Cuando Jennifer Trebb entró por primera vez en el estacionamiento de su casa hace dos años con su elegante Tesla Modelo Y, fue “un momento como sacado de Volver al futuro”, aseguró.
Estaba ayudando al medioambiente, relató, y conducir un Tesla también le daba cierta distinción. “Definitivamente fue un momento genial tener algo que era innovador y diferente”, confesó.
Hace poco Jennifer dio un giro de 180 grados, pues se unió a los compradores que se arrepienten de haber comprado un vehículo eléctrico de la empresa de Elon Musk. Su papel en el gobierno de Trump, que le da poder sobre el gobierno federal, ha exacerbado esa tensión.
El remordimiento que sienten estos compradores viene en un momento volátil para Tesla, ya que sus acciones cayeron dos dígitos la semana pasada, cancelando la mayor parte del repunte poselectoral que vio la empresa de Musk.
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Un informe reciente mostró que las ventas en Europa cayeron en picada, y la empresa se enfrenta a la creciente competencia de otros fabricantes de vehículos eléctricos que le restan cuota de mercado. También han sido noticia las protestas recientes ante las concesionarias de Tesla en Estados Unidos y algunos casos notables de acoso contra propietarios de vehículos.
Trebb, terapeuta familiar y demócrata de 54 años, contó que decidió cambiar su Tesla por un Mercedes de gasolina, y aceptó 32 mil dólares del valor original del Tesla que era de 55 mil 880 dólares, a pesar de tener solo 16 mil kilómetros recorridos. Jennifer afirmó que su decisión se consolidó durante una visita reciente al supermercado.
“Hace dos semanas me llamaron nazi —narró añadiendo un improperio— en el estacionamiento de Kroger. Llegué a casa y le dije a mi marido: ‘Se acabó. Ya no puedo más’”.
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Varios desertores de Tesla comentaron que uno de los factores que determinó su decisión fue cuando Musk extendió el brazo en diagonal hacia arriba, con la palma de la mano hacia abajo, durante su discurso en un acto de inauguración de Trump, un gesto que recordó a un saludo utilizado en la Alemania nazi y la Italia fascista.
“Ahora me da un poco de vergüenza que me vean en ese auto”, admitió Trebb, que se compró una calcomanía que dice: “Lo compré antes de que Elon se volviera loco”, la cual se ha vuelto cada vez más popular.
Tesla no respondió a las peticiones de comentarios.
Cambio de estatus
Con sus curvas futuristas y su mantra ecológico, en la última década Tesla ha pasado de ser una curiosidad a un símbolo de estatus de celebridad y luego a la ubicuidad. En 2015, la empresa declaró que había vendido 50 mil autos en todo el mundo. En 2019, esa cifra ascendió a los 367 mil 500 vehículos, y en 2021, a casi un millón.
Los Tesla poblaban las cuentas de Instagram de los ricos y aparecían en la cultura pop. En un video musical, Jaden Smith iba en la parte trasera de un Model X rosa con sus puertas de ala de halcón abiertas. Tony Stark de Marvel, interpretado por Robert Downey Jr., tenía un Tesla Roadster en su colección de autos, y Musk incluso hizo una breve aparición especial en la franquicia de Iron Man.
En años más recientes, a medida que Musk se ha ido haciendo más conocido, ha suscitado críticas por sus drásticos recortes en las agencias federales como parte del gobierno de Trump, su apoyo al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania y sus opiniones sobre los confinamientos por la pandemia. Pero las ventas de Tesla resistieron y subieron cada año, ayudadas por lo que los investigadores de mercado describen como una lealtad a la marca entre los clientes.
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A últimas fechas, las ventas mensuales en Estados Unidos han oscilado entre las 50 mil y las 60 mil tras años de crecimiento explosivo. En 2024, Tesla registró la primera caída anual de ventas en su historia.
Erin Keating, analista ejecutiva de Cox Automotive, una empresa de investigación, señaló que era demasiado pronto para saber qué papel podrían desempeñar las actitudes del público hacia Musk en las ventas de Tesla o en el valor de los modelos usados.
Sin embargo, no solo los liberales están en conflicto por poseer uno de los vehículos eléctricos que ayudaron a Musk a convertirse en la persona más rica del mundo.
Kumait Jaroje, un médico republicano de 40 años, originario de Worcester, Massachusetts, utilizaba su Cybertruck dorada de 113 mil dólares para anunciar su consulta de medicina estética de forma llamativa, colocando una calcomanía con información de contacto en su puerta lateral. Hace poco empezó a recibir tantas reacciones negativas que se vio obligado a retirar la información de su vehículo.
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“La situación se puso muy mal después de la inauguración”, indicó Jaroje. Hace poco apareció una calcomanía obscena con la palabra “nazi” en su camioneta mientras estaba en la entrada de su casa.
Pocos días después, Kumait, inmigrante sirio, relató que recibió mensajes amenazantes al teléfono de su consultorio, lo que le llevó a presentar una denuncia con la policía. También recibió muchas críticas negativas en internet.
El médico destacó que se puso en contacto con Tesla para devolver la Cybertruck, sin éxito, y comentó que pensaba venderla.
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Las acciones de Tesla cayeron cerca de 13 por ciento durante la última semana de febrero, con lo que el valor de mercado de la empresa se situó por debajo del billón de dólares. El lunes, las acciones cerraron a 284.65 dólares, el nivel más bajo desde el 5 de noviembre, el día de las elecciones. Esto supuso un descenso de más de 40 por ciento comparado con el punto máximo de 479.86 dólares que alcanzó al cierre del 17 de diciembre.
La caída se produjo tras un decepcionante informe de ventas de la empresa en Europa: el número de nuevas matriculaciones de Tesla cayó 50 por ciento en enero respecto al año anterior, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles.
Esta caída superó con creces el descenso de 5.9 por ciento en las matriculaciones de vehículos eléctricos en general en el mismo periodo, según mostraron los recuentos de la asociación.
Detractores contra acólitos
Alex Cole-Hamilton, miembro del Parlamento escocés y del Partido Liberal Demócrata Escocés, declaró en febrero en las redes sociales que había vendido su Tesla de cinco años.
“Con los ultrajes diarios de Musk, su atropello del discurso público respetuoso —escribió Cole-Hamilton—, no podía seguir conduciéndolo”.
En Estados Unidos, quizá el reproche más notable a la marca de autos lo hizo la cantante Sheryl Crow, que publicó un video en Instagram en febrero en el que aparecía despidiéndose de su vehículo eléctrico mientras se lo llevaba un remolque.
Aun así, los Teslas son, por mucho, los vehículos eléctricos más populares en Estados Unidos.
Con el interés del Departamento de Estado, que planea una compra de 400 millones de dólares de Cybertrucks blindadas, y de los gobiernos locales, que incluyen compras de Teslas para la flota de la ciudad de Baltimore, el transporte público del área de Seattle y la policía de Las Vegas, el mercado de los vehículos de Musk no se está marchitando.
En una aparición con Sean Hannity en Fox News, el senador republicano por Luisiana John Kennedy se burló de la protesta de Crow.
“Creo que tiene buenas intenciones, pero si alguna vez tuvo un pensamiento inteligente, murió solo y asustado”, comentó Kennedy.
Hannity, que recientemente tuvo a Musk y a Trump como invitados en su programa, respondió a Kennedy: “Tengo amigos que son propietarios de Tesla, y si van a hacer un boicot e intentar perjudicar a Elon Musk por sacar a la luz el despilfarro, el fraude, el abuso y la corrupción, ¿sabes qué?, creo que voy a interesarme de verdad por un Tesla —y agregó—: Creo que ese va a ser mi próximo auto”.
c.2024 The New York Times Company