Joel se acerca con toda seguridad, explica a los clientes el menú del día y sonríe con amabilidad mientras toma la orden. Desde el interior del remolque su madre le observa con notable orgullo y el pequeño de 10 años se acerca para decirle qué es lo que la pareja ordenó.
Sharon también sonríe, toma de los contenedores plásticos algunos cortes de carne que coloca en la plancha caliente y le recuerda que debe ofrecerles también algo de beber. El niño vuelve con los comensales a cumplir con la recomendación materna: el hombre quiere un refresco de sabor, la chica optó por un vaso de agua de Jamaica.
Vende tacos de carne asada: roast beef, cecina natural, cecina enchilada, chorizo huasteco, chorizo argentino acompañados de cebolla, papas y nopales.
Mientras platica su historia, la mujer se da tiempo para colocar papas frescas en el aceite, preparar los platos y las servilletas, pedir a su hermana Marlén servir salsas y a Joel a no perder de vista a la traviesa y curiosa Martina, quien a sus tres años está decidida a involucrarse también en el negocio emprendido por su madre hace cuatro años, cuando enviudó…
Unión familiar
Sharon Bello Hernández es comerciante y madre dos pequeños. Empezó con el negocio hace dos años, aunque apenas tiene 12 meses en su nueva ubicación, en la contraesquina de la delegación del IMSS y las oficinas del Poder Judicial Federal, antes vendía en Plaza de Toros.
Era ama de casa y vivía en el Estado de México, pero su esposo murió en un accidente de moto y tuvo que buscar la manera de salir adelante. Se le ocurrió vender comida porque podía tener a sus hijos con ella y estar trabajando. Fue difícil, la bebé tenía 8 días de nacida y le resultó complicado encontrar la manera de salir adelante con los dos.
Su abuela es nativa de Hidalgo y toda su familia estaba acá, por eso tomó la decisión, ¿para qué se quedaba en el Estado de México? Decidió venirse a la tierra de la barbacoa y los pastes y el aire de su capital para empezar de nuevo.
Sobre su negocio dice que es muy bendecida porque tiene muchos clientes que ya le conocen y le hacen pedidos y de pronto llegan y poco a poco se ha ido aclientando, aunque reconoce que ha tenido días complicados, incluso para sus hijos quienes, como están en el negocio con ella, a veces se desesperan pero tienen una meta y por ella trabajan: algún día tener un restaurant más grande, “no uno, muchos”, dice Joel.
Sharon cree que hay más oportunidades de negocio acá en Hidalgo que en su natal Edomex; de hecho, le gusta más porque hay más seguridad y también los espacios “porque aquí ve uno todo bonito y allá en el estado de México todo es sucio, y eso es lo que para mí y para mis hijos quiero, la tranquilidad y la paz de estar en un lugar bonito como aquí no se compra con nada”.
Los hijos ayudan en el negocio en especial Joel porque la niña aún es muy pequeña, él dice a los clientes de qué hay: “ayudan en todo, a recoger, limpiar, poner el negocio, ellos están aquí conmigo involucrados y eso les va a servir para la vida, sé que al final del día eso les va a servir porque van a valorar cada situación que en su vida tengan para bien o para mal, tanto buenas y malas, porque esto es una rueda de la fortuna”.
El negocio
El negocio es suyo pero sus hermanas Valentina, Joela y Marlén ayudan porque entre todas se apoyan, al igual que sus hermanos Erik y Emiliano, hay días en que todos están ahí, se involucran atendiendo a los clientes, apoyando en la cocina, recogiendo y lavando los utensilios que utiliza cada día, son “hermanos muégano”. Además, los niños se involucran mucho porque les encantan los tacos, entonces buscan la forma de ayudar y ser recompensados con un sabroso taco, eso sí, sin descuidar la escuela. Joel ha asegurado que tendrá una profesión y está decidido a ayudar a su madre.
Sharon recuerda que cuando murió su esposo tenía unos ahorros y se preguntaba qué iba a hacer porque solo cuenta con la preparatoria terminada, y sus hijos solo cuentan con ella para salir adelante , entonces este modelo de negocio me gusta porque ellos están conmigo, el negocio es mío y yo decido si me pongo o no para poder estar con ellos, , por eso decidió invertir sus ahorros y se hizo del remolque.
Me han juzgado mucho, en especial los hombres porque pocas veces creen en que una mujer es capaz de llevar a cabo este tipo de trabajos y yo le digo a mi hijo que no nací siendo taquera, pero puedo hacerlo.
Sí ha sido complicado, pero bien. He sabido manejarlo y me siento orgullosa de mí porque yo no imaginé que podría tener mi propio negocio, que tuviera aquí a mis hijos, que yo fuera mi propio patrón, que yo me manejara y que con esto yo pueda y tenga la manera de no depender de nadie.
Nunca imaginé que iba a pasar por esta situación y ahorita que lo estoy viviendo y que ya pasaron cuatro años volteó para atrás y me sorprendo por cuánto he avanzado.
La gente que a veces pasa por aquí no lo sabe, pero cada quien tenemos nuestras batallas por dentro y le vamos a seguir dando hasta que tengamos muchos restaurantes yo y mi hijo, en grande, vamos a pensar en grande, Joel es más consciente y más maduro. Le ayuda con las compras se ha puesto listo para poder involucrarse en esto. Él ve todo el esfuerzo que estamos haciendo. Ojalá que logre todos sus sueños, que nunca se detenga que piense siempre en perseverar, en insistir y en resistir.
Su negocio se llama Shingona porque se considera una mexicana fuerte y valiente, una guerrera, y diario se lo dice a su hija: “somos una Shingonas nuestros procesos solo nosotras los sabemos y cuando me ve quebrada y lloro dice levántate ma’ somos unas shingonas…”.
Mensaje para las mujeres
“Que no se den por vencidas, que cada vez que se quieran caer se levanten siempre con más fuerza , que vean a sus hijos y se motiven para darle más para adelante , que los vean y se motiven para hacer cambios si son necesarios para ser mejores madres y que no pasa nada por ser madre soltera, porque agarra uno quién sabe de dónde tantas fuerzas… pero salen”.