Algunos estudiantes fueron quemados hasta quedar irreconocibles; otros murieron por disparos o a machetazos después de que militantes armados con pistolas y machetes atacaran la Escuela Secundaria de Lhubiriha.

Desde el 2015, Burkina Faso ha enfrentado una ola de violencia por parte de yihadistas que se iniciaron en Mali y Niger hace años.

El anterior balance sólo revelaba la cifra de ocho militares muertos tras la emboscada.

El grupo yihadista reivindicó este domingo a través de su órgano de propaganda, Amaq, el ataque ocurrido el sábado en el Sinaí, en el que murieron once militares egipcios.

El ataque se produjo en la localidad de Al Rashad; el ataque se hizo en un pueblo donde viven numerosos miembros de las fuerzas de seguridad y se realizó con armas ligeras.

El agresor, que contaba con una cédula de residencia en Francia, gritó "Allahu Akbar" mientras asesinó a la funcionaria policiaca de la ciudad de Rambouillet, al suroeste de París.

Aunque la denuncia se hizo pública en 2019 por diversos medios internacionales, China ha mantenido su postura de estar "en guerra contra el terrorismo y el extremismo" en los uigures pese a reiteradas violaciones a los derechos humanos.

La "Lay Paty", que fue aprobada por la Asamblea Nacional de Francia, contempla reformar el control y financiamiento de las mezquitas, así como blindar la seguridad de las personas que reciban amenazas por yihadistas.

Mohamed Fathy Suliman, quien reside en Florida, ya había realizado viajes hacia Turquía e ingresó de forma ilegal a Siria; en sus redes sociales expresaba su apoyo al grupo yihadista.

Empresas familiares, transferencia ocultas de fondos y sociedades ficticias en menor escala fueron clave para que el grupo yihadista comprara armas en el extranjero, que fueron usadas algunas de ellas para ataques terroristas.