Animalistas, el parche de las leyes que no se cumplen en Hidalgo

MUJERES QUE LUCHAN

Elizabeth Molina inició hace 15 años la labor de protección animal, apenas hace dos años comenzó a cumplir su sueño de realizar campañas masivas de esterilización canina.

Elizabeth Molina, protectora animal de Hidalgo. (Cortesía)
Melisa Agüero
Pachuca /

Hidalgo tiene desde 2005 una ley encargada de proteger a los animales no humanos, y es desde 2016 que el maltrato animal es considerado un delito más que una sanción administrativa; sin embargo acceder a la justicia y bienestar ha sido un reto, pues faltan elementos cruciales, entre ellos un protocolo de atención, así como un reglamento que genere la división de tareas entre las áreas competentes, principalmente dentro de la Procuraduría General de Justicia.

El panorama para los animales domésticos en la entidad ha sido desfavorable gracias al desinterés político para hacer cumplir las leyes que desde hace más de una década demandan un cambio en la dinámica entre humanos y no humanos, por ello la aparición de decenas de protectores y rescatistas resulta el síntoma de una enfermedad social llamada especismo.


Es así como Elizabeth Molina comenzó, como muchos otros animalistas, a ver el mundo con gafas de empatía y sin importar el haber sido educada como si los humanos fueran superiores, decidió usar ese poder para visibilizar la desigualdad que viven otras especies.

“Tengo más de 15 años alimentando a perritos en situación de calle, posteriormente empecé a rescatar hace 12 años. Lo que inició mi vida como protectora animal fue ver la indiferencia”.

Desde hace 15 años, si bien se han aprobado documentos jurídicos, así como se han hecho muchas promesas de campañas, la realidad ha hablado por sí sola y tanto la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente como la Procuraduría General de Justicia suman denuncias por maltrato animal sin atender, la mayoría en estatus de “integración de carpeta de investigación”. La justicia no ha llegado para quienes mueren atropellados, golpeados y abandonados en predios y calles, mucho menos para quienes sobreviven y deben recibir rehabilitación.

Ver la falta de atención de las autoridades no dejó más que un trabajo para el tercer sector, la ciudadanía: controlar con sus propios medios la sobrepoblación canina y felina en un afán de evitar que más casos de maltrato animal se sumaran a la gran pila de papeles que archivan las oficinas gubernamentales.

“Como nadie se interesó pues seguí sola haciendo mi labor hasta que hice fusión con el colectivo Previniendo Huellitas Negras, con el que ya tenemos más de ocho años trabajando (…) en el trayecto de esta labor he rescatado a muchísimas camadas de perritos en situación de calle, los cuales he puesto en adopción, hemos buscado la manera para que tengan un verdadero hogar”, cuenta de manera humilde lo que en realidad ha sido una ardua labor que le ha quitado el sueño, pero que a la vez ha logrado esterilizar a más 500 perros y gatos en periodos más cortos que cualquier administración municipal o estatal. Entre risas demuestra que estas acciones solo necesitan de voluntad y gestión oportuna de los recursos, pues aunque ha logrado esterilizar a muchos en la última década, es en estos dos últimos años cuando la cifra de operados incrementó más que las realizadas por Ayuntamientos en las pocas fechas que destinan.

Campañas de esterilización a bajo costo

En el colectivo trabaja con su amiga Mariana Ochoa, quien es su más grande cómplice; poco después se adhirió la doctora Claudia, la pieza clave que dio forma al proyecto que Elizabeth ya venía lucubrando hacía años atrás: campañas masivas de esterilización canina y felina a bajo costo.

“Con la doctora Claudia tenemos ya más de cinco años haciendo esterilizaciones a bajo costo. Fusionamos con la brigada de esterilización ambulante de Ciudad de México hace más de un año y por ello realizamos más de 200 esterilizaciones en el pueblo de Huasca de Ocampo, Hidalgo”, porque lugar que Elizabeth pisa, así sea de visita, ya está pensando cómo llevar campañas de esterilización, y no es para menos, México tiene una tasa alta de abandono de animales domésticos, mientras que la venta desproporcionada de perros de raza –que genera maltrato y explotación– es uno de los factores de sobrepoblación.

“De la brigada de Ciudad de México son tres médicos veterinarios que trabajan con costos muy económicos para poder apoyar al colectivo (…) por eso hemos podido hacer de tres a cuatro campañas por mes en diferentes puntos aquí en Pachuca y Mineral de la Reforma también”.

Es así como este equipo de mujeres gestiona donativos particulares para comprar material quirúrgico, pero aunque ellas han conseguido el dinero y los espacios para llevar a cabo las decenas de cirugías, las autoridades municipales y estatales no han hecho más que cerrarles las puertas; sin embargo, la resiliencia ha sido su filosofía, y es así como ahora, sin pedirlo, la Fundación Viggiano las ha apoyado con un remolque de esterilización canina para que lleguen a los puntos más alejados del estado y con ello evitar que el ciclo de sufrimiento que viven los perros en situación de calle se repita.

¿Cuál es la deuda que la legislación hidalguense tiene con los animales?

A pesar de que la Ley de Protección y Trato Digno para los Animales prevé que los municipios son los que deben etiquetar recursos para llevar a cabo acciones éticas que controlen la sobrepoblación canina y felina (como campañas de esterilización y manutención de centros antirrábicos), son muy pocos los que recuerdan este rubro a la hora de elaborar el paquete anual; también se obliga a los Ayuntamientos a tener un área técnica que pueda recibir denuncias de maltrato animal, pero hasta la fecha ninguno de los 84 municipios ha destinado personal especial para atender este rubro.

Asimismo, el documento pide a la Secretaría de Educación Pública generar planes de estudio en los que se sensibilice a los alumnos sobre el trato digno a los animales de otras especies; no obstante, en los últimos dos años ha habido reportes ciudadanos de peleas de gallos organizadas por los propios directivos de escuelas, así como razzias internas para sacrifican perros en situación de orfandad social. Al ser cuestionados por estos casos, los docentes desconocen que la ley les demanda acciones a favor de los animales y no en su contra.

Así, esta dinámica de desconocimiento de la ley hace que las dependencias no tomen cartas en el asunto conforme a sus atribuciones. Y mientras esto ocurre desde 2005, los tres nuevos reglamentos municipales aprobados en las pasadas administraciones de Pachuca, Mineral de la Reforma y Tulancingo, no han logrado solventar y parchar la problemática de sobrepoblación canina; siguen siendo los activistas quienes atienden reportes, rescatan, rehabilitan, esterilizan y reubican en espacios seguros.

La deuda que tienen las leyes de Hidalgo para proteger a los animales es el llevar el recurso necesario para disminuir la sobrepoblación de animalitos en situación de calle. En segunda, hacer un verdadero reglamento de protección y bienestar animal donde se haga la creación de una secretaría que lleve todas las denuncias de maltrato animal supervise y sanciones en su momento”.

También abrir espacios en escuelas donde se pueda educar a los niños y niñas sobre la tenencia responsable de todo ser vivo, hablando de mascotas perros, gatos, conejos”, tal como lo indica el artículo octavo de la Ley de Protección y Trato Digno para los Animales del Estado de Hidalgo.

¿Y qué pasa con la sociedad?

“Hacer conciencia del respeto y el derecho de la vida animal, ejercer tenencia responsable (…) yo le diría a la gente que no ha tenido la experiencia de poder involucrarse en mejorar la vida de un animal en situación de calle que se están perdiendo de algo maravilloso; amar y respetar la vida animal es una gran virtud”.