Joel Sampayo Climaco y quien esto escribe, tuvimos el honor de aparecer en el primer ejemplar de El Diario de Monterrey, ahora MILENIO.
Nunca nos hubiéramos imaginado 47 años después, él ausente en el plano terrenal y yo, a mi edad, que el destino nos permitiría escribir a dos manos en esta página del Archivo de un Reportero el siguiente texto:
Septiembre 25 de 2020
“Son las 06:00 de la mañana y con una taza de café en la mano pienso y hablo solo, pero a ti te lo comunico así: el tiempo tiene su manera especial de tomarnos desprevenidos al paso de los años. Me parece que apenas ayer era joven… pero no. En cierta forma parece que fue hace mucho tiempo. ¿A dónde se fueron los años? Sé que los viví o ¿cómo llegué aquí a mis 50 – 70 años tan rápido? Ya llegó el otoño de mi vida y casi me ha tomado por sorpresa.
“Haz todo lo que puedas hoy, porque nunca estarás seguro si ya estás en tu otoño o no. Ten en cuenta que mucho, muchísimo de lo viejo, fue bueno: las viejas canciones, las películas clásicas y lo mejor de todo, tus amigos del alma”, me externó.
Joel me enviaba vía WhatsApp este mensaje, al que yo le contestaba:
“Muy bien dicho y mejor escrito, mi estimado Joel, y sabes qué: con tu actitud ante la enfermedad nos estás dando una lección de vida a todos los que te conocemos, que son miles”.
Y siguió el intercambio de mensajes vía Twitter, un día sí y otro también, nunca cambiaba de actitud, siempre estaba viva su esperanza de recuperación.
Octubre 8 de 2020
“Hoy amanecí extraordinariamente bien. Me desperté una hora más temprano, a las 05:00, me salí a retratar las estrellas, desayuné un par de huevos revueltos con pan tostado, leche de almendras con un plátano, pera hervida y gelatina.
“Es mi primer alimento después de 15 días sin poder pasarlo bien, sin ninguna dificultad. Es el mejor amanecer que he tenido en muchos meses”, me escribió.
Atiné a responder:
“ Y ya vendrán muchos más, ya lo verás y como dices tú: ¡Ánimo!”.
Pasaron nueve días y me escribió:
“Hola, estoy muy feliz, me dieron ya una fecha para mi trasplante de células madre, después de encontrar pruebas de compatibilidad con mi sobrino Carlos Climaco Sampayo Chapa, que yo podía recibir en un trasplante de hiploidéntico. Sería el 12 de noviembre, y desde el día 2 habría entrevista con el donador y su padre, para nueva cita con el doctor Severiano Baltazar para prepararnos para el trasplante”.
H.B.: “Así será, mi estimado Joel. ¡Te lo mereces! Dios no te dejará solo”.
Noviembre 1 de 2020
“Hoy iniciamos una etapa crucial en mi esperanza de recuperación. Estaré hospitalizado durante un mes para prepararme a recibir un trasplante de células madre en la Unidad Médica de Altas Especialidades número 25 del IMSS. Durante estos 10 meses he tratado con especialistas privados y del sector público, y sobre todo me he dejado guiar por las manos de Dios a través de sus oraciones”, nos pudo compartir.
Noviembre 21 de 2020
H.B.: “Hola, mi entrañable amigo Joel, seguimos orando y pidiendo por tu recuperación. Seguimos admirando tu ánimo y fortaleza. Todo eso te ayudará en el trasplante y en tu recuperación. Con la ayuda de Dios lo lograrás pronto. Abrazo de todos tus amigos y compañeros (as)”.
Este último mensaje del sábado 21 de noviembre ya no lo contestó.
Qué difícil es escribir sobre la muerte de un amigo y más analizando el contenido de este sentido intercambio digital de mensajes.