Miguel Reyes tiene 33 años y creció viendo a su abuelo a quien todos conocían como “Don Ponchito”, quien cuidaba de los magueyes, de la tierra donde crecen, así como de todo lo que se produce en estas plantas que brotan en tierra hidalguense como los chinicuiles.
Miguel creció, pero con una visión poco profunda de la riqueza que nace de la tierra de Zempoala, pero yendo de visita a Oaxaca probó la sal de chinicuil, pero al hacerlo, supo que podía mejorar la receta y regresó a Hidalgo y así comenzó su emprendimiento.
“Quise realizar mi propia receta, cien por ciento hidalguense, así que, entre pruebas, di con el punto exacto y así surgió todo. Comencé a venderla de forma local, luego me buscaban para adquirirla en algunos puntos del municipio, llegó a Pachuca y de ahí cruzó fronteras y ahora se comercializa en el interior de la república como en Querétaro, Baja California y Monterrey, así como en Canadá, Reino Unido, Roma y, en Estados Unidos, en Denver y Las Vegas, y desde hace poco en Colombia”, dice orgulloso.
Esta receta es muy versátil y no sólo funciona para las micheladas, ya que ocupa sal de espuma de Colima que es elaborada de forma artesanal y es menos dañina que la sal común, por lo que asegura, es baja en sodio, “así que la recomendamos para la carne asada, para salsas, así como para la fruta, los elotes o esquites, además de otros usos que ha encontrado la gente”, indicó Miguel.
De empezar en la cocina de su casa, ahora tiene un taller en la elabora en mayor cantidad su producto con ayuda también de su mamá y su papá, pero su emprendimiento le dio una visión mayor que era cuidar y sembrar más magueyes “porque se ha perdido la siembra, así que se que, de no cuidar y plantar más magueyes, mi negocio no tendrá el crecimiento que deseo en un futuro”.
Le llegó entonces la imagen de su abuelo y en honor a el amor que le tenía al campo, a los magueyes, a los chinicuiles, pulque a todo lo que ofrece esta noble planta, “Don Ponchito” es el registro de marca que registró para su producto.
“Mi abuelo fue administrados de la Hacienda Tecajete, así que hicimos una sociedad con los dueños actuales y en este momento estamos reforestando una primera hectárea con magueyes para asegurar nuestra materia prima pensando en el futuro, porque lo vamos a necesitar mucho.
“Hasta el momento tenemos plantados ya cinco mil plantas, trabajo que hemos realizado desde hace dos años, pero seguiremos abarcando más tierra para esta tarea ya que esta hacienda tiene cien hectáreas, así que hay mucho qué trabajar y esperamos seguir teniendo el apoyo de los municipios cercanos, de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro), así como de amigos que donan para seguir haciendo crecer la plantación”, explicó.
Está buscando que su sal de chinicuil “Don Ponchito” llegue a más lugares de Estados Unidos donde hay muchos mexicanos que añoran los sabores de su tierra, así que trabaja para lograr obtener el certificado FDA, un documento que certifica que el producto alimenticio ha sido inspeccionado y cumple con los requisitos para poderse vender en el país vecino.
“Siento muy bonito estar creciendo así, emocionados, porque cada vez hay más personas que desean el producto, hay más llamadas y solo deseo cerrar negocios yendo a otras partes del mundo, así como en mi país”, concluyó.