La discapacidad no distingue entre niveles socioeconómicos, tanto puede llegar a una familia de un nivel alto, como puede afectar a los más necesitados y los tratamientos que existen están lejos de ser accesibles, sobre todo si hablamos de la equinoterapia, una técnica asistida con caballos que Vercodi A.C. busca poner al alcance de todos.
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Julia y Jesús son una pareja de esposos que experimentaron los beneficios de esta terapia de primera mano, a través de su hija, que nació con retraso psicomotor y asperger; aunque ella ya asistía a una escuela especial y recibía atención de psicólogos, su padre la acercó a los caballos, aprendió a montar y empezaron a notarse los cambios.
“Sabíamos de la equinoterapia pero cuando preguntamos nos dimos cuenta de que ni dejando de comer podíamos pagarla porque es carísima por el mantenimiento de los caballos, entonces cuando vimos el cambio dijimos por qué no hacer algo para ayudar a más gente”, nos cuenta Jesús.
Ahí empezó la aventura de esta familia que por más de 10 años ha llevado alegría, esperanza y una mejor vida a decenas de familias y niños con alguna discapacidad. Un camino escabroso en el que no se han rendido pues, como dicen, trae a sus vidas una satisfacción que nunca van a dejar de agradecer.
“Yo nunca pensé que mi hija pudiera terminar ni la primaria, ella ahorita ya salió de una prepa técnica, se capacitó como asistente educativo y la capacitamos también como terapeuta, aparte está estudiando psicología, ya le falta un año y medio para salir de la carrera y ella quiere trabajar para pagarse la escuela, te soy sincero, ese es para mí el logro del millón.
“Gracias a Dios ella está muy bien, la discapacidad no tiene cura, les damos una mejor calidad de vida, los integramos a la sociedad, no los vamos a curar, pero les ayudamos bastante, a ella lo que le queda es asperger y dice que ya no quiere terapias, pero como nos ayuda a darle terapias a los niños, ella solita se terapea”.
“Rompimos con el esquema de que la equinoterapia era solo para los ricos, porque es carísimo, nosotros pensando una de las formas de agradecerle a Dios que mija esta bien y viendo que un obrero que gana 4 mil pesos jamás te va a poder pagar 12 o 13 mil pesos de una terapia, aparte el tener un hijo con discapacidad conlleva muchísimos gastos, pensando en la gente obrera pusimos una cuota de recuperación de 800 pesos para mantener los caballos en un inicio.
“A través del tiempo hemos avanzado y ahorita los niños que tuvimos hace 10 años que tenían 12 o 13, hoy son adultos, vienen y te abrazan y dicen, gracias ya estoy trabajando, ya no me corren en la escuela y ese es el mejor pago que podemos tener”.
Su camino de servicio a tenido altibajos, no tienen un terreno fijo, por lo tanto han tenido que cambiar de locación cuando les requieren el espacio que rentan, mientras que esto implica tener que empezar de nuevo y hacer las adecuaciones del terreno, que Jesús ha trabajado por sí mismo ante la escasez de recursos. Por otro lado, los caballos con los que empezaron ya eran viejos y murieron, ahora cuentan con el apoyo de otras personas que les prestan a estos animales a cambio de alimento y manutención. Cada caballo necesita alrededor de 2 mil y 2 mil 500 pesos al mes, entre alimento, vacunas, desparasitaciones, cambio de herraduras y otros gastos, señalan.
“Nos faltan muchas cosas, en una ocasión vino el gobernador cuando apenas era electo y me decía “qué me vas a pedir” y le decía, para mí no te voy a pedir nada, para nosotros si hubiera alguna institución o empresa, o el gobierno nos beca a algunos niños para beneficiarlos a ellos y con lo poquito que se recupere vamos manteniendo a los caballos
“Con lo poquito que nos aporten yo levanto esto, si lo levanté sin nada yo creo que teniendo un poco de ayuda podremos salir adelante”, señala el fundador.
Por ahora la problemática más fuerte que enfrentan es una multa del SAT, pues la contadora que tenían no hizo los reportes debidos, situación que los llevó a perder su lugar en el padrón de donatarios.
“Tuvimos un problema con la contadora, no hizo los reportes y nos llegó una multa de 142 mil pesos que ahorita va en 200 y estamos tratando de salir con eso, ahora sí que deshaciendonos de cosas para salir adelante con lo de esa multa y pues volver a empezar, echarle ganas y aunque nos quedemos sin nada volver a empezar para seguir trabajando, porque la satisfacción más grande es ver que llegan los niños y te abrazan y te dicen gracias, es algo muy bonito.
“Para nosotros mover un dedo, parpadear o sonreír es muy fácil pero para una criatura con discapacidad es un logro muy grande”.
La pandemia por supuesto que también vino a afectar sus operaciones y su misión, pero esta pareja y su equipo de voluntarios se han mantenido fuertes a como dé lugar.
Por ahora sus necesidades más urgentes son un terreno a comodato que han querido pedir al gobierno de Apodaca, para no tener que pagar renta cada mes y una plataforma o remolque con el que puedan mover tarimas y pacas, sin embargo lo que piden con más insistencia es que el gobernador del estado beque a una cantidad de niños para seguir llevando a ellos y a sus familias una mejor calidad de vida. La cuota de recuperación actual es de 2 mil quinientos pesos, pero ofrecen una beca del 50 por ciento con la que solo pagan mil 250, con la única condición de que sean constantes, pues es clave para la mejora del paciente.
Entre los beneficios que trae la equinoterapia está la ayuda en problemas de conducta, como la agresividad y el aislamiento, disminuye la ansiedad, mejora la concentración y control de las emociones, favorece e incrementa el vocabulario, regula y mejora el funcionamiento de los órganos internos y va dirigida especialmente a personas con alguna discapacidad física, neurológica, conductual o funcional, como síndrome down, autismo, déficit de atención e hiperactividad.
Se puede conocer más acerca de esta terapia a través de su página de facebook https://www.facebook.com/VercodiAC donde además ofrecen una clase de prueba gratis a quien esté interesado.