Veterinaria en Tula se pone de pie para seguir trayectoria de 22 años atendiendo 'lomitos'

Pobladores, veterinarios y proveedores le realizaron donaciones para ayudarlos a reabrir el negocio

Veterinaria Mascotas Acuario logra salir poco a poco luego de haberse inundado. (Francisco Villeda)
Francisco Villeda
Tula de Allende /

Amairany Montiel y su papá, Gerardo Antonio Montiel, veterinarios de profesión, trabajan a marchas forzadas para poner en pie de nuevo su negocio tras la histórica inundación del pasado 7 de septiembre, en Tula de Allende.

Desde hace 22 años Gerardo, ahora de 61 años de edad, está al frente de Mascotas Acuario, un establecimiento situado sobre el circuito Zaragoza, en el centro de Tula. De a poco comenzó a construir el negocio familiar, una veterinaria que se fue posicionando y convirtiéndose en un referente por la variedad de productos, y es que quienes llegaban a este local lo mismo encontraban desde un conejo hasta un pavorreal.

Amairany, de 24 años de edad, también estudió veterinaria y se sumó como profesional al equipo de Mascotas Acuario, poniendo su pasión al servicio de los animales, algo que heredó de su padre, un hombre de trato amable, pero franco.

Mala racha

Como muchos negocios, el de ellos desde marzo de 2020 resentía los estragos económicos de la pandemia de covid-19, una enfermedad que paralizó casi en su totalidad al mundo. Amairany calcula que las ventas disminuyeron aproximadamente un 40 por ciento a causa del cierre que ordenaron autoridades para evitar contagios.

Aunado a ello, el 7 de septiembre, una inundación por el desbordamiento del río Tula, de aguas residuales, devastó la zona centro, noqueando a la economía de este municipio, mandándola a la lona. Mascotas Acuario perdió muchos animales por la inundación, tuvieron que sacar los cadáveres del establecimiento, hacer las labores correspondientes para evitar un foco de infección y posteriormente los entregaron a las autoridades para su disposición final.

Desde ese momento sabían que tenían que “empezar desde cero, desde abajo, con limpieza de local, de todo, pero pues gracias a Dios ya estamos laborando poco a poco, con consultas, con estéticas, un poco de accesorios ya tenemos y ahí vamos levantándonos”, dice Amairany.

Con donaciones de la población, de veterinarios de Pachuca y del estado de México, así como de sus proveedores han logrado salir adelante y ponerse de pie nuevamente. Hoy ya tienen medicamentos, accesorios, entre otros insumos. No obstante, han recibido apoyo gubernamental.

No es fácil, pero poco a poco se están levantando de esta devastación, y para ello tienen contempladas promociones, y “a lo mejor hacer una campaña de esterilización para levantarnos y que nuestros clientes regresen y que la gente nueva nos conozca”.

Por ahora, dice la veterinaria, no han terminado de cuantificar sus pérdidas, aunque adelanta que son cuantiosas pues fue pérdida total, además de que al no reactivarse totalmente la economía en el centro del municipio hay pocos visitantes en esta zona, y por ende, bajos ingresos, pero confía en que ello mejore en breve.

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