Vecinos de Colinas de Plata cuidan a 11 perritos sin hogar

Todos están vacunados y, a excepción de dos, fueron esterilizados gracias al apoyo y cooperación de la población, quienes además, les dan amor

Aunque no nacieron con la fortuna de pertenecer a un hogar, sí tuvieron la buena suerte de llegar a una gran familia.
Alejandro Evaristo
Mineral de la Reforma /

A finales de febrero pasado, un hecho causó indignación entre los vecinos del Fraccionamiento Colinas de Plata: personal de la perrera municipal acudió al lugar para perseguir, atrapar y trasladar a sus instalaciones a varios perros callejeros que, “para ser honestos no eran ni agresivos, ni molestos; es más, puedo asegurarle que la mayoría de los que vivimos aquí en algún momento les hemos dado de comer y les hemos puesto agua para que no sufran porque pobrecitos”, dice una de las personas entrevistadas.

Algunos vecinos se organizaron y empezaron a pedir apoyo para poder rescatar a los animalitos de una muerte segura en el Centro de Control Canino Metropolitano. Lo consiguieron antes de las 72 horas estipuladas en el artículo 32 del capítulo VI del Reglamento para la Protección, Tenencia y Trato Digno de Animales en el Municipio de Mineral de la Reforma.

Los salvaron.

La historia pudo haberse repetido hace unas semanas, el 11 de mayo para ser precisos. Las personas de la perrera llegaron y estuvieron más de tres horas esperando a que los animales aparecieran, sin éxito. Los perritos estaban ya a buen resguardo.

Representantes vecinales

El nuevo Comité Vecinal del Fraccionamiento Colinas de Plata, conformado por ocho personas, inició en sus funciones a principios del mes de abril. Un presidente, un secretario, un tesorero y cinco vocales fungen como intermediarios entre las autoridades locales y los habitantes de la zona, labor en la que además se dan tiempo para proponer acciones que permitan mejorar las condiciones del lugar y facilitar la sana convivencia entre sus habitantes.

Por ello y a propuesta de las vocales de Salud y del DIF, las señoras Maricela Trejo y Elvia Olivo respectivamente, así como del presidente del Comité, Agustín Guevara, se planteó ubicar a la jauría en algún sitio donde estuvieran seguros, lejos de la persecución de la perrera municipal y de los ataques y amenazas de algunos vecinos para quienes su presencia en las calles representa, dicen, algún tipo de riesgo.

Los llevaron a un predio entre las escuelas y el parque, cerca del tanque de la Comisión de Agua y Alcantarillado de Sistemas Intermunicipales (Caasim), donde les alimentan por lo menos tres veces al día y están al pendiente de ellos para que no sean molestados y evitarles problemas, ya que hay quienes incluso han amenazado con envenenarlos.

Todos los perritos están vacunados y, a excepción de dos, los 11 han sido esterilizados gracias al apoyo y cooperación de la mayoría de los vecinos, quienes no solo han apoyado con alimento, también con tiempo y, sobre todo, amor. Algunos incluso se turnan para verificar cada tanto el bienestar de los animales.

Esto lo hacen especialmente porque les preocupa el actuar de una persona a quien identifican como Jorge Ramos, quien se desempeña como miembro del Honorable Cuerpo de Bomberos en la Subsecretaría de Protección Civil, quien en repetidas ocasiones ha amenazado con envenenarlos.

De hecho, no dudan en afirmar que fue esa persona quien llamó a la perrera municipal e incluso les estuvo apoyando persiguiendo a los cánidos para que se los llevaran de una vez pero, gracias a la oportuna intervención de miembros del Comité y otros vecinos, no logró su cometido.

“Imagínese usted, está en los bomberos para salvar vidas y no le importa terminar con las de estos animalitos que nada le hacen”, dicen con evidente molestia.

Doña Mari cuenta que trató de encararlo para reclamarle su actuar con respecto a los canes, pero esta persona prefirió pedir el apoyo de una patrulla ante cuyos tripulantes la denunció porque, dijo, lo estaba persiguiendo.

“Lomitos” que son familia

Es cierto. Son 11 perros callejeros que si bien no nacieron con la fortuna de pertenecer a un hogar sí tuvieron la buena suerte de llegar a una gran familia en Colinas de Plata.

“Frijol”, “Muñeca”, “Galleta”, “la Güera”, “Pinto”, “Óreo”, “Rocky”, “el Güero”, “Ojitos” y “las Prietitas” descansan a sus anchas y se resguardan bajo la fresca sombra de los arbustos. Ocasionalmente alguno se levanta para tomar agua de alguna de las bandejas para tal fin dispuestas o para comer algo de lo que alguien les llevo, porque se podrán quejar del mal clima si lo desean, pero no de la falta de alimento.

La gente les lleva croquetas, huesos, sobras de comida e incluso una jovencita hace poco les dio bisteces con papas. Ese es el cariño que las personas les tienen a esos 11 perritos en Colinas de Plata: comen tres veces al día sin mayor problema… a veces más.

Ni los vecinos ni los miembros del comité han recibido apoyo por parte de alguna autoridad estatal o municipal para mantener a buen resguardo a los canes y ninguna asociación civil, organización protectora o personas activistas por los derechos animales se ha acercado o ha acudido al sitio para hacer algo por ellos.

Aunque esta situación no les preocupa, Maricela, Elvia y Agustín hacen un llamado a sus vecinos y a la comunidad a continuar participando en su protección y cuidado, a seguir donando alimentos e involucrarse con ellos a fin de garantizar que estos 11 animalitos tengan una buena vida: “nuestra obligación como seres humanos es ofrecer a otros seres un espacio digno en el que puedan jugar, crecer y desenvolverse, por eso les invitamos a participar y quien no quiere, por lo menos que no los moleste y no trate de hacerles daño”.

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