Braskem Idesa y su compromiso con un futuro sustentable

La empresa trabaja con su cadena de valor para que todos los embalajes de plástico se puedan recuperar, reciclar y reutilizar en 2040.

Emiliano González Islas
Ciudad de México /

Hace cuatro años que la empresa brasileña Braskem y la mexicana Idesa decidieron sumar esfuerzos para operar Etileno XXI, el complejo petroquímico más grande de América Latina, en Nanchital de Lázaro Cárdenas, Veracruz. La planta requirió una de las mayores inversiones industriales privadas que se han hecho en México en las últimas décadas, 5 mil 200 millones de dólares (mdd), para producir cerca de un millón 50 mil toneladas anuales de polietileno, que a su vez es la materia prima para fabricar diversos productos plásticos.

Sin embargo, con el paso del tiempo Braskem-Idesa ha extendido su compromiso a otras áreas, particularmente las que se relacionan con la economía circular y el fortalecimiento de la comunidad donde opera Etileno XXI. Algunos de sus objetivos sustentables los cumplirá tan pronto como el próximo año, otros tardarán más porque son iniciativas de largo plazo. La clave ha sido repensar sus modelos de gestión de residuos y de negocio, a fin de “mantener el valor de los materiales durante más tiempo”, dice Mariana Albarrán, líder de Economía Circular y Sustentabilidad de Braskem-Idesa.

Aquí los ejes que contempla la estrategia de la compañía:

Resina de polietileno con material reciclado

La empresa petroquímica lanzó este producto, conocido como I’m green Recycled, a finales del año pasado, y lo presentó formalmente en la feria Expo Plásticos 2020, que se llevó a cabo en Guadalajara en marzo. Se trata de un material innovador, que contiene entre 30 y 50% de polietileno de alta densidad post-consumo. Por su parte, la resina de baja densidad está hecha con 50% de contenido reciclado post-industrial.

Para el acopio del polietileno, Braskem-Idesa tiene una alianza con la empresa de reciclaje Alcamare, que actualmente recupera entre 60 y 70% del polietileno rígido en el país.

La resina “ya está disponible en el mercado para la fabricación de nuevos productos plásticos”, dice Mariana Albarrán.

Reciclaje total

La resina de polietileno forma parte de una iniciativa más grande: lograr que 100% de los embalajes de plástico se recuperen, reciclen y reutilicen para 2040, bajo el lema “nada se crea, nada se desperdicia y todo se convierte”.

Cero pérdida de pellets

El programa Operation Clean Sweep fue creado en los años 90 por la Plastics Industry Association. Desde entonces, varios organismos y empresas se han adherido a la iniciativa para evitar la emisión de pellets al medio ambiente, incluida la Asociación Nacional de Industrias del Plástico.

Braskem-Idesa asumió este compromiso en febrero del año pasado. “Al día de hoy tenemos 90% de cumplimiento para ser certificados con la máxima distinción, que es la membresía Blue. Tenemos plena confianza de que la obtendremos en el primer semestre de 2021”, dice Albarrán. Agrega que también han sumado al programa a seis de sus operadores logísticos; “nuestros próximos pasos son adherir a nuestra cadena de suministro y a nuestros distribuidores”.

Desarrollo de la comunidad

La empresa impulsa distintos programas de responsabilidad social en Nanchital, Veracruz. Estos incluyen actividades como ferias de salud; capacitación en escuelas para reaccionar correctamente en caso de incendios o sismos; campañas de limpieza y monitoreos ambientales participativos, en los que se toman muestras de agua y aire que son analizadas por terceros para evitar daños al medio ambiente.

Como parte de su programa de reciclaje institucional, Braskem-Idesa también creó la cooperativa de mujeres emprendedoras Plastien, quienes están capacitadas y tienen la infraestructura necesaria para hacer un acopio calificado de plásticos en la región. Su meta es recolectar siete toneladas mensuales de este material.

Otra iniciativa es Plastivale, la cual está dirigida a 26 escuelas de educación básica para recuperar envases de polietileno y PET.

A pesar de todos los desafíos que implica la economía circular, Braskem-Idesa reafirma que es el modelo al que México debe transitar. Para lograrlo, “se necesita una normatividad que dé certidumbre a toda la cadena de valor del plástico, con una responsabilidad compartida diferenciada, donde esté claro el rol de las autoridades, la industria y la sociedad”, concluye Mariana Albarrán.

srgs