restos metálicos e informó a las autoridades de la localidad, que a su vez contactaron a la Fuerza Aérea.
Del incidente de Roswell se dicen muchas cosas, sin embargo, en las diferentes versiones se habla de la recuperación de cuerpos de un artefacto extraterrestre o que se trataba de un globo meteorológico perteneciente al Proyecto Mogul, un programa para la detección de pruebas nucleares secretas. Pero cualquiera de las dos historias podría existir para encubrirse y distraer la atención, una de la otra.
La historia que cuenta José de Jesús Zalce Benítez es que el material fue incautado y existen dos fotografías tomadas por Hilda Blair, una mujer piloto que trabajaba como abogada y que se le vincula, por otras imágenes, con Dwight Eisenhower, expresidente número 34 de los Estados Unidos.
Si ahora se duda del material de Roswell, fue la misma empresa Kodak la que validó que era auténtico y no había sufrido alteración o modificación alguna. Ese material fue el que le entregó Maussan al médico militar para que las analizara y ésa sería la primera vez que trabajan juntos. Era la mirada de dos generaciones distintas: Maussan nacido en la década de los cincuenta y Zalce Benítez, en los setenta.
El análisis le tomó casi cuatro meses y lo que hizo concluyó en una descripción antropométrica forense del cuerpo, lo que significa: la elaboración de mediciones comparativas con el cuerpo humano.
Zalce Benítez describió los tamaños y las relaciones de dimensión entre la cabeza, el cuerpo, las extremidades y si no se trataba del desarrollo de un ser humano: la cabeza era muy grande y representaba un tercio del tamaño del cuerpo; las extremidades contaban con la presencia de sólo tres dedos. Pero el análisis fue más allá.
La ausencia de una extremidad, pensó, podría deberse al arrancamiento provocado por un accidente a alta velocidad; además, notaba lesiones y traumatismos. Con la información de las imágenes, el análisis fue exhaustivo.
El médico buscó relaciones de enfermedades o anomalías con el ser humano y revisó cerca de 8 mil enfermedades señaladas por la Organización Mundial de la Salud que tienen que ver con gigantismo, enanismo, hidrocefalia, crecimiento cefálico, deformidades genéticas y congénitas que ocasionan alteraciones físicas o fisonómicas.
El forense no encontró ni una característica que cumpliera con alguna enfermedad conocida, sin embargo, determinó que en ese cuerpo había, al menos, 12 posibles alteraciones osteomusculares de origen congénito. El resultado del análisis fue entregado y junto con Maussan lo expuso un 5 de mayo de 2015 en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, en el evento: “Be Witness / Sé testigo, el cambio de la historia”. Convocó a casi siete mil personas que pagaron entre 360 y mil 300 pesos por asistir de forma presencial, y hasta 20 dólares para la transmisión en vivo.
El evento sería una experiencia: se revelarían las imágenes que fueron analizadas por el doctor Zalce sobre el caso Roswell, pero además contaría con la proyección en holograma del ser en cuestión, habría ocho especialistas y tres personas clave: Donald Schmitt y Tom Carey, investigadores del caso Roswell, además de Eleazar Benavides, piloto de la Fuerza Aérea del Escuadrón Aéreo 390, el único testigo vivo. Testigo del traslado de los cuerpos a un hospital de Roswell y, en su experiencia, describe el hedor nauseabundo, además de señalar la morfología del cuerpo como inusual.
Zalce Benítez entró en ‘shock’ ante la idea de presentarse en el Auditorio Nacional, pero hizo su trabajo y habló de los resultados de la investigación antropométrica, describió las anomalías del cuerpo y su incompatibilidad con la vida.
Describió también que el cuerpo había sido sometido a un traumatismo de alta velocidad compatible con un accidente, pero algo muy importante: jamás externó que se tratara de un cuerpo extraterrestre. Dijo que era “un cuerpo con cierta cantidad de anomalías que no eran compatibles con la vida”.
El evento fue un éxito pero se le desacreditó y se habló de fraude. Como sucede con el tema ovni. Tres meses después, el tema habría quedado en el olvido.
La prueba del juego de cajas en Perú
José de Jesús Zalce Benítez dejó de tener contacto con Jaime Maussan, pero sólo sería una larga pausa. Para 2017, el médico forense recibió nuevamente una llamada de la oficina de Maussan para invitarlo a comer. En la reunión volvieron a lo que ocurrió en aquel evento de 2015. Maussan le preguntó:
–¿Te acuerdas que en las conclusiones, cuando terminamos la presentación, te pregunté qué es lo que esperabas o qué es lo que quisieras para continuar con este trabajo? ¿Te acuerdas de lo que me contestaste?
–Sí, te contesté que después de analizar estas fotografías lo que me haría falta es analizar cuerpos físicos reales.
¡Bingo! Para sorpresa de Zalce ésa era la razón de la comida. Maussan le contó del hallazgo de unos cuerpos momificados en Perú, encontrados por buscadores de oro y plata en una mina. La invitación la había recibido del Instituto Inkarri-Cusco para validar que las momias eran auténticas.
El médico rechazó la primera llamada a la aventura, primero porque el trabajo no se lo permitía, después porque pensaba que aquello que prometía no era real. Pero Maussan insistía, probablemente porque su escepticismo era tierra firme y segura para él. En esta parte de la historia es cuando un personaje como Maussan está en busca de la negación para no involucrarse del todo y así lo convenció.
–Con mayor razón tienes que ir porque, si no crees, lo que necesito es que alguien desacredite para no involucrarme. Necesito alguien que vaya con la postura de negación.
Y así sucedió. Maussan y Zalce Benítez volaron a Perú y terminaron en Cusco, en el Instituto Inkarri, dedicado a la arqueología y comandado por el francés Thierry Jamin.
Desde 1998 Jamin ha recorrido el sudeste peruano en la búsqueda de rastros de la presencia de incas en la selva amazónica y de la ciudad pérdida de Paititi, una ciudad que se cree oculta en la selva.
Inkarri es desde 2012 una organización no gubernamental, sin fin de lucro, que como misión principal ostenta la investigación científica, la protección y la valorización de sitios arqueológicos que existen sobre el territorio peruano. En 2019, tras una reestructuración se convirtió en el Instituto Peruano de Estudios Históricos e Investigaciones Arqueológicas Inkarri.
Jamin les dio la bienvenida entre arqueólogos y buscadores de tumbas. Maussan presentó al doctor como experto y, llegado el momento, sacaron para ellos una cajita de zapatos. Dentro venían dos cuerpos de no más de 30 centímetros de longitud. El médico forense los vio sucios y mal armados. Los tocó y descubrió que los huesos no coincidían con las articulaciones. Concluyó: Esto es algo armado.
–Puede que sea antiguo, que sea un hallazgo arqueológico, puede ser que sea una representación, una figurilla de artesanía antigua y eso no demerita su valor, pero esto no es un cuerpo momificado –argumentó.
A la conclusión, querían ofrecerle más. Sacaron unas radiografías que mostraban un brazo chueco donde los huesos no coincidían y había un hilo que lo armaba. Aquella pieza no era un cuerpo biológico de ninguna forma. “Un viaje en balde”, pensó. Mientras revisaban las radiografías, el equipo de Jamin los estaba analizando a ellos.
–Bueno, bueno. ¡Tenemos otra cosa! –dijeron.
Y ofrecieron una nueva caja, ahora más grande y de plástico. De ella sacaron una mano, sólo una mano de 45 centímetros de longitud. El forense comenzó el análisis. La mano tenía tres dedos con seis falanges, tres más a diferencia de los cuerpos humanos.
El especialista pensó: “Esto está fuera de serie” y aun así supuso que era una pieza armada hasta que minuciosamente comenzó a descubrir cierta armonía articular.
Pidió la radiografía y cada hueso embonaba con una articulación funcional. Pero, recordemos, José de Jesús es un escéptico y dijo:
–Bueno, a ver, esto no sé si sea real, pero te puedo decir que está perfectamente armada, que tiene una estructura anatómica de esqueleto muy bien hecho –continuó.
Se armó de unos lentes de aumento y acortó la cercanía de inspección, entonces sus ojos describieron las características de la mano, una capa muscular debajo de la piel y debajo de la capa muscular, los huesos, tendones y ligamentos.
La muñeca indicaba desarticulación o que había sido arrancada. Entonces concluyó que aquella mano tenía elementos orgánicos y que coincidían con una armonía estructural.
Pero su conclusión tenía dos vertientes. Una, que podría ser una mano funcional de algo que no tiene cuerpo; y dos, que era una estructura armada por alguien con conocimientos de anatomía y estaba muy bien conformada. Si no había un cuerpo ahí para analizar, aquellos dos personajes no tenían nada qué hacer ahí.
–Vámonos –dijo por segunda vez–, aquí no hay nada.
El hallazgo de huevos en las momias
Jaime Maussan ya se encontraba molesto. Pero Thierry Jamin los detuvo de nuevo.
–No, no, no. No se vayan, esto era una prueba para ver cuál era su postura, en qué condiciones venían y quién era el experto que iba a analizar los cuerpos. Ya vimos que sí saben, que identificaron lo que es un artefacto armado, identificaron lo que podría ser un elemento orgánico. Pero estos no son los cuerpos.
De nuevo, de una tercera caja sacaron dos cuerpos casi idénticos: Albert y Josefina, de 60 centímetros, este último tenía el abdomen abultado, una tomografía revelaría la razón. Además le muestran tres cabezas sueltas.
Zalce se detuvo y pensó que aquello sí era más interesante y comenzó a analizar: Los cuerpos tenían armonía en su estructura esquelética y articulaciones funcionales, además propiedades orgánicas y estéticamente biofuncionales.
Ese análisis no tomó un momento, fueron al menos tres horas del encuentro. Múltiples detalles se podían observar; uno de ellos, que en el cuerpo tridáctilo (de tres dedos) de Josefina, se ubicaba una flexión en uno de los dedos que permitía dar seguimiento muscular hasta lo que correspondería a un codo. Zalce enfrentó sus pensamientos.
–Esto sería muy difícil de replicar como artesanía… No imposible, pero difícil, tendría que ser alguien con mucho detalle y con mucho conocimiento en la escultura, en la anatomía o en la réplica –recuerda en una entrevista para DOMINGA.
Los cráneos los pudo observar con luz por todos lados y aquella era una experiencia integral: observó, tocó, pesó y olió todo el material. Los cráneos adentro todavía tenían alguna especie de material seco.
Para corroborar sus conclusiones necesitó llevar los cuerpos a radiografía. Luego tendría que pasarlos a tomografía para determinar las estructuras anatómicas y la corroboración vendría con una prueba histopatológica de carbono 14 para determinar la antigüedad y la prueba de ADN, la reina madre de las pruebas forenses.
Ya no hubo un: “Vámonos”. La historia continuó al día siguiente. Con los estudios, corroboraron que estaban frente a un nuevo organismo. Y aquí el médico puede hacer toda la enumeración a detalle de lo que estaba viendo y cuando lo narra, en entrevista, parece que estuviera con un cuerpo presente. Si todo aquel momento era un hallazgo, su descripción se detiene en el abdomen y describe: mientras las costillas de Albert eran parejas, en el de Josefina había tres huevos.
–Y fue una locura porque era un cuerpo con gestación.
En el análisis tomográfico encontraron un huevo más, serían cuatro. Todos los huevos tienen tamaño diferente, lo que supone diferentes tiempos de gestación y eso determinaría un proceso evolutivo de gestación ovípara. Todo ese descubrimiento culminaría en que se trataba de un ser vivo que se encontraba en etapa madura y de reproducción.
–Nadie en el mundo es capaz de replicar ese nivel de perfección anatómica milimétrica.
La aparición de la tercera momia de Nazca
Zalce Benítez dice que hubo tres momentos en los que su escepticismo dio un vuelco: primero, el hallazgo de los huevos; después, el desgaste articular, lo que representaba que ese organismo había tenido vida; finalmente, el cuerpo de María, una tercera momia entra en escena.
María tiene un cuerpo de 1.68 metros que está en cuclillas abrazando sus rodillas. A simple vista podría ser un humano, pero a detalle tiene el cráneo más largo, los huesos más robustos, no tiene glándulas mamarias ni ombligo, también posee tres dedos en las manos y pies.
–Estás hablando de un cuerpo casi humano, similar al humano, pero que tiene alteraciones que no corresponden a un primate, entonces te abre la puerta a dos opciones: o estás hablando de una línea evolutiva del ser humano y estás descubriendo a un humano muy antiguo; o dos, por las alteraciones que tiene, por la diferencia de cráneo, por los dedos tridáctilos de manos y pies, por la ausencia de mamas y ausencia de ombligo, estás hablando de otra especie paralela.
–Estás hablando de algo que nadie ha descrito, que nadie ha visto y estás ante un descubrimiento único, limitándome a la biología terrestre, estás hablando de la posibilidad de describir dos nuevas especies que no caben en el árbol taxonómico de Darwin de la evolución de las especies –dice.
María también fue llevada para radiografía y tomografía y los estudios resultaron “impactantes”, en palabras del médico forense. Pero el tiempo se agotaba y tuvieron que regresar, pero no con las manos vacías: el equipo de Gaia TV en Estados Unidos, el doctor Konstantin Korotkov del Instituto Tecnológico de San Petersburgo, y el equipo de Jaime Maussan para México tomaron muestras para hacer un análisis de histopatología Carbono 14 y ADN. En México las pruebas las realizaría la UNAM, el Politécnico Nacional y el laboratorio de genética Abraxas.
La razón de su conservación se debía al polvo de diatomea con el que estaban recubiertos. Un alga que tiene cuatro características básicas. La primera, la que permite deshidratar un cuerpo; la segunda y tercera, que evita la generación de hongos y bacterias; la cuarta que evita la proliferación de fauna cadavérica. La relevancia de lo anterior, dice el médico, es que “quien depositó estos cuerpos, hace mil o mil 500 años de antigüedad, sabía que se iban a conservar perfectamente, no fue algo fortuito”.
Los cuerpos ahora están en custodia de la Universidad de San Luis Gonzaga de Ica y sobreviven en un intento de conservación y preservación, ya que desde que fueron sacados se reactivó su proceso de degradación y, si no hay medidas para su conservación, se comenzarán a fracturar, se convertirán en polvo y desaparecerán.
El descrédito de la prensa y especialistas
Albert y Josefina, conocidas como las momias de Nazca, fueron presentadas como “cuerpos no humanos” el 12 de septiembre de 2023 ante el Congreso mexicano, a dicha presentación se sumaron especulaciones, desmentidos, burlas y demás.
Fue un tema discutido ampliamente en redes sociales entre escépticos y apasionados de los extraterrestres. Se les llamó charlatanes y farsantes, señalaron que las momias estaban hechas de esqueletos de llamas, fueron blanco de memes y algunas instituciones se desvincularon del tema.
No sólo es el descrédito a un personaje como Jaime Maussan. El médico forense se siente dolido y afectado y expresa con total confianza:
–Todo este tema, yo creo en él porque yo lo hice, porque yo lo investigue, porque yo lo estudié y porque yo analice los resultados y los doy a exponer y a explicar al que quiera escucharlos, no fueron tomados en consideración de manera seria.
Y argumenta:
–Todas aquellas personas que han ido se han levantado de sus escritorios y han ido al Perú a ver personalmente estos cuerpos y a tomar sus propias muestras, todos han confirmado lo que yo he dicho. Todos los que han criticado y lo han tomado a mofa, no han ido a ver los cuerpos, no han tomado muestras y hecho análisis, y ninguno se ha involucrado desde el punto de vista científico.
Como científico, solicita: “No seas la Santa Inquisición Moderna. El dogma de fe tienes que comprobarlo y tienes que vivirlo. No te cierres”.
José de Jesús es todavía un escéptico y un científico que se debate ante nuevas probabilidades. No espera ser contactado por extraterrestres, aunque le encantaría, y piensa que de existir una inteligencia más avanzada no vendrían a un planeta “tan retrógrado como el que somos”.
Sigue trabajando para Jaime Maussan y en el futuro se vislumbra llegar al Congreso de los Estados Unidos, además de buscar un patrocinio para que más científicos puedan ir a tomar sus propias muestras y sacar sus propias conclusiones.
Maussan le parece un tipazo, sobre todo, le parece una persona honesta que acepta que en su camino de investigación se ha equivocado y que, también, ha sido engañado. José de Jesús sabe: “El tiempo comprobará si tuve o no la razón y algo que puedo adelantar es que la historia me absolverá”.
GSC/LHM