¿Recuerdas Blockbuster? Hay una sola tienda en el mundo

Este fin de semana, dos de las últimas tres tiendas que existían cerrarán. Te decimos en dónde está el último recuerdo de la tienda de renta de películas.

Blockbuster comenzó a cerrar tiendas en 2013 luego de haberse declarado en bancarrota. (Reuters)
Ciudad de México /

¿Te acuerdas cuando las tardes de viernes estaban dedicadas a recorrer los pasillos de tu Blockbuster más cercano en busca de la película que verías ese fin de semana? Pues si quieres revivirlo, tendrás que viajar a Oregon, Estados Unidos, lugar de la única tienda de renta de videos que aún existe. 

Antes de que esa tienda se convirtiera en el último vestigio de la compañía de renta de películas físicas, existían dos más en Alaska hasta que este fin de semana, se anunció en su cuenta de Facebook que ambas tiendas, propiedad de terceros, cerrarían. 

Será a partir de este lunes 16 de julio que las últimas dos tiendas de Alaska –uno de los estados de EU en donde aún era común rentar películas de Blockbuster- cuando cierren sus puertas definitivamente, pese a los intentos de muchos de mantenerlas a flote. Entre ellos sus dueños, clientes y hasta el comediante John Oliver, quien regaló a una de las tiendas un suspensorio que perteneció a Russel Crowe para que lo exhibieran.

Alaska se había convertido en un punto importante de ventas para Blockbuster luego de que en 2013, la compañía propietaria de la marca, Dish, comenzara a cerrar tiendas alrededor del mundo debido a la presencia cada vez más popular de los servicios de streaming o videos por internet, como YouTube y luego Netflix

Blockbuster se había mantenido popular en Alaska debido a la poca penetración de banda ancha que hay en el estado y los problemas de movilidad durante los largos y crudos inviernos. 

Las películas que quedaron en las dos tiendas de Alaska serán puestas a la venta y permanecerán abiertas hasta agosto para liquidar todo el inventario. Mientras, la tienda de Bend, Oregón, seguro se convertirá en todo un punto de atracción al ser el último ejemplar de una tienda a la que no importaba ir en pijama con tal de devolver a tiempo el VHS que habías rentado.


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