Lumah lleva 42 años deleitando el paladar de pachuqueños con sus deliciosos pastes

El paste tradicional de papa se hace aquí y el éxito de este negocio radica en el tamaño y precio del producto

Estos pastes llevan 42 años en Pachuca. (Alejandro Evaristo)
Alejandro Evaristo
Pachuca /

Tiene una sonrisa hermosa. Es una mujer de rostro dulce con absoluta disposición y toda la actitud para con los otros; ese, sin duda, ha sido uno de los factores fundamentales para el éxito del negocio a cuyo frente ha estado desde hace 42 años en Pachuca.

En el marco del ya tradicional Festival del Paste en Mineral del Monte, es inevitable pensar en la enorme variedad, ingredientes y sitios en los que se puede disfrutar de este icónico alimento hidalguense. Afortunadamente tuvimos la suerte de encontrar Pastes Lumah y a su propietaria, quien con toda disposición y amabilidad accede a platicar su historia. 

La charla se desarrolla en su local, entre charolas, harinas, hornos y un montón de recuerdos colgando de las paredes en forma de cuadros, fotografías, servilletas y mapas, siempre bajo la vigilante mirada de su nieta Fabiola, quien está atenta a cada frase mientras prepara los ingredientes para la producción del día, que oscila entre 300 y 400. 

El gran secreto de los pastes 

Lucía Torres García es el rostro visible de Pastes Lumah y es ella quien personalmente atiende el negocio ubicado allá en el número 202 de la calle Morelos, en el Centro Histórico de Pachuca, a unos cuantos pasos de Casa Rule: “nuestro local no es muy lujoso, pero nuestros pastes y empanadas están hechas con mucho amor”, dice con humildad.

El lugar ha recibido clientes de diversos puntos del planeta. Con orgullo dice que su negocio ha sido visitado por personas de Rusia, Inglaterra, Canadá y Estados Unidos, así como por paisanos que vienen desde este último sitio y que han recomendado pastes Lumah: “hemos tenido la vista de mucha gente de fuera, incluso italianos que luego dicen ‘yo sí fui a Inglaterra, lo probé y sí es parecida la pasta o es idéntica’, así lo han expresado”. 

Han sido 42 años de trabajo, los mismos que tiene en su matrimonio. Recuerda que fue su esposo quien anduvo viendo y recabando la historia de lo que es el paste: “el paste originalmente es el de papa. Los ingleses no comían frijol, no comen frijol al día de hoy. Tuvimos la oportunidad de recibir a la primera caravana de los ingleses que vinieron a buscar a sus antepasados al panteón inglés. El paste originalmente es el de papa, el de papa sin chile y con carne picada, ese es el paste”.

El problema, dice Lucía, es que es la clientela la que pide de otros ingredientes, como el caso del frijol que tradicionalmente se empezó a hacer acá en Hidalgo, además del de mole rojo, atún, tinga, salchicha, piña, arroz y una gran variedad de dulce, “pero en sí el paste es papa, todo lo demás es empanada”.

El producto que más comercializan en Lumah es el paste, el de papa, “nosotros tenemos la receta original y nos enorgullece porque, sin vanidad, sin vanagloria ni mucho menos, nos enorgullece porque los ingleses dieron su punto de vista respecto a la papa, allá -dice señalando la pared de la que cuelgan tres cuadros, uno de ellos el relacionado con el logotipo de su negocio y los otros sobre el tema-, se pueden apreciar dos mantelitos que nosotros pusimos en cuadro porque es algo muy especial de parte de ellos que nos los mandaron de allá de Inglaterra, y que es de Cornish Pasties, o sea que es de ahí el paste, de Cornish, de Cornwell, Inglaterra, tenemos un mapa de Cornwell”. 

Sus pastes y empanadas no son grandes y su costo es muy accesible: “hacemos los pastes pequeños porque desde 1994, desde la devaluación del peso, empezamos a hacer el paste pequeño y lo vendemos en 7 pesos, en aquel entonces costaba 1 peso y de 1994 a 2023 han subido 6 pesos y podemos ver que sí se puede, con la mano de Dios y agarrados de Dios se puede. Con todo respeto hablo de espiritualidad pero es así”.

Durante la charla es inevitable hablar del Festival del Paste, que se desarrolla este fin de semana allá en Real del Monte. Lucía insiste en la necesidad de que en ese evento se hable claro de este alimento y del legado de los ingleses y, aunque no asistirá, no le preocupa pues hay clientes que vienen a su local desde aquel municipio para disfrutar de sus preparaciones.

“Le repito es con mucha satisfacción, con mucho orgullo, sin vanidad y sin vanagloria, sino toda el honor y toda la gloria a Dios que nos ha prestado este negocio durante 42 años. el paste es de papa, mis respetos para todos los que hacemos de otras variedades, incluyéndonos nosotros, pero el paste es de papa”, insiste.

Mantener la tradición

Nosotros ya no hemos profundizado en más sabores porque llegó un tiempo que hasta de chinicuiles se llegaron a hacer y la gente incluso preguntaba si hacían de huitlacoche o de algún otro alimento, pero nosotros ya no nos metemos más en eso porque se degeneraría mucho este legado que nos dieron los ingleses, que fue el de papa con carne y que la gente, en especial los mexicanos, le nombra el minero, pero es paste. 

“Venta de pastes hay por todos lados y de alguna forma es triste porque todos quieren hacer pastes; incluso hay gente que aquí me llega y me dice oiga me puede enseñar a hacer pastes y les digo que no porque es tiempo y muchas cosas, lo que puedo hacer es asesorarte para algo pero esto es un negocio de 42 años y lo digo recio y quedito, nos falta mucho para seguir manteniendo lo que es la calidad del paste, lo que es el paste en realidad porque es un solo sabor, que nosotros hemos metido muchos sabores y me incluyo, pero no, yo no estoy de acuerdo, pero la demanda de la gente lo empieza a pedir y por lo mismo lo hacemos”.

Lucía afirma que el éxito de su negocio es el tamaño de su producto: “la gente regresa a comprar más y dicen que está rico, les gusta porque es pequeño, botanerito (…), lo que hemos querido es seguir con la tradición de lo que es el paste para darle una atención al turismo, aun cuando esta decaído acá en Pachuca porque solo tenemos el centro y de aquí la gente se va a huasca o a los prismas”.

Recuerda que el pedido más fuerte que le han hecho fue una vez que le pidieron mil pastes y fue una gran experiencia, los preparó hace 10 años y en ese entonces costaban 4 pesos; los hizo con ayuda de dos personas más y su esposo: “me costaron lágrimas esa ocasión por la responsabilidad de preparar mil pastes, de hecho el gobierno estatal nos ha hecho pedidos para sus eventos, tengo la satisfacción de decir eso y no puedo estar más que agradecida, gracias por los que nos siguen diciendo que es un rico paste”.

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