Entre las personas más vulnerables al coronavirus se encuentran los adultos mayores, las mujeres embarazadas inmunosuprimidas y quienes padecen enfermedades crónicas, según la Secretaría de Salud. Sin embargo, una joven de 26 años que realiza ejercicio todos los días y que llevaba una dieta saludable compartió su experiencia en el hospital al ser internada por Covid-19 para demostrar que el virus puede afectar a cualquier persona sin importar la edad.
Fiona Lowenstein, escritora y profesora de yoga, no padece de ninguna enfermedad autoinmune y nunca había sufrido de una enfermedad respiratoria. Cumple una rutina de ejercicios seis días a la semana y no fuma. “Pensé que mi papel en la actual crisis de salud sería como aliada de los ancianos y de las personas comprometidas. Entonces me hospitalizaron por el Covid-19” escribió en su columna personal en The New York Times.
Lowenstein contó que el viernes 13, pocas horas después de decidir “que comenzaría a mantener la distancia social”, hasta que presentó tuvo fiebre y dolor de cabeza. “Traté de no asumir lo peor, pero, por las dudas, mi pareja y yo decidimos dormir en habitaciones separadas. A la mañana siguiente tenía tos”.
Dos días más tarde comenzó a sentirse mejor y dejó de tener fiebre. Pensó que si en el caso de haberse contagiado de coronavirus, podría pasar el ciclo de la enfermedad en su casa. “Había escuchado que la gente como yo no tenía mucho de qué preocuparse”, dijo en referencia a su juventud.
Sin embargo, esa misma noche se despertó en la madrugada con temblores, vómitos y falta de aliento. “El lunes apenas podía hablar más que unas pocas palabras sin sentir que se me dificultaba la respiración. No podía caminar hasta el baño sin jadear como si hubiera corrido una milla”, escribió. Más tarde, cuando trató de comer, encontró que esa acción empeoraba su sensación. “Cualquier tarea que me causara ansiedad, incluso restablecer la contraseña de MyChart para comunicarme con el médico, me dejaba desesperada por obtener oxígeno”.
No quería ir al hospital por muchas razones, ya que sabía que las personas con síntomas de Covid-19 tenían que permanecer en su casa y comprendía que era lo mejor para prevenir que el virus se diseminara, si era portadora. También sabía de la escasez de los hospitales, los médicos y los enfermeros para atender a toda la población. “Una parte de mí creía que iba a estar bien, porque era joven y, por lo demás, saludable”, contó. Por otro lado, si ella no tenía el SARS-CoV-2, prefería mejor no exponerse a contraerlo en un centro de salud.
“Aunque me sorprendí por el desarrollo de mis síntomas y, finalmente, mi internación, eso no le pasó a los médicos y los enfermeros. Luego de que me ingresaran me dijeron que en la habitación contigua había un hombre de 30 años, también sano, que había sufrido problemas serios para respirar”, escribió. El personal del hospital le contó que cada día recibían más pacientes jóvenes
Lowenstein concluyó pidiéndole a población más joven que se tomaran lo suficientemente en serio la crisis del coronavirus, que se quedaran en casa para evitar la propagación de Covid-19.