Rafael Salvador se autodescribe como un sanador, se dedica a hacer limpias energéticas y alinear los chakras de otras personas, actividad que recomienda practicar al menos una vez al mes para desprendernos de malas energías.
Lo que hace, en sus propias palabras, es una terapia dirigida al ser interior, al ser espiritual energético, ese que encuentra el espacio sagrado dentro de sí mismo, en el entendido de que la espiritualidad no es exhibicionista ni competitiva, pero ¿cuáles son los beneficios de estas terapias para quienes la reciben?
Rafael dice que se recupera energía, salud, permite combatir el cansancio, la tristeza, la depresión la ansiedad, el estrés e incluso los problemas para conciliar el sueño “con la limpieza de los chakras te ordena tu energía corporal y recupera tu fuerza, balance, duerme bien y más…
“En el caminar de nuestra vida diaria nos exponemos a las vibraciones de las personas que nos encontramos a nuestro paso, chocamos o rozamos nuestro campo magnético llamado aura, el que nos protege de las malas vibraciones de nuestros semejantes, pero aun así se nos pegan garrapatas energéticas porque en el universo existen energías buenas y de malas vibraciones, por estas razones debemos de realizar la limpieza energética de nuestros cuerpos”.
Todos somos energía y hacemos un intercambio de energía, insiste, todo es vibración, “todos tenemos varias frecuencias de vibración y entonces en esta dimensión vibramos a cierta frecuencia para poder movernos, materializarnos, para ver, oír, amar y querer a nuestros semejantes. Todos formamos un todo, somos parte del universo y dentro de este conjunto hay que pedirle a la persona que crea en la deidad a la que tienen fe para poder seguir adelante, porque si no hay fe no podemos realizar ese intercambio energético”.
Y esto es importante, explica, porque en el trajín, en el caminar, en el andar, el roce con las demás personas, algunas podrían tener lo que él llama sanguijuelas energéticas, “se te pegan y te bajan tu energía, tu vibración, es cuando empiezas a sentir malestares, dolores de cabeza, enfados y estrés, por eso se deben hacer limpias cada mes para poder liberarnos de ellas”.
Rafael se dedica a esta actividad desde hace tiempo y lo hace por un compromiso con el universo o, como él mismo explica, “le pedí una oportunidad al gran creador de ayudar, de hacer lo bueno…”.
Espiritualidad
El Ego Espiritual es más sutil que el ego mundano. Es muy fácil engañarse y pensar que un ser espiritual debe comportarse de una determinada manera, asistir a ciertos lugares, vestir de diferente forma, obedecer determinadas reglas y otras tantas cosas a las que piensan deben acceder por qué están dentro del camino espiritual.
Esa es la forma en que poco a poco vamos adquiriendo un disfraz sin darnos cuenta de que es solo otra máscara, dice Rafael, y hacer todas esas cosas no nos vuelve espirituales, puesto que la espiritualidad consiste en la práctica, pero no de viejos preceptos religiosos, sino simplemente en practicar la vida.
Hay personas que adquieren el disfraz espiritual y dejan de comer carnes, leen la biblia, el Corán, llenan sus casas de imágenes de santos, de buda, de campanas tibetanas etc... Empiezan a comportarse de acuerdo a la idea que ellos tienen de la espiritualidad y se vuelven prisioneros de ese concepto. Eso no es más que un ego espiritual que quiere mostrarse ante los demás.
El Ser Espiritual, agrega, no necesita de nada de eso porque encuentra el espacio sagrado dentro de sí mismo. La espiritualidad no es exhibicionista ni competitiva, quien la practica toma la vida como la gran escuela que es y por eso adquiere serenidad. La Espiritualidad no es negarse nada y tampoco agregarse algo. Es simplemente vivir conscientemente.
Las herramientas
El péndulo es un objeto de cierto peso suspendido de un hilo, que puede ser aluminio, bronce, cuarzo o cualquier otro, explica Rafael. Es una de las herramientas de las que se vale para limpiar a las personas, alinear sus chakras y arrancarles esas garrapatas espirituales.
El péndulo solo responde “si”, “no” o “tal vez” y quien lo manipula, el pendulista, se vale de ello para saber y entender en qué zonas o chakras hay que poner más atención y que el paciente sienta esa energía.
Por supuesto, dice, hay un riesgo: “hay personas que aprenden por medio de otra persona que les enseña a mover el péndulo, pero no les enseñan que dejan portales energéticos abiertos, y entonces la persona pone en riesgo su integridad espiritual energética al abrir portales y no cerrarlos. Muchas personas lo hacen pero no saben cerrar los portales y ese es el riesgo de dejar pasar por esa puerta que se abre sin cerrarse a seres espirituales desconocidos que son los que andan divagando, asustan, espantan y andan de traviesos, de pingos, aquí en este plano espiritual”.
Si usted por alguna razón no tiene oportunidad de acudir con alguien a que le hagan una limpia y le alineen sus chakras, recomienda ir a un parque y abrazar árboles, pero “pidan permiso primero al árbol, pidan permiso para transmitir y descargar la mala energía que traen; si lo pueden hacer descalzos es mejor porque es una renovación de energías también.
También se vale del sahumerio y el copal para limpiar el aura de la gente, tal como se práctica en el catolicismo. Si usted está interesado en limpiar su aura y alinear sus chakras, no dude en contactar a Rafael en el 7711757823 o a través de su perfil en www.facebook.com/rafa.varo.7
Para saber
Los centros energéticos en el ser humano son conocidos como chakras, que en el sanscrito (lengua clásica de la India), significa rueda; son los agentes encargados de regular nuestro campo energético y transformar la energía de nuestro organismo. Entenderlos, dice Rafael, permite comprender la relación entre nuestra conciencia y nuestro cuerpo, como una especie de mapa de nuestra conciencia, lo cual aporta una mejor comprensión de nosotros mismos y lo que nos rodea. Esta es una breve descripción que ofrece sobre ellos:
El primero se llama Muladhara o chakra de la Raíz y representa el funcionamiento de la mente y las emociones más inconscientes, los hábitos y el comportamiento automático y se ubica en la base de la columna vertebral, en el área del hueso del coxis. Influye sobre la supervivencia, independencia y autoestima y su color es el rojo. El segundo, Swadisthana o chakra Sacro, (la morada de la fuerza vital o morada del ser), refleja la conexión y capacidad de aceptar a otros y nuevas experiencias; se asocia con la imaginación, el deseo, la pasión, la dualidad y las polaridades, con el movimiento y el cambio y con la creatividad. Se ubica bajo el abdomen, entre el pubis y el ombligo; se refiere al sentido de abundancia, bienestar, placer y sexualidad, nuestra conexión y capacidad de aceptar a otros y nuevas experiencias y su color es el naranja.
El tercero, Manipura (la joya del loto o gema brillante) o chakra del Plexo Solar, se relaciona con nuestra habilidad para tener confianza y el control de nuestras vidas; se ubica en esa zona, entre el diafragma y el ombligo; se refiere a la autoestima y autoconfianza y su color es el amarillo. Anahatha o chakra del Corazón está relacionado con el amor universal, las relaciones, los sentimientos, la apertura a la vida y la compasión; se ubica en el centro del pecho se relaciona con amor, alegría, paz interior, equilibrio, seguridad en uno mismo, perdón, curación y bienestar. Es el encargado de equilibrar pulmones, pecho y corazón y sus colores son verde y rosa.
Visudda o chakra de la Garganta tiene que ver con la capacidad de comunicarnos y se le relaciona con el equilibrio, la seguridad en uno mismo, el perdón, la curación y el bienestar; es el encargado de equilibrar pulmones, pecho y corazón. Su color es el azul.
El siguiente es el conocido como Ajna (percepción, conocimiento, autoridad) o chakra del tercer ojo y está asociado con la glándula pituitaria, con los ojos, el cerebro y el elemento Luz; se relaciona con nuestra habilidad para enfocarnos y ver el panorama general, con la intuición, imaginación, sabiduría y la capacidad de pensar y tomar decisiones; está ubicado en la frente, entre los ojos y su color es el índigo. El séptimo es Sahasrara (la flor de loto de los mil pétalos) o chakra de la Coronilla, se vincula a la mente y especialmente la lucidez, y se asocia con la glándula pineal y el córtex cerebral, con la conciencia y la espiritualidad. Se ubica en la parte superior de la cabeza, en la coronilla, y se relaciona con la belleza interior y exterior, nuestra conexión con la espiritualidad y la dicha pura; en equilibrio, provoca una sensación de amor universal.
Rafael además señala que además de estos siete chakras hay quienes consideran un octavo que envuelve nuestro cuerpo y se llama Metatron, que da vida a lo que conocemos como el aura, la base del toroidal del cuerpo humano. A los grandes maestros iluminados, dice, les colocan una imagen como una pequeña flamita que, en el mundo espiritual, implica que se trata de un ser ascendido, como es el caso de Jesús, Krishna y Buda, entre otros; el ser humano ascendido a arcángel por obra y gracia del eterno creador de este mundo.