Cuando tenía alrededor de 30 años, Juan González Butanda decidió cambiar de giro y abandonar la venta de flores. Siempre había manifestado interés en la venta de alimentos y puso una tienda, luego una cocina económica y también lo intentó con la venta de antojitos hasta que dio en el clavo y la clave de su éxito: hace casi 46 años se decidió a comprar un pequeño local de 2 por 2 en el mercado Primero de Mayo y empezar a vender tacos de guisado.
El negocio fue un éxito ahí, por eso decidió expandirse y abrir una sucursal en el domicilio familiar, allá en la colonia Plutarco, donde también empezó a irles de lujo gracias a los empleados de la Compañía de Luz y de los negocios y vecinos de la zona, pero la matriz en el mercado exigía demasiado y había que priorizar, por lo que suspendieron la venta allá, en las cercanías del panteón municipal.
Acá en el mercado, el buen Juan le ponía todo el esfuerzo a su recién nacido negocio y se daba cuenta de las carencias de algunos pequeños de la zona a quienes con gusto alimentaba cuando pasaban por el local para ir a la escuela porque quizá ese iba a ser su único alimento en el día. Los menores hoy son adultos y sus mejores clientes.
Los tacos de Juanito, como era bien conocido entre la gente del barrio y sus compañeros en el zoco, empezaron entonces con una historia que hoy continúan su esposa Yolanda y sus hijas Verónica y Jessica.
El 7 de agosto festejarán 46 años y planean echar la casa por la ventana, habrá edecanes, refrescos gratis, pastel y otras sorpresas más para los comensales.
Los inicios
Las hermanas González Butanda tienen mucho en común, además de una increíble expresividad en la mirada y una sonrisa de esas que solo adornan los rostros de personas comprometidas y entregadas, de esas que da gusto conocer pues.
Recuerdan que cuando su padre empezó el negocio tenía alrededor de 30 o 33 años y falleció a los 68, hace diez años. La taquería cumplirá en agosto 46 años.
La matriz está en el mercado 1 de Mayo y se decidieron expandir fue a petición de la propia clientela, quienes les pedían un local más cercano al centro pero ¿a cuál? Los pachuqueños saben que en la bella airosa hay tres: el reloj, el mercado Primero de Mayo y Plaza Juárez. Se decidieron por este último pero tardaron algunos meses, años quizá, en poder concretar porque necesitaban encontrar un buen sitio a un buen costo.
Jessica se hace cargo del local en el mercado 1 de Mayo, Verónica y su mamá son responsables del ubicado en los arcos frente a Plaza Juárez. Las tres hacen las compras, llevan la mercancía y, con ayuda de dos cocineras, una por local, preparan los guisados con que deleitan cada día a los comensales pachuqueños y de los alrededores.
Para tener una idea de la cantidad de comida que preparan, imagine usted que cada día compran al menos 30 kilos de bisteck y entre 60 y 80 kilos de masa y todos los días se les acaban. Solo hay tres días al año en que los locales permanecen con las cortinas cerradas: el viernes santo, el 25 de diciembre y el 1 de enero. En todos los demás, el horario de atención es de 9 de la mañana a 5 de la tarde, pero la gente empieza a llegar desde las 8:30 am y a esa hora inicia la venta de tacos, conforme van saliendo los guisados, porque todo es del día, todo es fresco y todo se va sacando poco a poco.
Una deliciosa oferta
En tortillas recién hechas a mano y por cierto de muy buen tamaño, preparan tacos de costilla, alambre, rellena, chicharrón, pancita, carnitas, chicharrón prensado, champiñón con queso y pastor de pollo, aunque las verdaderas estrellas son los de arroz con huevo (mejor conocidos como “de alejo”, aunque no saben a ciencia cierta por qué) y los de bisteck con papas y cebolla.
Ni qué decir de las salsas, la de chile morita, la verde y los chilitos de árbol asados, ¡uf!
No exageran, son deliciosos, y la gran mayoría de quienes los prueban regresan.
De hecho fueron los favoritos de muchos políticos, como los ex gobernadores Miguel Ángel Osorio Chong y Francisco Olvera Ruiz, quienes enviaban a alguien a comprarlos mientras ellos atendían sus respectivas responsabilidades.
Hace tiempo, durante la Semana Santa, cambiaban el menú y preparaban tacos de chiles rellenos, tortitas de camarón y romeritos, pero la gente siempre pedía carne y por eso dejaron de preparar platillos exclusivos de cuaresma y prefirieron seguir con los guisados ya conocidos.
Con mucho orgullo y una sonrisa encantadora, Verónica no duda en asegurar que los Tacos Juanito son tan icónicos en Pachuca, como lo son los pastes y todos sus comensales, sin excepción, son sus mejores clientes; algunos incluso vienen de lugares cercanos, como Actopan, Tepeji del Río y Tulancingo, “pero todos son muy importantes para nosotros”.
Y eso les satisface, saber que la gente queda satisfecha “porque uno se da cuenta, algunos incluso nos felicitan y reconocen que nuestros tacos son una verdadera delicia y nos recomiendan; de hecho quienes llegan por primera vez a probarlos regresan porque les gusta el sazón”.
De hecho recuerdan el caso de unos jóvenes que vinieron al local a ver quién de ellos se comía más tacos y “hubo uno que nos sorprendió a todos: ¡se comió 15!”
Retos y compromisos
Al igual que sus padres, Verónica y Jessica reconocen la importancia de ayudar a otros. Juanito les daba de comer a los pequeños que pasaban por su local para ir a la escuela porque sabía que algunos no habían desayunado o no comerían sino hasta que regresaran a casa. Hoy esos niños se han convertido en adultos y siguen viniendo: “hay uno que todos los días viene por sus dos tacos de arroz con huevo y mole, todos los días, porque de niño mi papá se los daba porque no tenían para comer”.
Una de las épocas más difíciles que han tenido que enfrentar fue la pandemia, pues tuvieron que cerrar dos meses por las medidas sanitarias adoptadas y las recomendaciones del sector salud. De las 15 personas que trabajaban originalmente tuvieron que prescindir del apoyo de cinco y aunque trataron de implementar la venta a domicilio “no hubo éxito debido a la responsabilidad que implica preparar alimentos, además de que la propia clientela deseaba comerlos en nuestros locales”.
Poco a poco empiezan a recuperarse de la pandemia y piensan implementar la entrega a domicilio en breve. Mientras tanto, se encuentran en preparación para la apertura del nuevo local en el antiguo domicilio familiar y atendiendo el permanente compromiso de evolucionar y adaptarse a estos nuevos tiempos aunque siempre con el objetivo de ofrecer un producto de calidad, limpio y seguro:
“Se trata de aprender, seguir apoyándonos, expandiéndonos y seguir dando un buen servicio al cliente, por eso nos capacitamos todo el tiempo permanentemente y nos adecuamos a los cambios de la época para innovar en todos los aspectos en especial a raíz de la pandemia”.
Hay gustos diferentes, lo saben, pero siempre tratan de atender las recomendaciones y sugerencias de su clientela…