Jaguar escapa milagrosamente de incendios en el Pantanal de Brasil; así se recupera de las quemaduras

Debido a sus heridas, Amanci fue trasladada al Instituto Nex, una ONG de preservación de esos animales.

Amanci durante una sesión de curación. (AFP)
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Brasilia /

Aunque el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirma que los incendios en los bosques y selvas brasileñas son una mentira, la prueba de esta destrucción por el fuego son los animales, por ejemplo la jaguar Amanci, que se ha vuelto un símbolo de la lucha para salvar estos ecosistemas

Amanci, ejemplar del mayor felino de América, fue hallada hace casi dos meses refugiada en Poconé (estado de Mato Grosso); ahí llegó con sus patas chamuscadas, huyendo de los incendios que afectan al Pantanal. Poco después fue trasladada al Instituto Nex, una ONG de preservación de animales.

Desde entonces, convertida en un símbolo de la destrucción causada por los peores incendios jamás registrados en el mayor humedal tropical del planeta, se recupera con un tratamiento de células madre que, según los veterinarios, ha acelerado mucho la cicatrización de sus patas, que llegaron con quemaduras de tercer grado.

"El caso de Amanaci fue muy impactante para nosotros, las heridas eran horribles, estaba con los huesos expuestos", explica Cristina Gianni, fundadora del Instituto Nex, en el municipio de Corumbá de Goiás, en el corazón de la sabana brasileña.

El domingo pasado, los veterinarios la sacaron sedada de su jaula y colocaron su robusto y musculoso cuerpo de manchas negras sobre una camilla. Le pusieron un antifaz y le sacaron el vendaje de las patas para limpiarle y curarle las heridas, todavía en carne viva.

"Empezamos a aplicarle células madre justamente para estimular el crecimiento del tejido, el crecimiento de las células y de la piel para acelerar la cicatrización. Desde entonces, está respondiendo muy bien al tratamiento, se alimenta muy bien, ganó peso y está bastante activa", señala el veterinario Thiago Luczinski.

Sin poder sacar las garras

Pese a su mejora, es poco probable que Amanaci, que en lengua tupí-guaraní significa Diosa de la lluvia, vuelva al Pantanal: las llamas le quemaron los tendones que le permiten sacar las garras.

"En libertad se va a ver muy perjudicada, porque no conseguirá trepar de una manera correcta, no podrá cazar, fijar las presas, porque no va a poder estirar las garra (...) La probabilidad de que se quede (en cautiverio) es bastante grande", agrega el veterinario de esta ONG que en la actualidad abriga a 23 felinos rescatados.

Entre ellos Ousado, otro jaguar que llegó hace un mes procedente del Pantanal con quemaduras de segundo grado en las patas. Tras ser curado con ozonoterapia, podría ser liberado en breve.

Las llamas devoraron en 2020 un 23 por ciento de la parte brasileña de este bioma ubicado al sur del Amazonas que se extiende por Brasil, Paraguay y Bolivia.

Las imágenes de los paisajes reducidos a cenizas y de cadáveres de animales carbonizados horrorizaron al mundo y atizaron las críticas al gobierno de Jair Bolsonaro, a quien expertos y ONG ambientalistas responsabilizan del aumento de la deforestación y de los incendios en la Amazonía y en el Pantanal por su discurso a favor de las actividades extractivas en áreas protegidas.

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