La solución a la contaminación por la fabricación de ladrillos para construcción, así como el alto costo de los materiales podría estar en algo tan sencillo como la orina humana.
Un par de estudiantes de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, encontraron la manera de transformar la orina en ladrillos color amarillo que, además de tener una resistencia similar, pueden servir como fertilizantes.
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Para hacer los ladrillos, utilizaron un proceso natural llamado precipitación de carbono microbiano, el mismo con el que se forman las conchas de mar. De esta manera, mezclaron arena con la orina humana y bacterias para tener ureasa, una enzima que produce carbonato de calcio, sustancia que le permite a la arena tomar la forma moldeada.
Esta mezcla se pone en moldes y, a diferencia de los ladrillos comunes que necesitan hornearse a temperaturas de hasta 1,400°C, los hechos a base de orina sólo necesitan quedarse a temperatura ambiente. Es aquí cuando se favorece la producción de nitrógeno y potasio, elementos cruciales en los fertilizantes.
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“Esto es un ejemplo de cómo tomas algo que se considera un desecho y haces varios productos derivados. Se trata de repensar las cosas”, dijo a The Guardian Dyllon Randall , investigador y supervisor del proyecto.
La resistencia de los ladrillos es similar a los comunes, pero los investigadores aseguran que si se necesita que sean 40 o 50 por ciento más fuertes, se puede hacer dejando a las bacterias con la arena y la orina durante un tiempo más prolongado.
Por el momento estos ladrillos de orina están en fase de prueba, pero seguro serán una opción sustentable para construir viviendas al mismo tiempo que ayudan a fertilizar el suelo.
mrf