Aunque el acitrón es un dulce cristalizado típico de México que se usa como ingrediente para diversos platillos, éste proviene de la Echinocactus platyacanthus, mejor conocida como biznaga, una cactácea que está en la Lista de Especies en Riesgo contenida en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, señaló el profesor investigador titular A del Área Académica de Biología del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Manuel González Ledesma.
El acitrón se puede comer solo, pero también sirve como ingrediente para preparar el relleno del pavo de Navidad, los chiles en nogada, decorar la Rosca de Reyes o se le puede encontrar en otros platillos tradicionales mexicanos, sin embargo, debido al consumo masivo y sin el debido control ambiental para su manejo, el número de estas especies en el territorio mexicano ha disminuido, por ello se debe proteger para evitar ponerla en peligro de extinción.
González Ledesma refirió que esta cactácea endémica de México, generalmente esférica, puede alcanzar un tamaño de dos a tres metros en un periodo de alrededor de 100 años y se le puede localizar en estados como Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato, Puebla e Hidalgo, principalmente.
Pero por el mal manejo que se le ha dado como la sobreexplotación gastronómica, la extracción ilegal para uso ornamental e incluso, porque la mancha urbana la ha desplazado, en algunas localidades en donde se tenía el registro de su existencia ha desaparecido completamente, por lo que la preocupación en este sentido sigue creciendo.
Ante esto, el catedrático refirió que pese a los esfuerzos por tratar de darle un manejo racional a través de las Unidades de Manejo Ambiental (UMA) para que se extraigan algunos ejemplares con la supervisión de personal especializado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), esta estrategia no ha sido fructífera, pues para hacerlo, forzosamente se requiere restaurar la población.
Para ampliar la tasa de reproducción y tratar de reponer la población, a estas biznagas se las ha cultivado en invernaderos o laboratorios, en donde han llegado a crecer hasta tener unos 15 a 20 centímetros de diámetro, pero al momento de llevarlas al suelo nativo para hacer la plantación, es en ese momento que la supervivencia de la cactácea es nula, por lo tanto, reponer la población no ha sido un proceso sencillo ni exitoso.
Es por todo esto que el profesor investigador invita al público en general a no adquirirla como cactácea ornamental, ni usarla como ingrediente y opte por realizar sustituciones con otras frutas, esto para contribuir a que no se siga extrayendo de manera ilegal, pues estas biznagas prestan servicios ambientales muy importantes como retener agua de lluvia, frenar la erosión o alimentar a los insectos polinizadores con sus flores.