Ecos de la pandemia: maquila de blancos, la opción de un tatuador profesional

Planes futuros. Tiene clientela de varios puntos del país, vienen a buscarlo hasta Tepeyahualco, en el municipio de Zempoala, donde tiene su domicilio y confía en abrir en el corto plazo un nuevo estudio

Durante la emergencia sanitaria la gente tuvo que tener un plan B, ante la pérdida de su trabajo. (Aldo Evaristo)
Alejandro Evaristo
Pachuca /

José Aurelio es un tatuador profesional con poco más de 35 años de experiencia pero, como a muchos, la crisis generada por la pandemia le alcanzó y la situación se agravó por una infección en la garganta que le obligó a someterse a una intervención quirúrgica.

Por añadidura, los gastos en casa aumentaron y ante la falta de tiempo y condiciones para continuar con su principal actividad laboral, se vio en la necesidad de cerrar su estudio en Pachuca. Luego, con la recuperación física, vino la necesidad de obtener recursos para solventar las necesidades en casa.

La familia es el aspecto más importante, dice, así que en familia hicieron frente al nuevo reto.

Empezó a involucrarse con el trabajo de su esposa, quien tiene un taller de costura en el que se dedica a la confección de blancos, como colchas, edredones, cubrecolchas, sábanas y cortinas, “no es suya la empresa, pero la maquila y nos pegamos los dos ahí a trabajar y con eso nos hemos mantenido”.

Hoy, meses después de aquella operación y de vuelta al arte con tinta en la dermis de su clientela, continua su labor en el taller familiar. Desarrolla ambas actividades a la par, aunque ya no en un sitio específico, puesto que acude a las casas de sus clientes o los recibe en su domicilio para crear y colorear diseños de lo más variado en sus cuerpos.

El arte del tatuaje

José Aurelio empezó en la Ciudad de México, en la delegación Azcapotazalco para ser precisos.

Luego se fue por un tiempo al otro lado del río Bravo, donde mejoró su técnica y se hizo de nuevas herramientas y, lo más importante, aprendió más. Con el tiempo regresó a México y se asentó en Hidalgo porque su familia es originaria de este hermoso estado y acá es donde decidió casarse.

Tiene clientela originaria de diversos puntos del país y vienen a buscarle hasta Tepeyahualco, en el municipio de Zempoala, donde tiene su domicilio y donde confía en abrir en breve un nuevo estudio, para estar cerca de su familia y continuar apoyando en el taller de costura.

Recuerda sus inicios: “cuando yo empecé la gente te veía un tatuaje y se hacía de lado, se espantaban porque pensaban que eras malviviente, vicioso, ex presidiario, malandro. Y también en ese tiempo el estilo de tatuaje que te hacías pues eran rudimentarios, llamémoslos así, muy sencillos, muy burdos o muy toscos. Hoy es diferente, ya con el tipo de maquinaria que hay puedes hacer un rostro o fotografías, hay quienes pueden hacer hasta a la Monalisa sin ningún problema, como arte, pero en tatuaje. Hay muchos estilos”.

Desde su perspectiva, la decisión de hacerse un tatuaje por primera vez implica, generalmente, una serie de reflexiones, “siempre tardan en animarse por el que dirán, si le va a doler, qué van a pensar otras personas… ya cuando te haces algo y te lo hicieron bien y te gustó vuelves a caer. Yo tengo clientes que están más tatuados que yo y yo los empecé a tatuar y siempre regresan. No es un vicio, lo que pasa es que te das cuenta que no duele lo que te imaginabas y te gustó y regresas, regresas, regresas”.

Recuerda uno de los trabajos con mayores satisfacciones, el de un calendario azteca en toda la espalda de un joven al que dedicó alrededor de 11 horas en un solo día y le sorprendió “porque fue el primero que se hacía el chavo y se fue a lo grande”. También ha debido enfrentar peticiones “extrañas”, por decir lo menos, una chica pagó por algo inusual: la cara de un demonio abriendo la boca en sus partes íntimas; medía unos 25 centímetros y tardó alrededor de 10 horas.

En México, dice, el tatuaje que más piden los jóvenes es “la santa muerte”, mientras que las mujeres “se van más a lo clásico, a lo que está de moda, como el infinito, atrapasueños, mariposas, detalles que no son muy grandes pero les parecen muy atractivos”.

Por supuesto, como en toda actividad, esta tienes sus pros y contras, esencialmente los contagios, “porque uno corre el riesgo de pincharse con la misma aguja con la que estas tatuando o a la persona que estas tatuando le puedes contagiar con algo”.

Procesos dolorosos

¿Es difícil empezar en esta actividad? José Aurelio considera que no, más bien “es cuestión que te guste, que te llame la atención y dedicarte, más que nada. Muchos dicen que porque saben dibujar ya pueden tatuar, sí, ayuda bastante, pero no es necesario; es decir, aun cuando no tengas cierto grado de destreza en el arte gráfico podrías dedicarte a esta actividad, pues te puedes basar solamente sacando plantillas y con eso”. El tiempo es el mejor aliado, dice, porque te da la experiencia y así sabes cómo enfrentar una línea o una modificación.

Sobre el equipo necesario, señala que la inversión para iniciar en esta actividad es variable, si quieres empezar con equipos buenos requerirías arriba de 5 mil pesos, dependiendo del tipo de equipo.

El tatuaje, afirma, es considerado una obra de arte por muchos y por muchos no, depende. Si traes un tatuaje de la cárcel, hay tatuadores ahí que son muy buenos y el material que usan también es bueno, pero el clásico es que lo hacen con aguja de cuerda de guitarra, el motorcito de una grabadora y tintas chinas, esto se conoce como “cana”, a la elaboración de “un tatuaje de forma rudimentaria y utilizando elementos de fácil y económica adquisición, técnica surgida en las prisiones: un motorcito de grabadora, tinta china de papelería, entre 900 y 2 mil pesos para hacerte de un kit pequeño con todo lo necesario para tatuar”.

Yo trabajo escarificación que es hacer figuras sacando tiras de piel, branding que es el sello con algo quemado, (como marcaban a las reses), hay gente que se lo hace.

“La escarificación implica más trabajo, no puedes cortar de más, solo sacas tiritas de piel, algo así como milímetro y medio, no solo rajas, haces un surco en la piel, el resultado depende de muchos factores, la capacidad de cicatrización del organismo, si la persona es obesa o muy delgada y no puedes cortar de más. También resulta más caro por el tipo de cuidado y detalle, por ejemplo, un calendario azteca tatuado costaría alrededor de 10 mil pesos pero en esta técnica el costo podría sobre pasar los 20 mil pesos y se haría en varias sesiones”.

Algunas reflexiones

“Algunos consideran que los tatuajes vienen de China o que los japoneses son los chingones porque sus tatuajes son corporales, cuerpos completos, pero en su cultura a quienes se tatuaba era a los reos, a las organizaciones criminales: si te encontraban robando te tatuaban y te ponían la marca para que la gente identificara por qué te habían tatuado, ya traías tu marca por haber robado o asesinado. De ahí lo tomó la Yakuza, en Japón, para espantar más a la gente y para cubrir sus tatuajes por tal o cual situación, los cubrían con uno más grande para que no se viera específicamente por qué habían sido tatuados, pero tampoco se puede decir que es japonés así.

“Su origen es indefinido, subraya, porque los egipcios se tatuaban, los mayas se tatuaban, en todas las regiones del mundo hay referencia de tatuajes. Hay lugares donde forman parte de rituales o como los Maoríes, donde tienen un significado: si eres un guerrero tienes determinado tipo, si eres el líder de la tribu tienes otro nivel, marcaban rangos y contaban historias a través de ellos.


¿Cómo determinas el costo de un tatuaje?

Depende del costo del material, si vas hacer un infinito pues no gasta la aguja, usas solo tres o cuatro gotas de tinta, guantes, gastarás unos 100 pesos aproximadamente, pero si estás en un estudio hay que meter los costos de renta , luz y demás gastos. En un estudio por un tatuaje pequeño de unos 4 o 5 centímetros el mínimo sería de alrededor de 500 pesos aunque hay tatuadores que sienten que sus tatuajes son muy buenos ya te están cobrando como mil pesos como mínimo porque ya manejan su prestigio y calidad de trabajo.

Lo cierto es que lo importante, después de tomar la decisión de hacerse un tatuaje, es hacerlo con un profesional como José Aurelio a quien puede localizar en el 7751433818.

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