Cuache es un perro callejero rottweiler al que muchos le tendrían miedo si lo ven pasar por la calle pero al verlo, el ‘lomito’ solo refleja tranquilidad y amor hacía los que le ayudan. Gracias a su carisma se han convertido en todo un personaje en las redes sociales y por las calles, ¡esta es su historia!
La aventura de Cuache comienza cuando su madre tuvo a una serie de cachorros en una azotea, descuidada y amarrada murió tras una severa infestación de garrapatas.
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El pequeño cuache quedó solo pero se divertía, le dejaban salir y entrar a su casa con tranquilidad, hasta que comenzó a llevar basura y eso molestó a sus dueños, quienes lo amarraban como a su madre para evitar esa conducta. Pero al tiempo dejaron de amarrarlo, de alimentarlo y de cuidarlo. Al parecer, querían que por cuenta propia se fuera.
Nuevo largos años vivió así lleno de ires y venires, lleno de malos tratos, muchas veces de personas desconocidas, otras, de su propia ‘familia’.
Un buen día Elisa Sandoval, parte del Refugio 'Dejando Huella', Tampico lo vio debajo de un automóvil, estaba flaco, apenas podía moverse, y tenía fiebre. Ella lo llevó enseguida al veterinario, quien lo diagnosticó con un problema renal, erliquia (enfermedad transmitida por la garrapata) y gusano del corazón. Y aunque pareciera algo imposible, salió avante y feliz del terrible cuadro.
Luego de esto, trataron de darle un techo, al menos por la noche, comida y agua, sin embargo Cuache acostumbrado a la libertad de la vida, escapaba.
“Ha enfermado varias veces, hace unos meses pensé que no iba a resistir mucho, fue muy complicada su recuperación, fue como si él ya no quisiera vivir porque ya no aceptaba comida. Hasta que un día llegando al trabajo con mi café y pan calientito, se paró y me pidió moviendo su colita rápidamente. Se comió los dos panes que traía, de ahí en adelante fue darle lo que él pidiera hasta que aceptara de nuevo croquetas”, recuerda Elisa.
Desde ese día, Cuache vive una vida de ensueño para un ‘lomito’, durmiendo 9 horas al día en aire acondicionado con almuerzo seguro y sobre todo, siendo libre. Cuando el horario de oficina termina, él debe salir pero sabe que será alimentado por vecinos, quienes lo quieren mucho.
“Este viejito hermoso, se ha convertido en todo un influencer y tiene un gran club de fans. Lo amamos inmensamente. Amamos sus regalos, sus tierno ojos, y a veces manipuladores. Amamos curarlo cuando se enferma, cuando ronca y reimos cuando se echa sus gases por tragón. Amamos su existencia, que haya llegado a nosotros porque no hay nada más motivante para iniciar un día laboral que te reciba un perrito moviendo su colita con una mirada feliz y una enorme piedra en el hocico que muy apenas puede con ella. Quédate mucho tiempo más con nosotros peluchin, quédate mucho tiempo más para que sepas que aún hay esperanza en la humanidad.
SJHN