La inteligencia artificial impactará a todos los campos de la sociedad, con el reto de "no olvidar que somos humanos" y someterla a una regulación para que, antes de ponerse a libre disposición de la ciudadanía, pase por revisiones como "cualquier producto del mercado" y se garantice que su consumo es seguro.
Durante el panel "Contribución de la universidad a la revolución tecnológica", en el V Encuentro Internacional de Rectores, que se lleva a cabo en Valencia, España, expertas en inteligencia artificial abordaron los retos, los riesgos y la revolución que impondrá la inteligencia artificial.
Pilar Manchón, responsable de la estrategia de investigación de IA en Google, señaló que los innovadores en tecnología "tienen que ser valientes pero siempre responsables", pues se puede generar un daño, más que un beneficio en la población.
"La realidad es que estamos evolucionando muy rápidamente pero esto no debe implicar que no seamos responsables, nos encontramos al filo de descubrimientos que van a ayudarnos a hacer las cosas mejor y cada vez más rápido y más rápido, pero no debemos olvidar que lo más importante es la humanidad, llegar a la inteligencia artificial pero sin olvidarnos de que somos humanos".
Comparó la IA con las redes sociales que terminaron desbordándose sin ningún tipo de regulación o filtro.
"Creo que tenemos que mirar a un horizonte de hasta 10 años, han pasado 15 años y ya vemos lo que le han hecho las redes sociales a la sociedad, ha habido cosas maravillosas pero también cosas terribles, hey que entender las tendencias tecnológicas pero también el impacto como sociedad; ahora con la inteligencia artificial hay que saber cómo nos va a impactar porque ese impacto ahora no está muy claro, pero sí debemos tener una idea de hacia dónde queremos llevar todo esto porque se dice que el cielo no tiene límites, y tenemos el privilegio de experimentarlo pero no debemos lanzar innovaciones irresponsables, no podemos tomar a la sociedad como conejillo de Indias.
"Si hemos estudiado a la humanidad durante milenios, deberíamos estar al mando. Y para que la tecnología dé beneficios, necesitamos transparencia, y ante la diversidad de contextos y disciplinas debemos incluir a expertos, científicos, sociólogos, psicología, tener todas las herramientas en una misma mesa para que la tecnología contribuya y juegue el papel que tiene que jugar, que no es de daño".
Sin embargo, la experta también llamó a no generar suspicacias o estigmas hacia la inteligencia artificial, que comparó con cualquier otro invento, "es lo mismo que pasó con la calculadora, se decía que no ayudaría pero hoy en día sirve y cada quien decide cuánto lo usa".
La inteligencia artificial requiere regulación como cualquier producto de mercado
Nuria Oliver, asesora científica principal en el Instituto Vodafone, cofundadora y vicepresidenta de The European Laboratory for Learning and Intelligent Systems y quien cuenta con los estudios más altos en inteligencia artificial, consideró que ésta y cualquier innovación tecnológica debería verse como un producto de mercado que requiere cumplir con cierta regulación para estar al alcance del público.
Por lo que aplaudió que en Europa se esté analizando cómo regularla sin restringir el avance tecnológico, pero sin riesgos graves por consumirla
"Es una cuarta revolución industrial. La educación se está viendo impactada por la inteligencia artificial, es una reforma que viene pero es difícil que avance porque tiene como tres mil enmiendas, y hay que lograr que sea algo que beneficie porque el problema es que la sociedad no nos sentimos tan empoderada como para sentir que podremos seguir decidiendo por nosotros.
"Europa intenta aprobar esta regulación para que esté en el público, porque cuando hay un nuevo producto en el mercado ha pasado por una regulación, ¿cómo es que la tecnología que usan nuestro hijos no tienen una regulación?, es irresponsable porque no hay un control, sólo llega y se queda, pero no hay un proceso para validar que es segura, que no hay riesgo al consumirla, porque habrá una transformación en el mercado laboral también".
Nuria señaló que se tiene que demandar que la tecnología beneficie a la sociedad y no que genere vacíos o que frene el progreso social o incremente la desigualdad o a la pobreza.
"¿Cómo es que la tecnología avanza tan rápido y a la vez siguen persistiendo tanto retroceso o rezago social? Se responde a intereses de accionistas, pero no al interés general".
Y otro riesgo es que las personas terminen renunciando a su capacidad humana.
"El proceso creativo, hasta hoy, ha sido sólo un proceso humano; quizá no hay nada que nos dé más miedo que una página en blanco, y quizá para romper eso y escribir la primera letra para el ser humano que por esencia es perezoso, es que alguien más haga eso por mí, sea otra persona o una máquina, pero para mí la pregunta más profunda es si perderemos la capacidad de pensar y crear y elegir porque nos será más fácil pedirle a una máquina que lo haga por nosotros".
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