La vida de Abel Duarte cambió por completo hace 10 años, cuando después de un accidente laboral y una negligencia médica, le tuvieron que amputar la pierna izquierda.
Aunque estuvo a punto de caer en depresión porque su vida no era la misma, su perspectiva cambió totalmente cuando conoció el fútbol para amputados.
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Fue en el 2014, cuando el nacido en el Estado de México aprendió a jugar este deporte bajo una nueva variante; primero con muletas y después con bastón canadiense.
Actualmente, el goleador reside en la Sultana del Norte, en donde sale día a día a las calles del centro de Monterrey para deleitar con su toque y calidad a los automovilistas, a cambio de unas monedas.
Pese a que este lunes es asueto para la mayoría de los trabajadores, él no puede darse dicho lujo, ya que tiene que ganar dinero para solventar gastos como la renta, sus comidas y ahorrar para mandarle dinero a su pequeño hijo de tan solo dos años.
Con su playera de Tigres bien puesta, el joven de 30 años realiza su acto de 30 segundos en el crucero de Cuauhtémoc y Reforma. En dicho lapso, realiza dominadas con su pie y varios trucos como la vuelta al mundo y toques finos con el pecho y la cabeza.
Aunque su sueño es ser seleccionado nacional y acudir al Mundial para Amputados en Turquía este año, Abel no pierde la esperanza de algún día conocer a sus ídolos del equipo Tigres, a quienes les ha tocado ver a la distancia cuando van a bordo del autobús que los traslada al Estadio Universitario para sus partidos.