Negocia en pareja la educación de tus hijos

Tiene que ser un ejercicio de tolerancia y de convivencia entre los dos, para acordar líneas de conducta.

Establecer acuerdos que fomenten la tolerancia y convivencia sana es elemental para la educación de los hijos. (Shutterstock)
Ciudad de México /

El tema de ponerse de acuerdo en la educación de los hijos despierta muchas emociones, sentimientos y desencantos para padres y madres, ya que los desacuerdos en la formación de los hijos existen casi siempre, situación que se complica aún más si ya no son pareja y ambos son responsables.

El mayor problema es que cuando se trata de la educación y bienestar de los hijos, cada uno cree ser poseedor de la verdad y se convierte en una lucha de poder, lo que impactará en el desarrollo de sus hijos.

Y es que a veces olvidan lo esencial: su bienestar. En mi consulta pregunto a las parejas qué es lo que quieren de sus hijos. Invariablemente la respuesta es “que sean felices, autosuficientes, exitosos y buenas personas”.

Para lograr tan sublime deseo, es necesario que ambos padres asuman la responsabilidad aportando lo que es esencial para el logro de este fin. Esto es velar por la salud física y emocional de los hijos, brindarles los bienes materiales necesarios para la vida, formarlos con valores y, lo más importante, amarlos de manera congruente y respetuosa, de tal forma que ellos se perciban, se sientan y se piensen amados; además, hay que orientarlos con límites claros.

También es importante que los dos establezcan explícitamente su jerarquía, es decir, que cada uno tome su lugar en la pareja de “papá o mamá” dentro de la estructura familiar. De esa manera se evita la parentificación o implicaciones familiares que puedan obstaculizar su desarrollo. Solo entonces lograrán el éxito en su misión y compromiso de “formar buenos ciudadanos, autosuficientes y felices”.

Ser padre o madre es formar y guiar desde ese lugar a los hijos, no como amigos, mucho menos como iguales, es el vínculo más hermoso que nos forma y también nos transforma.

En mi experiencia personal, como madre de dos, y profesional, como terapeuta Gestalt y Sistémica Transgeneracional considero que es posible negociar bajo las siguientes premisas:

  • Como padres, la prioridad es el bienestar y desarrollo de los hijos, no sus propios egos, luchas de poder o conveniencias. 
  •  Ser padre/madre es ser adulto y asumir la responsabilidad de todo lo necesario para el desarrollo humano tan anhelado. 

  •  Es indispensable aprender a negociar con respeto el punto de vista de la pareja, ser honesto/a y escuchar, abriendo la mente y el corazón. Preguntarles cuáles beneficios tendrá su propuesta; después, ofrecer el propio punto de vista y pedir tiempo para reflexionar. 

Esa es una buena forma de recordar que ambos padres quieren lo mejor para sus hijos y que la mirada de cada uno amplía las posibilidades si se suman. Recuerda que dos cabezas piensan más y mejor que una, cuatro ojos ven mejor que dos, integrar es mejor que restar.

  • En diversas ocasiones, el amor ciega a los padres y tienen miedo de equivocarse, lo cual será inevitable, pero si hay equipo, tanto los aciertos como las equivocaciones serán compartidos. 
  • Cuando los padres aprenden a negociar y hacen empatía en pareja, los hijos lo aprenden, pues ellos se forman con base en la conducta de lo que ven, no de lo que les verbalizan. 

“Como padres, la prioridad es el bienestar

y desarrollo de los hijos, no sus propios egos, luchas de poder o conveniencias”.

  • Es necesario que ambos padres sean humildes y reconozcan los talentos del otro padre, de tal forma que lo sugerido por él o ella será la mejor forma. 
  • Hay que ceder, por ejemplo, si uno de los miembros de la pareja tiene desarrollo académico, artístico o pedagógico, pues lo más seguro es que su opinión sobre la educación de la descendencia en esas áreas será más asertiva que la de su pareja. 

“En diversas ocasiones, el amor ciega a los padres y tienen miedo de equivocarse,

pero si hay equipo, tanto los aciertos como las equivocaciones serán compartidos”.
  • Hay cosas que podrán negociar y otras que no, pues ambos padres vienen de una historia de vida diferente, son dos seres con proyectos y formas de vida que a veces no concuerdan. 

Cuando no les sea posible llegar a un acuerdo, es conveniente ayudar a los hijos a que comprendan que papá y mamá hacen algunas cosas diferentes y piensan distinto. Ellos lo podrán entender e integrarán en el futuro alguna de las dos formas de pensar o podrán construir algo diferente a partir del pensamiento de ustedes dos. Recordemos que siempre se aprende, incluso, de las equivocaciones o del sufrimiento.

  • Hay que destacar que no existe una sola forma de educar, caminos diferentes pueden producir los mismos resultados. 

Los seres humanos somos complejos; sin embargo, está comprobado que el bienestar psicológico y físico de los hijos, depende de la salud emocional de ambos padres, de que sean responsables en su formación y de que sostengan un buen vínculo con sus hijos y entre ellos como pareja.

En los casos en los que la relación de pareja se acabó, se deben comprometer a ser buenos padres y ser responsables del bienestar de ellos, que son producto de su amor.


*Gabriela Vázquez Guzmán es doctora en Psicoterapia Humanista, directora del Instituto de Estudios Superiores (IGESI).

vazquez_gestalt@hotmail.com



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