Natalia Sánchez es una joven hidalguense con la sonrisa siempre a flor de piel. Llegó a la capital queretana hace ya varios meses desde Huichapan, Hidalgo, de donde es originaria, donde terminó su educación media superior y viajó hasta esta vecina entidad para continuar su preparación universitaria y convertirse en médico veterinario zootecnista porque sí, ella ama a los animales.
Junto con la pareja formada por Vania Gallardo, quien es nutrióloga, y su esposo, el chef Eduardo González, son los creadores, forjadores y responsables de mantener a flote un proyecto que nació hace dos años, en plena pandemia: “Santa Barbaridad”.
La entrevista se desarrolla en el marco del Festival Artesanal del Café, Chocolate y algo más, llevado a cabo en pleno centro histórico de esta hermosa ciudad y en el cual participan como únicos representantes de Hidalgo.
Una dulce oportunidad
Eduardo es chef y tenía intenciones de poner un negocio. Pensaba en ello todo el tiempo y no se decidía, le confesó a Vania su interés y ella se sumó a la búsqueda. Natalia se sumó poco después.
Él quería iniciar algo, pero lejos de los tradicionales emprendimientos de sus colegas; luego de darle vueltas, analizar las posibilidades al alcance y comentarlo con Vania y Natalia tomaron la decisión: el objetivo era la elaboración y venta de pan gourmet. Así inició el proceso.
Justo cuando estaban en el proceso de conseguir materiales, insumos y un espacio para llevar a buen puerto este emprendimiento por iniciar, el mundo tuvo que enfrentarse a un enorme reto en forma de enfermedad que obligó a todos a mantenerse bajo resguardo por decisión de las autoridades de salud.
Aunque para otras personas esto significó un enorme problema, nuestra tríada observó aquí una ventana de oportunidad y no abandonaron la idea. Eduardo se dedicaría a la preparación del pan y ellas a la venta directa en domicilios con el uso de canastitas y una bicicleta. Así nació “Santa Barbaridad”.
Enorme reto
“Somos una empresa recién conformada, una panadería gourmet que ofrece galletas tipo americanas y pan artesanal elaborado con los mejores insumos que dan forma a exquisitos chocolatines, roles, bisquets, conchas, orejitas y toda una variedad de pan de dulce, así como pan de caja”, explica Natalia.
“La diferencia con otras pastelerías y panadería es porque los ingredientes son de la mayor calidad, no pensamos en elegir los ingredientes más baratos, sino aquellos que hagan que el pan tenga mejor textura, sabor y que dure ya que como no tiene conservadores se necesita que este bien para que se pueda mantener”.
Recuerda que la llegada de la pandemia pudo haber dado al traste con la intención, pero vieron una gran oportunidad al caer en la cuenta de que la gente estaría sí o sí en casa, así que la opción era ir a los domicilios a ofrecer sus productos casa por casa hace dos años; el proceso fue un poco lento porque nacieron durante la emergencia sanitaria y vendiendo en una canastita en Huichapan.
Empezaron a crecer y a hacer entregas de pedidos cada vez más grandes porque a pesar de que pudiera pensarse que el costo de sus productos es un tanto elevado, la realidad es que vale cada peso invertido en ello.
El negocio ha tenido muy buena respuesta y por eso piensan en expandirse, aunque no hacia otros puntos de Hidalgo, sino hacia Querétaro, por la cercanía, dice Natalia, quien no tiene empacho en recomendar a los nuevos emprendedores que actúen: “no hay que tener miedo al éxito”.