Facebook, X, YouTube y otras plataformas de redes sociales invocan una ley de 1996 para protegerse de cualquier responsabilidad legal derivada de las publicaciones de sus usuarios.
Estas disposiciones de protección están contenidas en la sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones y son tan significativas que han ayudado a las empresas tecnológicas a florecer.
¿Qué pasaría si la misma ley pudiera utilizarse para controlar el poder de esas grandes empresas de las redes sociales?
Esa idea es el fundamento central de una demanda que se presentó en mayo contra Meta, la propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp. El demandante le pidió a un tribunal federal que declare que una parte poco utilizada de la sección 230 le permita lanzar un software que elaboró para ayudar a los usuarios a dejar de seguir automáticamente a todas las personas y grupos que siguen en Facebook.
La demanda, presentada por Ethan Zuckerman, profesor de Política Pública en la Universidad de Massachusetts campus Amherst, utiliza por primera vez la sección 230 en contra de un gigante tecnológico de esta manera, según indicaron sus abogados. Se trata de una táctica legal inusual que podría transformar por completo la aplicación de una ley que por lo regular protege a empresas como Meta. Si Zuckerman obtiene un fallo a su favor, esa decisión podría otorgarles a los consumidores más poder para controlar lo que ven en línea.
“Veo y aprecio la elegancia de utilizar una ley que ha hecho posible el contenido generado por los usuarios para dar ahora más control sobre esas experiencias y servicios a los usuarios”, señaló Zuckerman.
La sección 230, que entró en vigor en los albores de internet, protege a las empresas de toda responsabilidad por publicaciones de los usuarios en sus sitios, por lo que es casi imposible demandar a las empresas tecnológicas por discurso difamatorio o contenido extremista.
El detalle de la ley
Zuckerman se centró en una parte de la sección 230 que otorga protección al bloqueo de material inaceptable en línea. En 2021, después de que un desarrollador compartió un software diseñado para eliminar de la sección de noticias de Facebook a todas las personas que siguen los usuarios, Facebook amenazó con cerrar su cuenta.
Pero la sección 230 afirma que es posible restringir el acceso a contenido obsceno, de violencia excesiva y problemático por otros motivos. Este lenguaje protege a las empresas de toda responsabilidad si censuran contenido alarmante, pero ahora los abogados aseguran que también podría utilizarse para justificar la eliminación de cualquier tipo de contenido que los usuarios no quieran ver.
Meta señaló que le solicitó al tribunal federal de distrito correspondiente al distrito norte de California, donde se interpuso la demanda, desechar el caso porque Zuckerman no había lanzado una herramienta de software para limpiar las páginas de Facebook. También argumentó que Zuckerman no había demostrado que la sección 230 debiera aplicarse en su caso.
“Esta demanda no tiene fundamento y el demandante la promovió con base en una extensión hipotética para navegador que ni siquiera ha construido”, aseveró un vocero de la empresa.
El origen de esta demanda fue la idea de un desarrollador de software británico de reducir el tiempo que pasaba en Facebook. En 2020, Louis Barclay, antiguo analista de Goldman Sachs, seleccionó manualmente dejar de seguir a todas las personas y grupos que llenaban su sección de noticias.
“Me pareció muy revelador que, casi de un día para otro, el tiempo que pasaba en Facebook ya no se comparaba en absoluto con el que invertía antes”, explicó.
Así que Barclay, que ahora tiene 35 años, construyó ese mismo año una herramienta, llamada Unfollow Everything (deja de seguir todo), que operaba como extensión para su navegador y le permitía automatizar el proceso. Comentó que alrededor de 12 mil personas la probaron.
Sin embargo, el 1 de julio de 2021 un despacho legal que representaba a Facebook le envió una carta de cese y desistimiento a Barclay.
En la carta se le informaba que la extensión para navegador que había construido contravenía los términos de servicio de Facebook, y se citaba como una de las razones que “afecta la operación planeada de Facebook”. También le indicaba a Barclay que debía borrar su extensión para navegador si no quería ser objeto de una demanda.
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Barclay lo hizo. También publicó la carta en su sitio web y escribió un artículo de opinión al respecto para Slate en octubre de 2021.
Las plataformas “no deberían amenazar a los investigadores y desarrolladores que crean herramientas con la única intención de empoderar a los usuarios con demandarlos y suspender sus cuentas”, escribió.
Entonces Zuckerman, de 51 años, decidió involucrarse. Había pasado tiempo en el mundo tecnológico en una empresa emergente y era conocido por haber creado el código del primer anuncio emergente. Más adelante se integró al sector académico —tomó las riendas de un centro de investigación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en 2011— y escribió sobre los motivos por los que estaba decepcionado de la tecnología publicitaria.
Los abogados del organismo Knight First Amendment Institute en la Universidad de Columbia ya debatían sobre el caso de Barclay y consideraban la posibilidad de interponer una acción legal. Zuckerman, que había colaborado como investigador en ese instituto durante el inicio de la pandemia de coronavirus, se puso en contacto con los abogados del mismo y convino ser el representante del caso si decidían presentarlo.
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Tanto él como los abogados todavía buscaban el argumento legal adecuado para sustentar su demanda. Mientras se preparaba para un curso de posgrado titulado “Arreglar las redes sociales” en 2022, Zuckerman leyó la sección 230 y se percató de la disposición que protege los “medios técnicos” para bloquear contenido inaceptable.
“Tuve esa sensación de que se me prendía el foco —comentó. Tomó nota y reflexionó—: Me parece que eso quiere decir que sí tenemos un caso”.
Ramya Krishnan, una abogada del grupo que lleva el caso en el Knight Institute, concordó con Zuckerman después de revisar ella misma la sección 230. “Fue como si apareciera de la nada”, explicó.
Kaspersky, empresa rusa de ciberseguridad, aplicó con éxito esa misma cláusula de la sección 230 para ganar en 2007 una demanda promovida por una empresa cuyos productos eran considerados software maligno por Kaspersky. La firma de ciberseguridad sostuvo que bloqueaba contenido inaceptable a fin de proteger a los clientes de malware dañino.
Zuckerman pretende darle una aplicación más amplia, pues le pidió al tribunal ofrecerle protección anticipada al plan de construir un software capaz de filtrar contenido solo porque un usuario de internet no quiera verlo.