Esta mujer vivió un año con un gusano en su cerebro

Los médicos creyeron que el gusano era un tumor cancerígeno, ya que provocó síntomas parecidos.

El gusano tenia se encontraba dentro del cerebro de Rachel Palma. (Especial)
Ciudad de México /

Tener una taenia (conocida también como tenia o solitaria) en el cerebro rara vez es motivo de celebración; sin embargo, una mujer que tenía el gusano parásito sintió alivio al enterarse que no era un tumor cerebral altamente mortal.

Rachel Palma notó algo extraño en su salud desde enero del 2008, cuando sin explicación alguna comenzó a olvidar palabras y dejaba caer objetos.

La mujer de Nueva York acudió con varios médicos para que le dijeran por qué sucedía eso con su cuerpo, además de presentar alucinaciones y pesadillas que interrumpían su sueño.

Rachel explicó a los medios que en ocasiones no recordaba el lugar en el que se encontraba y los doctores no le daban una solución a la problemática. Siete meses más tarde, acudió con un especialista en Mount Sabai donde recibió una resonancia magnética que mostraba un tumor cerebral.

Al entrar a cirugía, los médicos descubrieron una tenia deslizándose por el cerebro de la mujer. Después de la operación, los médicos le dijeron que dentro de ella habitaba un gusano.

Cuando conoció la noticia, Rachel celebró que un animal habitaba su cerebro y no se trataba de una nurocisticercosis, considerada una de las principales causas de epilepsia en el mundo.

Para que las solitarias salgan del cuerpo, normalmente basta con tomar antibióticos. Pero el gusano dentro de la neoyorquina ya había crecido bastante, por lo que tuvo que ser removido en una operación. 

Los gusanos tenia se encuentran en los intestinos de los animales y pueden llegar a los humanos cuando comen carne poco cocida.

Estos animales, que pueden vivir hasta 30 años dentro de un humano, tienen un gran número de ganchos retráctiles que los ayudan a sostenerse de los tejidos, aferrándose a los órganos del portador.

"Dejé de hacer preguntas y comencé a celebrar y aprovechar al máximo la vida porque en un instante se puede ir. Pensé que es asqueroso. No sabía qué pensar. Me sentí aliviada en ese momento de que no era cáncer y de que no necesitaría tratamiento adicional. No me gustaría especular sobre cómo podría haberlo contraído porque no lo sé", indicó Rachel Palma a la revista Livescience.

RV/RL

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