“Un espíritu quería posesionarse de mi cuerpo”

Historia

En un año y dos meses César y el grupo han realizado alrededor de 50 exploraciones en donde la gente dice que suceden cosas paranormales en el estado

La idea de investigar cosas paranormales surgió de César, quería hacer algo diferente a lo que hay en la ciudad
Alejandro Reyes
Pachuca; Hidalgo /

César llega tarde, minutos después de la hora pactada. Es lunes, el verano está cerca. La noche abraza la ciudad. Pasan de las ocho. El viento no da tregua. Hay pocas luces en el centro histórico de Pachuca. A César lo acompaña Lupita, su pareja. A mí el camarógrafo.

Acá, a unos pasos del Reloj Monumental hay ruido, son los autos, es el viento. Le digo a César que nos alejemos un poco, que vayamos a un lugar más tranquilo. La Plaza C. Doria, a unas cuadras, es un buen lugar. Caminamos hacia allá.

En la plaza no hay buena iluminación para Aarón, el camarógrafo, pero hay suficiente en la calle Justino Fernández García, a unos pasos. Llegamos junto a un poste de luz y César lleva ya una máscara de plástico en la cara, es negra. Me sorprende, no me di cuenta del momento en el que la sacó de su mochila y cubrió su rostro.

César es un hombre bajito, robusto, pelo negro, 34 años. Dice que la máscara es solo parte de su personaje cuando hace lo que hace por las noches. César es el líder de un grupo que investiga casos paranormales en la ciudad.

Lupita se sienta a unos pasos, pegada a una pared. La calle está vacía pero iluminada, aquí no hay ruido. Aarón revisa su cámara, presiona el Rec y César comienza a contar su historia.

Pachuca Paranormal Oficial, ese es el nombre del grupo de César. Comenzaron el 1 de abril de 2022. Sus integrantes son Irene, Sonia, Ángel, Marcos, Lupita y él. Se dedican a ir a lugares en donde la gente dice que espantan o que aparecen seres que no son de este mundo y desmienten o confirman si es que verdaderamente ocurre algo.

-Un lugar donde realmente te puedo decir que sí pasan cosas paranormales está rumbo a Omitlán, en la presa del niño. En ese lugar solo estuvimos como diez minutos. Se escuchaban gritos, lamentos y la risa de un niño. Cuando nos regresamos a la camioneta encontramos huellas de la mano de un niño en los vidrios.

En ciudad Sahagún, en los llamados edificios blancos, el equipo escuchó lamentos, la voz de una mujer que lloraba, pedía ayuda con desesperación. Según la gente, dice César, secuestraron a una mujer, la llevaron ahí, abusaron sexualmente de ella y la asesinaron junto al joven que la acompañaba.

En un año y dos meses César y el grupo han realizado alrededor de 50 exploraciones en donde la gente dice que suceden cosas paranormales en Pachuca, Omitlán, Ciudad Sahagún, Mineral del Monte, Mineral de la Reforma y Mineral del Chico.

-En las cuevas de Omitlán encontramos brujería africana, es muerte a otras personas y había también adornos al diablo.

- ¿Cómo supieron ustedes que era brujería africana?

-Por los cocos que encontramos ahí, los africanos trabajan con cocos y se encontraba ahí la fotografía de una persona dentro de un coco. Encontramos monedas, dulces, prendas íntimas de mujer, era como una ofrenda para los trabajos.

El equipo también se dedica a desmentir sucesos que la gente afirma que son ciertos. Les dijeron que en los jales de Pachuca se oía el lamento de una mujer, la llorona. Fueron ahí y no escucharon nada.

En el panteón municipal de Omitlán, según cuentan las personas, se aparece un hombre con sombrero, el grupo fue hasta allá para investigar pero no apareció nada.

-También fuimos al cerro de las brujas, que se encuentra rumbo al Tuzofari, es un lugar escondido, nosotros fuimos a investigar porque la gente decía que se veían bolas de fuego y que eran las brujas.

- ¿Y qué pasó?

-No puedo decir si es cierto o es mentira.

- ¿Por qué?

-No sabemos si es mentira porque no encontramos ninguna bola de fuego o si es cierto porque sí encontramos una cueva abandonada con una capilla con santos totalmente en abandono.

La idea de investigar cosas paranormales surgió de César, quería hacer algo diferente a lo que hay en la ciudad. Cuenta que para acudir a un lugar donde se dice que hay actividad paranormal el equipo debe tener protección, saber sobre el hecho a investigar y que el sitio sea seguro para las mujeres del grupo.

- ¿Cómo se protegen para salir a una exploración?

-Nosotros nos protegemos a través de protecciones divinas blancas, nos las da un brujo que tenemos del cual no te puedo dar el nombre.

- ¿Cómo comenzaron a protegerse?

-El brujo nos contactó y nos dijo que tuviéramos cuidado a donde íbamos a investigar.

-Y si no se protegen ¿qué sucede?

-Yo tuve una experiencia muy macabra, un espíritu quería posesionarse de mi cuerpo, la mente se te pone en blanco, la vista se te borra y hablas otro idioma, con otra voz.

- ¿Eso cuándo pasó?

-Cuando fuimos a investigar en el cerro de las brujas.

La primera exploración que realizó el equipo de Pachuca Paranormal Oficial fue en la subestación de energía quemada en Pachuca. Acudieron ahí porque la gente dice que se escuchan lamentos de personas.

Cesar asegura que sí pasan cosas paranormales en ese lugar. Dejaron un radio de frecuencia en el inmueble y dice que a través de ella se escucha el lamento de una mujer.

- ¿No te da miedo cuando hacen las investigaciones?

-Al principio sí porque no sabes a lo que te enfrentas, pero a través de la experiencia y los casos se te va quitando.

- ¿Y el resto del equipo no tiene miedo?

-Las mujeres sí, en las exploraciones las cuidamos.

- ¿Crees en Dios?

-Sí, sí creo en él.

- ¿Qué es lo más fuerte que les ha pasado en las investigaciones?

-Lo de la presa del niño.

Mientras César contaba lo del lamento de la mujer en la subestación de energía y aseguraba que tenía la evidencia, en la calle desierta comenzó a sonar una alarma, la luz de una lámpara lejana prendía y apagaba, la medianoche estaba cerca.

Lo mejor era irse. La pila de la cámara se había terminado. La alarma dejó de sonar. De lo último que César dijo, ya sin la máscara, es que el equipo volvería a los edificios blancos de ciudad Sahagún en donde se escuchaban lamentos de una mujer, que nos invitaban. El camarógrafo y yo nos miramos, sabíamos que por nada del mundo los acompañaríamos a ese sitio.


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