Una de las mayores vulnerabilidades sociales en zonas urbanas que se presenta en el Estado de México es la relacionada con granizadas, ya que se muestran grados de afectación que van de muy bajo hasta alto en las distintas regiones de la entidad, sumando 13 municipios con un mayor riesgo.
El Programa Estatal de Acción ante el Cambio Climático Estado de México indica que municipios como Acambay, Temascalcingo, San José del Rincón, San Felipe del Progreso, en el norte de la entidad están clasificados con un grado de vulnerabilidad alto.
A estos se suman municipios de la región centro, como Zinacantepec, Toluca, Temoaya, Lerma y San Antonio La Isla, además de Zumpango, Tequixquiac y Hueypoxtla.
Tres regiones
De acuerdo con este documento, el grado de vulnerabilidad alto y de mayor importancia abarca un total de 99.57 kilómetros cuadrados, que representan el 4.2 por ciento del total de áreas urbanas, se presentan principalmente en estas tres regiones de la entidad.
Se observa que el grado de vulnerabilidad medio cubre un total de 617.17 kilómetros cuadrados, que equivalen a 23.04 por ciento del total urbano, con especial atención en la región este, al norte del Valle de México, así como en Texcoco, Ecatzingo y Atlautla.
En esta misma clasificación se encuentra casi toda la Zona Metropolitana del Valle de Toluca además de los municipios de Villa Victoria, Villa de Allende y Donato Guerra, mientras que en la región sur se encuentra el grado medio en Texcaltitlán, San Simón de Guerrero y Otzoloapan.
Los grados de vulnerabilidad muy bajo y bajo se encuentran distribuidos de manera uniforme en todo el territorio estatal, cubriendo 535.48 kilómetros ni aseados (22.59 por ciento) y mil 117.44 kilómetros cuadrados (41.14 por ciento) respectivamente, siendo este último el predominante, además de abarcar mayor parte de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Tormentas y granizadas
En el Programa Estatal de Acción ante el Cambio Climático Estado de México se detalla que las granizadas son un fenómeno que no solo afectan de manera física, sino también de manera psicológica, por el sonido y los daños que se puedan llegar a presenciar.
“El granizo puede llegar a tomar grandes velocidades y, dependiendo el tamaño que tengan las bolas de granizo, el nivel de peligrosidad puede aumentar, causando daños materiales al romper ventanas, agujerar o marcar edificaciones, también puede dañar cultivos ocasionando pérdidas”, se explica en el documento de referencia.
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