Después de 25 años de trabajo ininterrumpido en lo que más disfruta, la elaboración de artesanías de oro y plata, Porfirio Cruz Guzmán regresó a Hidalgo a capacitar gente en ese oficio, pero la empresa cerró y se quedó sin empleo, así que tuvo que buscar trabajo, pero por la edad, le fue muy difícil conseguir algo y por esa razón tuvo que autoemplearse.
Decidió dedicarse al comercio, actividad que desarrolla a partir de las 8 de la mañana y hasta las 3 de la tarde. Después aprovecha las horas vespertinas para disfrutar de su pasión y continuar creando hermosas piezas de joyería que después comercializa y, aunque esto le satisface, no está del todo conforme y junto con otras artesanos está empecinado en llegar a tener un taller en forma porque el objetivo y su deseo es darle identidad a la región y al estado en esta actividad.
Porfirio tiene 55 años y un sueño que quiere hacer realidad.
Jornada diaria
Su día inicia a las 5 de la mañana. Despierta y después de prepararse se dirige a la Central de Abasto en Pachuca con el fin de surtir parte de la mercancía que vende para que a las 8 de la mañana su establecimiento móvil esté listo para atender a la clientela, así ha sido desde hace alrededor de 23 años de lunes a sábado porque los domingos hay que hacer algunas actividades en casa.
Cuando se decidió por el comercio analizó a conciencia la situación. A la fecha sabe que “cuando el comerciante de muy bajos recursos quiere emprender un negocio, no puede porque las rentas están muy altas y ese es el problema: la gente que renta un local no puede subsistir tanto tiempo y por eso hay tantos que optan por poner un negocio ambulante, porque las rentas son carísimas”.
Compró una camioneta tipo vanette del 85 en la que invirtió alrededor de 5 mil pesos para habilitarla y poder vender frutas, verduras, pollo, huevo y algunas otras cosas: “está difícil rentar un local, es caro, entonces mejor vale la pena hacer una inversión y que esa inversión sea de uno para no estar pague y pague rentas”.
Para el funcionamiento de esta recaudería móvil solo hubo que tramitar un permiso en la presidencia municipal y estar regularizado, como en cualquier otro lado, así que cuenta con la autorización respectiva para estacionar su negocio cada mañana en Colinas de Plata; ha buscado un sitio para vender en otro lado los domingos, pero lo duda porque, de hacerlo, habría que aumentar a los precios el porcentaje equivalente al costo de la gasolina.
El reto, dice, es consolidarse y no tener miedo a la competencia, “ese es el peor error, la competencia es buena y es sana porque eso nos obliga a dar mejores precios y trato a la clientela”.
Pasión artesanal
A las 3 de la tarde cierra las ventas y regresa a casa, donde habilitó un pequeño taller para hacer joyería o composturas.
Porfirio quiere montar un taller en forma pero el problema, como en todo, es la inversión, que en su caso es de alrededor de medio millón de pesos apenas suficiente para algo básico, con unas cuántas máquinas pequeñas para trabajar con metales preciosos. Por eso planea acercarse a los tres niveles de gobierno a ver si puede conseguir el apoyo.
“Cuando cerraron la empresa en Real del Monte, quise hacer un proyecto ahí, porque es un sitio donde las tiendas no saben lo que es artesanía y los verdaderos artesanos no están ahí, andan desperdigados, como yo. Mi propuesta es hacer un proyecto en Real del Monte donde haya verdaderos artesanos para dar identidad propia a Pachuca y Real del Monte”, dice.
El problema es que todo está industrializado, dice, y la mercancía que ahí venden la traen de otros lugares, como Taxco, Guerrero, “no hay una identidad propia de los artesanos de la región y ese era mi propósito cuando salí, pero por falta de recursos no pude emprender ese proyecto y dar así identidad en ese sentido a Hidalgo, porque habemos muy buenos artesanos”.