Fernanda García, de siete años, rogaba a sus padres la llevaran al supermercado o intentaran que la dejaran entrar a un centro comercial para al menos, desde el exterior, ver los colores de los aparadores y recordar cuándo iba y venía entre las personas.
Le tocó experimentar la pandemia mientras cursaba tercer grado de primaria y para rematar cambió de colegio. A sus amigos de cuarto grado, los conoció hasta hace apenas semanas. Hoy instalada con su mascarilla en su salón de clases, celebra con intensidad el Día del Niño, mientras el mundo se pregunta cuál será el impacto en su generación tras poco más de dos daños aislada en su hogar.
“Esto nunca se va acabar”, decía Fernanda cuando la tristeza le ganaba. Le enfadaba estar aislada en su casa al cuidado de su tía mientras sus padres asistían de forma intermitente a su trabajo, y su hermana adolescente pasaba horas encerrada en su habitación tomando clases en línea.
Los especialistas dicen que aún es pronto para determinar con detalle el impacto de la distancia social entre infantes que por meses estudiaron frente a una pantalla, sin conocer presencialmente la mirada de su maestra o la textura del cabello de sus compañeros.
Los datos de la llamada ‘generación covid’ han fluido. A nivel global, la Unesco estima que el cierre de escuelas y universidades afectó la vida de mil 600 millones de estudiantes, en más de 190 países. En México en el ciclo 2020-2021 perdimos 3 millones de niños de la matrícula educativa, se registró una baja de 2.6% en educación básica.
La clave de las afectaciones: retraso en procesos de aprendizaje
El maestro Juan Everardo Navarro Sarmiento, postulante a doctor en Educación sostiene que los efectos del aislamiento social infantil están determinados por la dinámica familiar en la que vivió cada niño.
“¿Qué pasó en esa casa?, ¿qué tanto se aisló al niño?, ¿se le estimuló?, ¿hubo violencia en casa?, ¿los padres generaron interacciones positivas?”, enumera el especialista en enseñanza para visualizar los múltiples factores que condicionan el estado de un infante tras el confinamiento.
A segundo grado de primaria, añade, los alumnos llegaron sin saber cuál era su salón, ni quién era su maestro, sin conocer su escuela. Estuvieron más un año aprendiendo en línea y hubo casos extraordinarios, pero en la gran mayoría vamos a padecer las consecuencias.
“Hay retrasos en el proceso de adquisición del lenguaje, de la lectura, de la escritura; en procesos matemáticos, sobre todo, en el aspecto socioemocional”.
Sgg.