Recientemente, el Foro Económico Mundial publicó el Informe de Riesgos Globales 2022. El fracaso de la acción climática, los fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de biodiversidad fueron considerados los tres primeros de los 10 principales riesgos mundiales. La erosión de la cohesión social y las crisis de los medios de subsistencia completan el desafortunado top cinco.
El mundo, la sociedad y la economía cambiaron vertiginosamente en 2020. Es una realidad que la pandemia de covid-19 profundizó la crisis económica y social en los últimos dos años, y México no es la excepción. 1.6 millones de negocios quebraron de acuerdo a las cifras del INEGI y la precariedad laboral aumentó con la creación de empleos de bajos ingresos en un intento de recuperación económica.
Frente a esta crisis socioeconómica y ambiental, las empresas que son socialmente responsables en la práctica diaria tienen una gran oportunidad para demostrar que su Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se manifiesta en acciones concretas que benefician al medio ambiente y a la sociedad.
Definida como la visión de negocios que integra el respeto por las personas, los valores éticos, la comunidad y el medio ambiente en la gestión de una empresa, la RSE ya no es más una tendencia que se puede elegir seguir o no, es la brújula empresarial a partir de estos últimos años.
“Las empresas tienen una gran oportunidad para demostrar que la RSE se manifiesta en acciones concretas que benefician al medio ambiente y a la sociedad”
Desde sus orígenes, la responsabilidad social ha tenido un enfoque más bien filantrópico y asistencial, con estrategias dirigidas al deporte, arte, cultura, salud, educación y equidad de género, solo por mencionar algunas. En un principio las empresas identificaron que la mejor forma de abordar la RSE era a partir de productos y servicios que otorgaban a la sociedad, aunque la visión actual reconoce la importancia de diseñar modelos de producción que generen un menor impacto ambiental negativo, así como salvaguardar la integridad de los trabajadores.
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En la esfera económica se destinan recursos para la transparencia, rendición de cuentas, pobreza, energías renovables, desarrollo, emprendimiento, entre otras. En la esfera ambiental, recursos para el cambio climático, pérdida de biodiversidad, manejo de residuos sólidos y peligrosos, contaminación ambiental, el uso y saneamiento del agua, etcétera.
Con la pandemia, se comenzó a trazar una nueva forma de responsabilidad social, en la que es fundamental tener una estrategia de negociación que permita llegar a acuerdos con todos los grupos de interés relacionados con la organización, entre ellos los proveedores, empleados, accionistas, clientes y colaboradores. Este es el momento para impulsar las estrategias digitales, la inteligencia artificial, el comercio en línea, el análisis de datos y tendencias, y la mercadotecnia de redes.
Para abordar esta nueva realidad pospandemia en México, es fundamental que las empresas se den cuenta que deben ser actores sostenibles y socialmente responsables en el país, y entre los sectores público y social, pues de esta forma podrán disminuir los impactos ambientales negativos resultantes de nuestro modelo de desarrollo y esquemas de calidad de vida.
Lograr estos avances requiere una nueva visión en los negocios, donde no solo los productos y servicios sean sostenibles, sino que la infraestructura, el transporte, la mercadotecnia, la materia prima, los procesos, las compras, las adquisiciones y demás actividades industriales y empresariales estén pensadas desde una perspectiva ambiental, social y económica. Esto solo se podrá lograr al modificar el diseño de producción, al hacer análisis de los ciclos de vida de los productos, y en cumplimiento de la legislación.
Desde ese punto de vista, es importante resaltar que el poder legislativo nacional actuó con responsabilidad durante la pandemia para seguir avanzando en la disminución del Cambio Climático y en pro de la transición energética del país, al impulsar el crecimiento de las energías renovables en nuestra matriz energética, un paso muy importante para promover la sustentabilidad en el país.
GAF