Esta chica no existe, pero es toda una influencer de moda

Luego de que Miquela abrió su cuenta de Instagram, comenzó a ganar seguidores, tanto que se volvió una influencer de marcas como Balenciaga, hasta que confesó que en realidad es un diseño digital.

Miquela cuenta con más de un millón de seguidores en Instagram. (Instagram @lilmiquela)
Ciudad de México /

Con la creciente popularidad de las redes sociales, cada día vemos a más y más influencers que buscan dirigir la opinión del público respecto a una gran variedad de temas que van desde política hasta moda.

Una de esas influencers es Miquela quien cuenta con más de un millón de seguidores en Instagram. En su cuenta, esta chica publica fotos con prendas de algunas de las marcas más populares de la industria, tales como Couch, Proenza Schouler o Balenciaga. Pero recientemente, Miquela reveló un gran secreto: ella es en realidad un diseño virtual.

Miquela fue hecha en computadora por Brud, una empresa de Los Ángeles especializada en inteligencia artificial y robótica. Además, esta compañía ha creado otros influencers virtuales como Blawko y Bermuda (aunque ninguno tan popular como Miquela).

Luego del anuncio, la ética comenzó a formar parte de la discusión ya que surgió la pregunta de qué tan normal es que unos personajes virtuales promuevan productos que en realidad no prueban. 

Olivier Toubia, un profesor de mercadotecnia en la Columbia Business School, dijo a CNN que "no hay lugar para confundir a los consumidores" ya que los influencers virtuales deberían tener una "relación transparente" con sus seguidores y mencionar qué es real y qué no lo es.

Pero no está claro si Brud recibe dinero por parte de las empresas por promocionar los productos con sus influencers, pero al menos existe el caso de que Miquela sacó a la venta —junto con el sitio de estilo de vida Highsnobiety— una playera de 80 dólares y no hay pista de a dónde se vayan todas las ganancias ya que la prenda sólo puede conseguirse en el sitio de la influencer

Algunos podían argumentar que en las fotografías es claro que Miquela es una modelo virtual, pero Jennifer Grygiel, una profesora en medios de comunicación social en la Universidad de Syracuse resaltó a CNN que "no es obvio que ella esta hecha a computadora" y que es probable que haya gente, especialmente adolescentes, que por dos años "creyeron que era una persona real". 

Visto desde una perspectiva diferente, las marcas son las que se benefician de influencers y modelos como Miquela, principalmente por la reducción de costos de promoción y el manejo perfecto de comentarios, pues son ellos quienes se encargan de programar lo que dirán o mostrarán. 

Tras la popularidad de estos influencers hechos a computadora, no será raro que poco a poco más marcas comiencen a utilizar a sus propios modelos virtuales.

RL​

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