Dulces ancianas, bolas de fuego nocturnas: Brujas, el horror en la tradición oral hidalguense

Historias de Terror

Las brujas son mujeres que pueden quitarse las piernas y se convierten en guajolotes, viajar envueltas en fuego en busca de su más preciado alimento, sangre de un recién nacido

Las tijeras abiertas son amuletos para que no se lleven las brujas a los niños por la noche. (Maribel Calderón)
Alejandro Evaristo
Pachuca /

En el mezquital, en la sierra, en los ranchos, aún en zonas suburbanas de la entidad, las leyendas e historias a propósito de las brujas persisten. Dulces ancianas, bolas de fuego nocturnas, animales y/o depredadoras dispuestas a todo con tal de obtener su alimento más valioso: la sangre de recién nacidos… las historias son por todos conocidas en esta hermosa tierra desde hace décadas.

En la tradición oral de nuestros pueblos, las brujas son mujeres que se alimentan de sangre de recién nacidos, seres malignos que mediante una serie de conjuros y acuerdos con entidades infernales pueden desprenderse de sus piernas para convertirse en algún animal, casi siempre un guajolote, y viajar envueltas en fuego hacia las casas de sus víctimas al amparo de la noche.


Por eso entonces era común encontrar sal en los accesos a las casas, agua bendita, tijeras abiertas junto a las cunas y camas de infantes e incluso calzones usados del día colocados estratégicamente en el centro de habitaciones y dormitorios con un crucifijo encima para protegerse de los influjos malignos de esas entidades que, en los adultos, pueden provocar un sueño profundo imposible de alejar.

Así podían alimentarse e incluso sustraer a los bebés y llevarlos a sitios desconocidos para cumplir sus satánicos rituales.

Las leyendas recurrentes

La historia más conocida sobre brujas en estas tierras, dicen, surgió en El Arenal, al menos eso cuentan quienes hablan sobre ello.

Recuerdan a un niño llamado Juan que alguna vez escuchó en una plática entre mayores sobre una mujer de edad avanzada cuyas actividades nocturnas aterraban a la gente porque, supuestamente, era una bruja. De hecho afirmaban haberla visto rondando en los alrededores de una casa en la que había un recién nacido.

Había descendido desde los Frailes como bola de fuego y convertida en un guajolote se había acercado a tal inmueble dejando huellas ardientes a su paso.

Juan no quiso quedarse con la duda y se las arregló para seguir a la anciana. Llegado el momento y confirmado el rumor, luego de que la vieja se alejara en busca de su presa, Juan tomó sus piernas y las escondió. La mañana siguiente, una anciana apareció en la casa del chaval pidiendo ayuda, no se ponía de pie y permanecía sentada.

Los padres de Juan sintieron lástima por la mujer y la invitaron a pasar para que descansara. Ella aceptó y en algún momento pidió que le dejaran pasar la noche porque estaba muy cansada. Ellos aceptaron y Juan se ofreció a llevarle alimentos y cuidarla.

Pero el chiquillo conocía el secreto de la anciana y no estaba dispuesto a dejarle escapar. Colocó agua bendita en sus alimentos, sal en la puerta de la habitación y unas tijeras abiertas. La mujer no logró salir del sitio, ni alimentarse y al día siguiente confesó la verdad a la pareja, a medias, porque apenas podía hablar. Tenían temor de dejarla ir, pero ella les dio a entender que no correrían peligro. Les convenció y obligaron al chaval a quitar los artilugios que había colocado para mantenerla a raya.


Un día más pasó y la habitación estaba ya vacía, solo una olla de barro con algo que parecía ser sangre encontraron. Algo sí había cambiado: en las calles, la gente hablaba sobre la muerte de una anciana que vivía sola allá, en las faldas del cerro.

Hay otra historia muy común acá. La del señor que estaba casado con una mujer a quien todos en la comunidad identificaban como bruja y él se negaba a aceptarlo.

Dicen que los hechos sucedieron hace décadas en Huichapan, otros lo niegan y aseguran que la historia sucedió en el Mezquital o incluso en algunas de las comunidades entre los municipios de Zempoala, Singuilucan y Tulancingo.

Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero lo que cuentan es muy similar.

El hombre empezó a dudar y un día fingió estar dormido para vigilar a la mujer, quien siempre acostumbraba preparar los alimentos del día siguiente durante las noches.

Él la vigiló y se sorprendió cuando vio cómo se desprendía de una pierna y se convertía en un ave de corral que, cubierta en infernales llamaradas abandonó el hogar a través de la ventana de la cocina. Se levantó y enterró la extremidad en algún sitio del patio y, cuando ella volvió, enloqueció al no encontrar su pierna y terminó por morir.

Lo cierto es que en la mayoría de las viviendas siempre hay a la mano alfileres y agujas. La gente sabe que si se tiene la mínima sospecha sobre una mujer que podría ser bruja, hay que clavar su falda a la tierra con ellos para evitar que escapen.

Eso cuentan…

Otras historias

En Zempoala es factible hallar a personas que aseguran haberlas visto. Dicen que las noches, especialmente las de los días 2 de noviembre, es posible ver bolas de fuego danzantes a lo lejos, más allá de la hacienda de Santa María Tecajete, muy cerca del cerro que le da nombre a la comunidad.

Recuerdan de hecho que hace algunos años un grupo decidió seguirlas. Era la fecha correcta y empezaba la madrugada. Las vieron a lo lejos, rumbo a Rancho Viejo, y formaban figuras en el cielo. Dicen que a la distancia podían visualizar incluso la forma de la pequeña capilla que se encuentra en el casco de la vieja hacienda. Algunos pensaban que ahí podía haber dinero enterrado y decidieron seguirlas pero menuda sorpresa se llevaron, porque cuánto más intentaban acercarse, ellas, las luces, se alejaban.

La historia no concluye ahí. Alguna de las personas llevaba consigo agua bendita y estaba dispuesto a atrapar a alguna. Formó un círculo grande en el suelo y otro más pequeño al centro en el que colocó el líquido y empezó a rezar.

Cuentan que lograron atrapar a una y que, como dicta la tradición y las leyendas y las historias, para menguar su poder la semienterraron. Solo su torso quedó fuera de la tierra porque la tierra es buena y arrebata y destruye el mal para que no dañe a las personas. La encontraron al día siguiente. La policía la rescató y se puso a investigar y la noticia apareció hace años incluso en los periódicos.

Dicen que la mujer desapareció…

¿Sabes cómo atrapar a una bruja?

“Es sencillo, mientras te amarras de la cintura con un ‘mecate’ debes rezar, y seguir con los nudos, uno tras otro, hasta que no pueda volar y quede amarrada a la tierra. Cuando los primeros rayos del Sol la toquen morirá. Este es el mito viviente en Tizayuca, Hidalgo, en donde estos seres malignos se aparecen en los maizales, cuenta Angélica Galicia Gordillo, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM”. En México, las hay malvadas y más perversas, dice la académica universitaria.

Las religiones modernas comenzaron a cuestionar la práctica de la “magia” a partir de que esta fue tajantemente prohibida por la Biblia, principalmente en el antiguo testamento, en el Levítico 19:26 con la frase “no realizaréis adivinación ni magia” y en el Éxodo 22:17 que establece la pena de muerte para quien así lo haga “Los magos no los dejarás vivir”, que fue tomada, literalmente por la iglesia en la quema de brujas.

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