Ellas no celebrarán el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, pues deben trabajar para llevar el sustento a sus hogares, o sí lo harán, pero cada una desde sus establecimientos comerciales, tanto en el mercado Barreteros como en las inmediaciones de la calle Ocampo, en el centro de Pachuca.
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Doña Luz: iluminando cada esquina con su esfuerzo
Doña Luz vende chicles y mazapanes sobre una caja de plástico verde cerca del mercado Primero de Mayo, al pendiente de que no vaya pasar algún inspector de reglamentos que le pida retirarse del lugar.
Sentada en la acera, en una esquina de la calle que reúne carnicerías, tiendas de abarrotes, tortillerías, mueblerías, peluquerías y estéticas, porta falda floreada, suéter guinda, bufanda roja estampada con balones de futbol, así como sombrero café claro.
Los comerciantes del lugar pusieron a Doña Luz el sobrenombre de Doña Foco, porque ilumina donde se para, cuenta y una sonrisa asoma en su boca sin dientes entre las arrugas del rostro. Vende en esa esquina o frente a una churrería, también en la concurrida calle Ocampo, antes de llegar al Reloj de Pachuca.
“¿Cuántos años tengo? Ya tengo hartos. Tuve tres hijos pero están como usted, así de grandes, son casados, por lo que trabajo para mí solita”, apunta.
Para hablar con Doña Luz hay que hacerlo cerca de ella, porque no escucha bien. Con sus años de experiencia, recomienda trabajar y ahorrar lo que se pueda para prevenir cualquier cosa “cuando uno llegue a viejito”, por que al final, agrega, nadie regala nada.
60 años vendiendo pollo en Mercado Barreteros
Además, desde hace 60 años, Concepción Urbina Ángeles vende pollo en un local ubicado en la parte posterior del mercado Barreteros, el cual fue inaugurado en septiembre de 1927.
El lugar es pequeño, pintado de blanco. Al frente, una vitrina como una caja de cristal muestra patas, alas y pechugas junto a una báscula y de la parte superior cuelgan bolsas de plástico para entregar los pedidos de los clientes.
La pollería se ubica en un callejón formado por el mercado con los inmuebles aledaños, construcciones recientes, el cual comunica con las calles Nicolás Flores con Nicolás Romero.
Concepción Urbina, de 69 años de edad y originaria del centro capitalino, sonríe cada vez que responde a una pregunta. Esos años han sido hermosos, cuenta, cuando empezó a ayudarle a su mamá con los deberes del establecimiento.
“Antes, se amontonaba la gente por aquí. No había centros comerciales, por lo que todos venían a los mercados. Ahora, han bajado las ventas”.
Con su establecimiento de venta de pollo sacó adelante a sus dos hijos. Estuvo casada, pero ahora cada quien está por su lado.
Concepción Urbina se levanta alrededor de las 6:00 horas cada día para pelar los pollos o comprarlos por avenida Revolución. También termina el qué hacer de la casa y después abre su establecimiento en el mercado Barreteros, el cual cierra de acuerdo con la venta del día.
Los momentos difíciles han sido muchos, como cuando una no vende y el dinero no alcanza; sin embargo, siempre hay trabajo “gracias a Dios”, dice.
Entre flores, Soledad pide que sigan las marchas
Soledad Moreno Pelcastre, de 56 años de edad, vende flores en el Barreteros. Con sudadera negra y playera guinda, la mujer pertenece a una familia florista que labora en otros mercados de la capital desde hace muchos años.
“Mi vida no ha sido difícil. Nosotras como mujeres abrimos puertas. Siempre estamos trabajando, así seamos jóvenes o adultas mayores”, opina y agrega que ha sobrellevado las adversidades con trabajo duro cada día.
En el lugar hay rosas y claveles en cubetas de colores. “A veces no hay venta lo cual dificulta el sustento”, dijo la mujer quien tiene un hijo de 22 años de edad, de nombre Erick. “Cuando nació fue complicado, ya que debes procurar la crianza sin descuidar el trabajo. Una se divide en muchas partes, pero si se puede”.
Considera que las marchas feministas son buenas ya que exponen casos donde las mujeres necesitan ayuda; sin embargo, Soledad Moreno tomó distancia de romper o pintar establecimientos en estas movilizaciones.