Al fondo de la poza de agua que tienen en el terreno, hay tres árboles de nísperos donde se ven volar las abejas. A pesar de que Rodolfo Cruz no las usa para polinizar sus flores, reconoce que son muy importantes. “Las abejas son muestra de la salud del campo,” dice. Por eso se preocupa por usar químicos que no sean dañinos para ellas y los microorganismos benéficos para sus plantas.
Rodolfo camina todos los día entre 16 y 18 kilómetros; se pasea de un invernadero a otro que en total suman las 5 hectáreas en las que trabaja. “Aquí en el campo te puedes estresar pero caminando te despejas y te olvidas de los problemas,” dice. Esos minutos que pasa en el monte se han vuelto, también, una herramienta para su trabajo. Usa ese tiempo para encontrar otras perspectivas, leer sus circunstancias y resolver los problemas que enfrenta con sus flores.
Desde hace 14 años el ingeniero agrícola va de 7:30 de la mañana a 4:00 de la tarde a trabajar en el mismo terreno -que es parte de la empresa Flores Chiltepec. En cada uno de los invernaderos tienen especies diferentes aunque se han especializado, sobre todo, en la mini rosa. La variedad de colores que tienen es sorprendente, cada cinco carriles aparece uno nuevo: blanco, crema, violeta, blanca salpicada de rosa, cafés, unas difuminadas y tostadas, otras amarillas. “Las mini rosas son muy nobles, las puedes dejar de regar varios días y aguantan, pero eso sí, se estresan. Es que las plantas se estresan y eso las afecta,” explica.
Perfil.Rodolfo Cruz
El estimado de producción de esas 5 hectáreas es de 3 mil paquetes de mini rosa a la semana. Cada paquete tiene en promedio diez tallos. “Aunque eso cambia mucho para febrero o mayo: lo que sacamos en 10 semanas, solamente en mayo, lo sacamos en 15 días” explica Rodolfo Cruz. Dependiendo del mes, programa a sus mini rosas para tener muchos ramos en fechas como el día de muertos o el de la virgen de guadalupe. Y sin duda, la fecha ganadora es el 10 de mayo, día de la madre, porque“es de las ocasiones en las que más compran rosas,” dice.
Las flores se venden bien pero implican una inversión grande. “Si compras plantas de importación te pueden costar dos dólares, entonces, en una hectárea en donde pones entre 60 y 70 mil semillas, tu inversión llega a los 120 o 140 mil dólares,” explica. Encima de ese gasto falta sumar el costo del plástico que cubre el invernadero, el sistema de riego, la soportería y el fierro (entre otras cosas), que según cálculos del ingeniero, alcanzan en total los 4 millones de pesos por hectárea.
“Aunque las personas señalan a las empresas como responsables de la contaminación la tienen los productores por no tener un manejo adecuado de los químicos que usan,” opina Rodolfo. En su experiencia el problema es que la gente utiliza la misma familia de productos, entonces, las plagas y bichos malignos se vuelven resistentes.“A veces veo que los productores, sin querer, sin saber, aplican hasta cuatro veces más de producto que yo,” agrega. Algunos productos son mucho más caros pero cuidan al ambiente y, al final, rinden más, asegura Rodolfo.
Hay un mercado negro de productos químicos que hay que atender. “Las personas tiran los botes de plástico y otros los recogen, rellenan con otras sustancias y lo venden. Por eso nosotros hacemos el triple lavado para que no queden residuos en el plástico y los perforamos para que no los puedan reusar,” cuenta el ingeniero.
“En el campo cada día es diferente.”
“El cuidado al medio ambiente empieza con el cuidado al trabajador,” dice el ingeniero. La empresa cuanta con el certificado Rainforest que garantiza seguro social para los empleados y condiciones saludables para laborar. Rodolfo Cruz piensa que el trabajo más importante en el campo empieza con la gente, cuando esas relaciones están sanan se transfieren a la tierra y los resultados se ven la calidad de sus rosas.